La última biografía de Obama tiene todos los elementos de la polémica: política, sexo y disputas literarias

David Smith

Washington —

Estrella en Alza. Construyendo a Barack Obama, del escritor ganador de un premio Pulitzer David J. Garrow, quedará en los anales de las biografías políticas por sus peculiaridades. Llevó nueve años escribirla y es un tocho de 1.461 páginas. Sus llamativas revelaciones sobre la vida sexual de Obama y su experiencia con las drogas han llenado Internet de titulares para cazar visitas. El libro contiene largas entrevistas a Sheila Miyoshi Jager, una exnovia que asegura que Obama le propuso matrimonio dos veces.

Garrow ha sido atacado por la crítica literaria del New York Times, Michiko Kakutani, por confiar en el testimonio de Jager. También ha recibido críticas por cuestionar otras biografías de Obama. El viernes, uno de esos biógrafos, David Maraniss, publicó en Twitter: “Diré esto una sola vez. David Garrow, autor de la nueva biografía de Obama, ha sido el contrincante más canalla, tramposo e innoble con que me he encontrado en mi vida”.

La polémica surge justo cuando Obama ha comenzado a moldear su carrera postpresidencial. Esta semana se ha conocido el diseño conceptual de la biblioteca presidencial y el museo que abrirá en Chicago, y ha hecho público un vídeo apoyando a Emmanuel Macron, el vencedor de las elecciones francesas. El domingo, el expresidente estadounidense de 55 años dio su primer gran discurso desde que dejó la Casa Blanca, tras recibir el premio John F. Kennedy al Coraje en Boston.

El nuevo libro de Garrow, que se describe a sí mismo como “básicamente, un Bernie Sanders socialista y democrático”, da una idea de por dónde llegarán los cuestionamientos al legado de Obama. Su atractivo principal es Jager, que ahora es profesora de Estudios del Este Asiático en el Oberlin College de Ohio, y que no quiso contestar preguntas para este artículo.

Garrow escribe que Obama y Jager se conocieron a mediados de los años 80 en Chicago, se fueron a vivir juntos y hablaban de casarse “todo el tiempo”. El escritor añade: “Por las tardes, en el amplio piso en South Harper, Barack leía literatura, no historia, mientras Sheila se mantenía ocupada con las lecturas para sus clases. Pero, por supuesto, la relación tenía otra dimensión. Barack 'es una persona muy sensual, y el sexo era una parte muy importante de nuestra relación'”, confesó más tarde Sheila“.

Jager afirma que, durante el invierno de 1986, Obama le propuso casarse. Pero cuando la pareja visitó a la familia de Jager, Obama conoció al padre de ella y al mejor amigo de éste, ambos conservadores y republicanos, y la cosa no fue nada bien. Hablaron de política y, al menos según el amigo, llamado Mike Dees, Obama “acabó llevándose una paliza”. El padre de Jager se opuso al matrimonio.

La supuesta transformación de Obama

Según Jager, el año siguiente, Obama cambió y adquirió un sentimiento como de predestinación. “Se convirtió en alguien extraordinario y muy ambicioso. Esto sucedió en el transcurso de unos meses. Recuerdo muy bien su transformación, y recuerdo específicamente que en 1987, cuando llevábamos un año juntos, ya tenía como meta ser presidente de Estados Unidos”.

Si bien siguieron hablando de la posibilidad de casarse, escribe Garrow, el tema “se vio afectado por lo que Sheila describe como 'el calvario de Barack por el tema principal de su vida', que es la cuestión de ‘su identidad racial’. La ‘resolución de su identidad como persona negra estaba directamente relacionada con su decisión de hacer carrera política’ y con la cristalización de su ‘deseo y motivación de convertirse en la persona más poderosa del mundo’.”

La biografía asegura que incluso después de conocer a Michelle Robinson, una abogada que trabajaba con él, Obama siguió viendo esporádicamente a Jager durante un año. (“Siempre me he sentido mal por eso”, afirma Jager). El libro insinúa enérgicamente que la elección de Michelle, una afroamericana, sobre Jager, que es de origen medio holandés y medio japonés, tuvo motivaciones políticas.

“Las relaciones anteriores de Barack habían sido con mujeres que, igual que él hasta 1985, eran ciudadanas del mundo además de ser de una ciudad o país en particular”, escribe Garrow. “Pero si Barack realmente estaba convencido de lo que el destino le deparaba, sabía muy bien el valor de tener raíces en un sitio y que ese sitio fuese clave para su carrera. ¿Y quién mejor que Michelle Robinson y su familia para personificar las raíces profundas y fuertes de la Chicago negra?”

Jager no aparece en la autobiografía de superventas de Obama Sueños de mi padre. Ella y otras dos exnovias fueron fundidas en una sola mujer que es nombrada al pasar.

