El pasado viernes por la tarde, en la víspera del ensayo nuclear más poderoso jamás realizado en Corea del Norte, el presidente chino, amante del fútbol, recibía un regalo del mejor jugador de todos los tiempos.
“Buena suerte”, rezaba el mensaje de Pelé, escrito a mano sobre una camiseta amarilla de Brasil entregada a Xi Jinping por su homólogo sudamericano, Michel Temer.
La necesita. Los expertos afirman que la última provocación de Kim Jong-un, que algunos creen que fue calculada a propósito para eclipsar el comienzo de la cumbre anual de los BRIC en China, no solo pone de manifiesto la escala del reto norcoreano al que ahora se enfrenta el presidente chino, sino también su escasez de opciones.
“Sinceramente, los chinos están cabreados”, afirma Steve Tsang, presidente del Soas China Institute. “Pero realmente no pueden hacer mucho. ¿Palabras? ¿Declaraciones de la ONU y todo eso? Sí. ¿Pero qué pueden hacer realmente los chinos?
Zhao Tong, experto en Corea del Norte del Carnegie-Tsinghua Center for Global Policy en Pekín, cree que hay varias respuestas posibles.
Sanciones o cierre del grifo del petróleo
La primera es reforzar más las sanciones al régimen de Kim atacando sus exportaciones de ropa y textiles. “Tras la última ronda de sanciones de resoluciones de la ONU, los productos textiles y la ropa son actualmente la principal fuente de ingresos extranjeros para Corea del Norte”, afirma Zhao.
Xi también podría retirar a Kim otra fuente de ingresos fundamental limitando o prohibiendo por completo a los 100.000 trabajadores norcoreanos trabajar en el extranjero, incluido en China.
Pero existe una tercera opción más drástica: cortar el suministro de crudo a Corea del Norte. “Este ensayo nuclear es una de las pocas cosas que puede desencadenar un bloqueo al suministro de petróleo, pero seguimos siendo reacios a hacerlo”, afirmó al Financial Times una fuente cercana a los responsables de la política exterior del régimen chino tras la detonación del pasado domingo.
Zhao duda de que Xi vaya a elegir ese camino, lleno de riesgos. Cree que cerrar el grifo del petróleo podría acabar siendo una decisión irreversible, dado que el oleoducto que suministra a Corea del Norte es viejo y se corroería y rompería si no se utiliza. Ello minaría la economía norcoreana, casi seguro acabaría con el régimen de Kim y crearía una gran crisis de refugiados y de seguridad a tan solo unos kilómetros de China.
“Esta es una de las medidas más radicales que China puede tomar y tendría implicaciones estratégicas si la estabilidad del régimen se ve afectada”, explica Zhao. “No sería inmediato, pero con el tiempo podría tener un impacto en la supervivencia del régimen”, añade.
Cheng Xiaohe, experto en Corea del Norte de la Universidad Renmin de Pekín, reconoce que un refuerzo de las sanciones es la única opción factible: “China ha sido arrinconada y le quedan pocas opciones”.
Creciente frustración
Algunos creen que crece en China el interés por una respuesta más firme a las continuas provocaciones de Kim Jong-un. “Este es un país loco y él es un líder loco”, afirma Zhu Feng, experto en seguridad internacional de la Universidad de Nanjing. “Estamos actualmente en un punto de inflexión histórico y, desde mi punto de vista, China necesita reforzar su coordinación y cooperación con la comunidad internacional, particularmente con Estados Unidos, Japón y Corea del Sur”, añade.
“Creo que las discusiones internas sobre cortar el suministro de petróleo están aumentando”, indica Zhao, que cree que China, aliado clave y socio comercial de Corea del Norte, puede estar empezando a cambiar de posición.
Zhao cree que la capacidad de Xi para tomar acciones más duras contra Kim depende, en parte, de cuánto pueda fortalecer su posición política de cara al 19º Congreso del Partido Comunista del mes que viene, una conferencia que se celebra cada cinco años y que marca el final de su primer mandato. Durante las últimas semanas se han podido ver indicios de la lucha de poder interna que está teniendo lugar en la cúpula del Partido Comunista, como la purga de un destacado miembro, considerado como el posible sucesor de Xi, y una gran reorganización en el liderazgo de las Fuerzas Armadas.
“Si las cosas se estabilizan rápido, eso dará a Xi Jinping el poder para tomar medidas más radicales contra Corea del Norte”, predice Zhao. “Pero si la política interna sigue con problemas hasta el 19º Congreso del partido, no creo que China tenga margen de maniobra para adoptar medidas radicales”, añade.
Inteligencia y comodín
Tsang cree que la aparente falta de opciones efectivas para frenar las ambiciones nucleares de Kim Jong-un pone de manifiesto lo astuto que es como estratega y cómo ha jugado con éxito tanto con China como con Estados Unidos: “Es muy inteligente. Muy, muy inteligente”.
Mientras que China no sea un objetivo directo de la agresión de Corea del Norte, Xi vería el régimen de Kim como algo irritante más que como una amenaza que tendría que aplastar de inmediato. “Por el momento nadie ve los misiles y las armas nucleares de Corea del Norte como una amenaza seria a China. El objetivo más probable sería Japón. ¿Qué pensaría Xi de la posibilidad de que la Administración de Abe volase en pedazos? Realmente no le quita el sueño”.
Pero tanto para Kim como para Xi, solo hay un comodín y se llama Donald Trump. Tsang afirma que un consejo militar convencional sugiere que el presidente de EEUU no se arriesgaría a llevar a cabo un ataque militar contra Corea del Norte por miedo a desencadenar una respuesta devastadora contra Corea del Sur y provocar una conflagración regional que inevitablemente arrastraría a China.
“Estás hablando de unas 10.000 piezas de artillería norcoreana que podrían lanzar proyectiles en los alrededores de Seúl y causar enormes daños”, afirma Tsang. “Por eso, Kim calcula razonablemente que Trump no puede hacer mucho y que los chinos no harán prácticamente nada en términos concretos”, añade.
Trump, sin embargo, no es un presidente convencional. “El problema es que alguien como Trump no se comporta necesariamente en línea con los Obama y los Clinton de este mundo y, por tanto, el riesgo de que ignore los consejos de los militares profesionales no es desdeñable”, explica Tsang.
“Sería imposible bajo Obama y extremadamente improbable con Clinton, e incluso bajo George Bush, pero no podemos decir lo mismo de Trump. Esa es una de las características de Trump, ¿no?”.
Información adicional de Wang Zhen.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti