La Agencia Central de Inteligencia (CIA) fotografió desnudos a los prisioneros antes de enviarlos a sus socios extranjeros para ser torturados, según ha podido corroborar The Guardian. Una persona que trabajó en la Administración norteamericana que vio las imágenes las ha descrito como “espantosas”.
Este archivo de imágenes de la CIA plantea nuevos interrogantes sobre la predisposición de Estados Unidos después del 11-S para hacer uso de lo que un médico experto en derechos humanos denomina “humillación sexual”. Algunos activistas de derechos humanos sostienen que fotografiar desnudos y sin consentimiento a sospechosos terroristas podría suponer un potencial crimen de guerra.
A diferencia de los vídeos que evidenciaban las torturas cometidas por la CIA en sus “centros clandestinos” de detención, destruidos en 2005 por un alto cargo, la agencia aún conserva las fotos.
En alguna de estas imágenes secretas, los prisioneros tienen los ojos vendados, están atados y muestran magulladuras visibles. En otras aparecen terceras personas, que serían miembros de la CIA o personal privado contratado, junto a los cuerpos desnudos de los detenidos.
No se conoce públicamente cuántas personas –en su mayoría hombres pero no exclusivamente– quedaron atrapadas en la red de “entregas extraordinarias”, un traspaso extrajudicial de los detenidos a países extranjeros, muchos de los cuales practican formas aún más brutales de tortura que Estados Unidos.
Los grupos de derechos humanos han identificado en los últimos años al menos a 50 personas que fueron trasladadas en “entregas extraordinarias” desde la presidencia de Bill Clinton. Tampoco queda claro cuántos de estos objetivos fueron fotografiados desnudos.
El objetivo de esa práctica, explicado por los expertos consultados, era aislar a la CIA de las repercusiones legales y políticas resultantes del trato brutal que recibían los prisioneros en manos de los servicios de inteligencia aliados.
Se consideraba necesario desnudar a los prisioneros para documentar su condición física mientras estaban bajo la custodia de la CIA. De esta forma se podía diferenciar entre su estado en ese momento y lo que experimentarían bajo custodia extranjera, a pesar de las garantías diplomáticas públicas contra la tortura que EEUU recopiló de los países con historial de torturas a detenidos.
La 'humillación sexual' como tortura
The Guardian está al tanto de la identidad de algunos de los detenidos fotografiados sin ropa y ha decidido no revelar sus nombres por su propia seguridad y dignidad. “¿Fotografiar desnudos es una forma de violencia sexual? Sí. Es una forma de humillación sexual”, defiende el doctor Vincent Iacopino, director de Médicos por los Derechos Humanos.
Iacopino no ha visto las imágenes, pero se muestra preocupado al respecto. “Como mínimo es un trato cruel, inhumano y degradante, e incluso podría considerarse tortura”, expresa.
La legislación internacional de derechos humanos, incluyendo los Convenios de Ginebra, prohíbe fotografiar a los prisioneros excepto en circunstancias muy específicas durante su detención, o llevar a cabo cualquier otra práctica que pueda comprometer su dignidad.
“Fotografiar o grabar en vídeo a los detenidos bajo custodia estadounidense, sin relación evidente con el tratamiento de los prisioneros o la gestión de centros de detención, puede constituir en algunos casos una violación de las leyes de la guerra, incluyendo los Convenios de Ginebra”, explica Nathaniel Raymond, investigador de la Iniciativa Humanitaria de Harvard y experto en abusos a detenidos.
“Cualquier prueba de que la CIA o cualquier agencia de EEUU fotografiase intencionadamente a los detenidos sin ropa debería ser investigada por las fuerzas policiales como una posible violación de las leyes internas e internacionales”, concluye.
Las imágenes de víctimas de entregas extraordinarias son distintas respecto a otros actos de tortura fotografiados por el Ejército estadounidense y la CIA. Los envíos continúan siendo el aspecto más secreto del aparato de detenciones, traslados de presos e interrogatorios abusivos de la agencia.
En 2015, los abogados de los acusados de crímenes de guerra detenidos en los “centros clandestinos” de la Bahía de Guantánamo tuvieron conocimiento de la existencia de unas 14.000 fotografías tomadas y guardadas por la CIA. Este archivo, sin embargo, no parece contener imágenes de las personas que la agencia remitió a sus servicios de inteligencia asociados. Todas esas fotografías permanecen fuera del conocimiento público.
Un documento de 500 páginas resultante de la investigación del Senado sobre las torturas de la CIA en la era de George W. Bush, que el Gobierno publicó en 2014, trata en profundidad el mecanismo de detenciones e interrogatorios de la CIA, pero mantiene en secreto el programa de traslados. Sin embargo, el pie de página 318 revela que la CIA fotografió a personas capturadas que posteriormente fueron enviadas a otros países.
En el pie de página del Senado se lee: “Hay algunos documentos de la CIA que detallan el proceso de envío de los prisioneros y su traslado a otros centros de detención. El registro de la agencia incluye comentarios de los detenidos sobre sus experiencias y algunas fotografías del proceso”. Sin embargo, la nota del Senado no especifica que los objetivos estuviesen desnudos durante el momento de las fotografías.
Las sombras de los procedimientos de la CIA
Se conoce que la CIA ha empleado la desnudez en otros aspectos de la custodia de sospechosos terroristas. La investigación del Senado demuestra que la CIA despojaba de forma “rutinaria” a los detenidos de su ropa, aunque los funcionarios del Departamento de Justicia de Estados Unidos no aprobaron la práctica hasta 2005. A menudo este procedimiento se realizaba junto a otras técnicas de tortura, como encadenamientos y temperaturas extremas, que provocaban en algunos casos la muerte del detenido.
Los altos cargos durante la era de George W. Bush consideraron una humillación mantener desnudos a los detenidos, aunque insistieron en que hacerlo como se hizo no implica ningún trato de violencia sexual.
“Esta técnica se usa para causar disconformidad psicológica, particularmente si el destinatario, por su cultura u otras razones, es especialmente tímido”, apuntó en 2005 un alto cargo del Departamento de Justicia durante el curso de un debate interno sobre mantener o abandonar esta técnica de tortura. El alto cargo, en un informe desclasificado anterior a la Administración de Obama, consideró esta desnudez forzada diferente a “cualquier acto de degradación sexual implícita o explícita”.
La distinción fue menos clara en la práctica. El informe del Senado documentó que los miembros de la CIA introdujeron comida en el ano de los detenidos, un procedimiento que la agencia llamó “rehidratación rectal” y que alegaba que era médicamente necesario, pero que los defensores de los derechos humanos consideran un ataque sexual. La“rehidratación rectal” provocó un prolapso rectal y otras secuelas derivadas a Mustafa Hawsawi, prisionero en Guantánamo por estar implicado con los atentados del 11-S.
La CIA no ha querido comentar nada sobre este caso.
Traducción de Mónica Zas