“Nunca entendí por qué escribió así el libro”, le dijo Jager a Garrow. “Hay partes de ese libro que están básicamente copiadas de las cartas que me envió a mí. Siempre me ha parecido irónico que utilizara las cartas de amor que me envió para escribir el libro y luego no me nombrara en todo el relato”.

El autor dice que su investigador supo de Jager en 2009 porque, sabiendo la dirección que tenía Obama, fue tan fácil como ir a la Universidad de Chicago y buscar en los directorios de 1986, 1987 y 1988 quién más tenía registrada esa misma dirección.

¿Importa que Obama tuviera otras novias?

Contestando desde Pittsburgh el pasado viernes, dijo: “Me parece muy sorprendente y gracioso que, teniendo en cuenta las especulaciones falsas que se han hecho durante estos años sobre la vida de Barack, a ningún periodista se le haya ocurrido buscar en los directorios estudiantiles de los años 80. Me parece una cosa obvia, pero nadie lo había hecho”.

“En 2009 yo vivía en Reino Unido, así que le envié un correo electrónico a Jager y así comenzamos una larga conversación por correo electrónico”.

Garrow, que el año pasado pasó ocho horas “muy intensas” con Obama y le mostró el manuscrito del libro, dice que ha recibido con sorpresa el interés de los medios de comunicación en este aspecto del libro. “Me divierte un poco, porque a mí no me sorprende que alguien, cualquier persona, haya tenido novias anteriores. No creo que eso sea lo más interesante sobre Barack”.

“Lo más importante que aporta Sheila es el recuerdo vívido de cuando Barack comenzó a hablar de sus ambiciones políticas y de su sensación de predestinación política, en 1987. Eso concuerda con lo que relatan todos los que lo conocieron en la Facultad de Derecho de Harvard en 1988, que dicen que desde el primer día pensaron: ésta persona va a hacer carrera política.”

Para Garrow, no tanto para los que redactan los titulares, otra parte de la vida de Obama aún más importante e igual de ignorada son los ocho años que pasó en la Asamblea del Estado de Illinois en Springfield, que tuvo una gran influencia política formativa. Garrow también alega que Obama fue alguna vez un férreo defensor de un sistema sanitario universal y público, y un crítico declarado de la vigilancia gubernamental, aunque luego dio un giro en estas cuestiones cuando llegó a la Casa Blanca.

Muchos creen que ahora quiere ganar dinero

“Creo que es innegable que ha habido un cambio profundo y que ahora busca ganar mucho dinero, relacionarse con famosos del mundo de la música y el cine, y con los multimillonarios como Richard Branson”, comenta Garrow. “En mi opinión, es un cambio profundo respecto a la persona que alguna vez fue”.

“Hasta el año 2004, era una persona que vivía de forma muy modesta, de clase media que vive de su sueldo. Entonces al verlo, cuando llegó a presidente, tan encantado con el mundo de los famosos, y hemos visto que esa obsesión por los famosos, el dinero y los aviones privados le ha durado hasta esta primavera, me ha hecho sentir que ahora es una persona increíblemente diferente de lo que era en 2003. Para mí, esto es mucho más importante que quién era su novia en 1987”.

Pero el libro de Garrow da muchos más datos sexuales de los que se esperan de una biografía académica, y además no se corta a la hora de atacar a otros biógrafos del expresidente. Garrow asegura que el libro de Maraniss de 2012, Barack Obama: la historia, contiene “sólo dos datos dignos de ser noticia” y que los críticos “destrozaron al libro por sus fallos”. También cita a Jager diciendo que Obama la llamó inesperadamente y le dijo que se sentía “asqueado” por el interés de Maraniss en su vida sexual.

Cuando le preguntamos sobre la publicación de Maraniss en Twitter donde lo acusa de ser un canalla y un innoble, Garrow dice que nunca conoció personalmente a Maraniss ni ha hablado con él, y que no se sintió insultado.

“No”, afirma. “Yo soy un académico. Creo que la vida estadounidense sería mejor sin Twitter y pienso que tendríamos un mejor país si nuestro presidente no escribiera en Twitter. Lo que la gente diga en un bar no merece necesariamente ser registrado. ¿Así que no le gusta que lo critiquen en un libro? Pues no me sorprende”.

En el New York Times, Kakutani critica a la biografía por ser “de lectura difícil y aburridísima: un libro tedioso, abotargado y –teniendo en cuenta su epílogo desmedido– mal planteado. Un libro que necesita desesperadamente que alguien lo edite y resulta mucho más agotador que detallado”.

Un portavoz de Obama se negó a responder preguntas para este artículo.

Traducido por Lucía Balducci