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El Brexit, una rebelión falsa: secuestran la cultura obrera para ayudar a la élite

Me encantan las falsas rebeliones de la clase obrera: soy un veterano en el tema. En el instituto, llevamos a cabo una revuelta a favor del derecho a fumar. La violencia en el fútbol que presencié en las décadas de los 70 y 80 hacían parecer que el orden social se había dado la vuelta. Respecto a la avalancha masiva de solidaridad con la difunta princesa Diana, y por tanto contra toda la cruel élite monárquica, al final, dejé mi ramo de flores en el montón con el resto.

El problema es que también sé cómo es una rebelión real. Las huelgas mineras; la Primavera Árabe; la lucha de barricadas alrededor del Parque Gezi en Estambul en el año 2013. Así que, para las personas que se están preparando para la madre de las revueltas este jueves, quiero señalar la diferencia crucial que existe entre una rebelión real y una falsa. La élite no suele encabezar rebeliones auténticas. En un levantamiento real, los ricos y los poderosos suelen salir corriendo, aterrados. Por norma general, ni the Sun ni the Daily Mail alientan verdaderas insurrecciones.

Pero, en todo Reino Unido, la gente ha caído en la trampa. En el referéndum sobre el Brexit, hemos visto qué pasa cuando se secuestra la cultura de la case trabajadora y cuando el partido que se supone que defiende a la clase trabajadora no puede encontrar el lenguaje o la oportunidad de separar una revuelta falsa de una verdadera.

En muchas comunidades de clase trabajadora, la gente se está preparando para votar a favor del Brexit no solo como una manera de decirle a la élite neoliberal que están hartos. También quieren incomodar a los trabajadores urbanos, liberales y con educación universitaria. Muchos de los que están involucrados sienten que esta es su primera decisión política efectiva.

Quiero tener una última oportunidad para convencerte de que salir ahora, bajo estas condiciones, sería un desastre. Primero, reconozcamos el problema. Para la gente de la clase trabajadora, los salarios están al mínimo. Sus jefes los tratan como basura. Sus grandes avenidas están repletas de tiendas vacías. Sus hijos ya adultos no pueden comprarse una casa. El tamaño de las clases en los colegios son demasiado grandes. Los tiempos de espera del Servicio Nacional de Salud son tremendos.

Me alegra que se haya convertido aceptable decir: “Estás en lo cierto por preocuparte por la inmigración”. Pero ojala más políticos laboristas detallasen el por qué. A la gente trabajadora, especialmente aquellos que perciben salarios bajos por parte del sector privado, le preocupa que en condiciones de austeridad, escasez de viviendas, estancación de los salarios y un suministro ilimitado de mano de obra desde Europa tenga un efecto negativo en su forma de vida. Para algunos, eso es cierto.

También están en lo cierto aquellos que se preocupan por el impacto cultural. En una gran y multicultural ciudad que absorbe a muchos inmigrantes es fácil. En las ciudades pequeñas, donde el capital social es ya insuficiente, la población migrante puede no sentirse integrada. La estructura de la migración temporal de Europa significa que muchos de los que han llegado no van a votar, o no tienen derecho a votar –algo que parece inquietante si entiendes que es solo votando como la fuerza trabajadora siempre consigue el progreso. Es como si, a través de la inmigración, la élite fuese a crear el tipo de clase trabajadora que siempre quiso: fragmentada, dislocada, políticamente distante, débil.

Pero el Brexit liderado por el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y la derecha tory no va a mejorar ninguna de esas cosas: las van a empeorar. Echa un vistazo a la gente que lidera el movimiento a favor del Brexit. Nigel Farage, Neil Hamilton, Boris Johnson, Michael Gove. Todos han buscado durante toda su vida un objetivo: dar más poder a los empresarios y menos a los trabajadores.

Muchos de los que encabezan el Brexit han dicho claramente que esperan que se privatice el Servicio Nacional de Salud. Se deleitaron con la destrucción de las comunidades de la clase trabajadora y de las culturas capaces de poner en marcha una verdadera rebelión. Sir James Dyson mudó su fábrica a Malasia, por lo mucho que ama a la clase trabajadora británica. Ellos hablan de desafiar a la élite. Pero ellos son la élite.

Supongamos que el sí gana el jueves y, dentro de dos años, la mayoría de la inmigración del este de Europa cesa. ¿Cuál es el beneficio más probable? A pesar de toda la retórica sobre “la mano de obra barata” nadie ha prometido acabar con ella. Lo que sí que han prometido es recortar los salarios y destrozar las leyes que protegen a la gente en el trabajo. Por lo que incluso si los inmigrantes dejan de venir, y quizá unas cuantas granjas de frutas y empresas de envasado de carne cierran en la región de Anglia Oriental, todavía habrá millones de puestos de trabajo mal pagados de largos turnos.

Pero, ¿sabes quién hará esos trabajos? Lo más probable es que seáis vosotros, las mismas personas que ondeáis la bandera a favor del Brexit ahora: trabajadores poco cualificados en pequeños pueblos. Y si hay una escasez de trabajadores no cualificados, el representante del Brexit –Iain Duncan Smith– sabe qué hay que hacer. Antes de su reciente dimisión por los recortes en las ayudas sociales, había hecho carrera sacando a las gentes de las sillas de ruedas y de las camas y sometiéndola a evaluaciones laborales para recortar sus ayudas.

Algunas personas fantasean con que, si el Brexit gana, Cameron caerá y entonces habrá un gobierno laborista. Pero no hay nuevas elecciones a la vista. Boris Johnson ya ha firmado una carta prometiendo mantener en el poder a Cameron si el Brexit gana. Porque eso es lo que hacen los políticos de la élite: permanecer unidos. Si el Brexit gana, el gobierno tory más conservador desde el liderado por Thatcher estará encargado de negociar los términos de la salida. Los mismos periódicos que publican noticias falsas sobre refugiados ahora publicarán historias sobre el Partido Laborista para impedir que gane en las próximas elecciones.

La semana pasada, el grupo parlamentario laborista señaló, alto y claro, que tomarán medidas para frenar la creación de puestos de trabajo de bajos salarios que solo los inmigrantes pueden hacer. También han asegurado que abordarán el asunto de la libre circulación dentro de una gran renegociación con la Unión Europea tan pronto como sea posible. Francamente, deben hacerlo lo antes posible.

Me encantaría estar cara a cara con la gente que representan... a aceptar que la libre circulación debe ser filtrada a través de férreas medidas por parte de Reino Unido para proteger a los que menos ganan y terminar con la contratación solo de inmigrantes.

Para mucha gente, la campaña del Brexit es, por un breve espacio de tiempo, la primera vez que han tenido el control. Pero la clave está en la palabra “breve”. Una vez que la votación haya terminado, será la derecha tory la que tenga el control. Pregunta al UKIP; pregunta a Boris Johnson: ¿el Brexit garantizará el aumento de los salarios, el límite sobre los alquileres, la reducción de los tiempos de espera en las consultas o del tamaño de las clases? Pide a los partidarios de la ruptura con Europa que centren sus objetivos sobre esas cosas –no a largo plazo, si no en 12 o 18 meses. Ellos no pueden.

Lo que puede hacer el Partido Laborista es liderar una izquierda, combinada con los partidos nacionalistas y los verdes, que inicie un cambio real. No habrá dilemas en las redacciones de the Times y del Telegraph si esto sucede: estarán unidos para aplastarlo.

Esta es la manera de saber la diferencia entre una rebelión real y una falsa: por sus enemigos.

Traducido por Cristina Armunia Berges