La Navidad ya esta aquí, pero mientras te preparas para las celebraciones de este año no puedes evitar una sensación de malestar en el estómago: vas a tener que escuchar otra perorata conspirativa de tu cuñado malhumorado en la mesa. El regalo no deseado que probablemente nos espera a muchos de nosotros en casa esta Navidad, de una forma u otra, es la contagiosa desinformación.
Aunque las autoridades sanitarias afirman categóricamente que las vacunas contra la COVID-19 son seguras y eficaces, es posible que algún miembro de la familia comparta en la mesa las mentiras de que causan enfermedades autoinmunes, de que Bill Gates las está utilizando para implantar microchips para el control y la vigilancia mundial, o tal vez que todo el despliegue de vacunas es simplemente un timo, dados los rumores sobre jeringuillas falsas con “agujas que desaparecen”.
O, tal vez las preocupaciones de tu pariente en relación al virus sean de una naturaleza menos conspirativa, pero se basan en información falsa, como la percepción errónea de que las vacunas pueden alterar de alguna manera el ADN o transmitirte la COVID.
A medida que la variante ómicron se va extendiendo, los sistemas sanitarios están ampliando la tercera dosis a un número mayor de adultos. Pero, ¿qué ocurre si hablas con un familiar que no quiere vacunarse porque se cree los bulos o las teorías conspirativas?
Me llaman de manera informal el profesor de “defensa contra las artes oscuras de Cambridge” y he estudiado la psicología de la desinformación durante muchos años, por lo que estoy en condiciones de ayudarte a contrarrestar la desinformación que pueda escupir un familiar.
Crear anticuerpos mentales
Las investigaciones demuestran que la confianza de las personas en las vacunas se ve dañada cuando están expuestas a debates en los que la desinformación no se cuestiona. Por lo tanto, el primer punto que debes trabajar es “vacunar” al resto de tu familia contra la desinformación que se cierne sobre ellos.
La teoría de la inoculación psicológica sigue, a pies juntillas, la analogía médica: al igual que la exposición a una cepa debilitada o inactivada del virus desencadena la producción de anticuerpos para ayudar a combatir futuros contagios, la exposición preventiva a una dosis debilitada de una falsedad (unida a fuertes desmentidos) puede ayudar a la gente a cultivar anticuerpos mentales o intelectuales contra futuras desinformaciones.
En otras palabras, se intenta proteger preventivamente a las personas antes de que se produzca el daño (prebunking) en lugar de desacreditar la falsedad una vez ya ha conseguido abrirse paso.
Entonces, ¿cómo se puede poner en práctica esta estrategia, especialmente cuando no todo el mundo va a estar dispuesto a escuchar los hechos? En primer lugar, es importante profundizar y tratar de entender lo que provoca una determinada idea errónea. Al descubrir las “raíces psicológicas” subyacentes o la “técnica” utilizada para engañar a la gente, puedes preparar a tus amigos y familiares.
Al “inocular”, debes advertir a tus seres queridos de que están a punto de ser expuestos a una conversación que va a incluir información errónea (después de todo, una persona prevenida vale por dos). Pero también les puedes dar –y refutar firmemente– algunos ejemplos descafeinados de los tipos de argumentos engañosos que es probable que salgan.
Por supuesto, no siempre se puede saber con qué bulo nos saldrá un familiar o conocido, pero hemos comprobado que una y otra vez se reciclan las mismas tácticas antivacunas de siempre. Por ejemplo, puedes explicar que antaño la gente solía pensar que la vacuna contra la viruela bovina podía convertirte en un híbrido humano-vacuno, mientras que ahora el bulo giraría en torno a que la vacuna contra la COVID-19 altera, presuntamente, tu ADN. Es un bulo recurrente, ¡no caigas en él!
De este modo, se elevan las defensas mentales de todos por adelantado: se generan “antígenos” psicológicos contra el mito. GoViral!, un simulacro de redes sociales que he creado con mis compañeros, muestra cómo inmunizar a la gente contra las estrategias más comunes que se utilizan para difundir información errónea sobre la COVID-19.
¿Cómo afrontar a tu cuñado?
Pero, ¿cómo afrontar a tu cuñado cascarrabias? Mi consejo es aparentemente sencillo, pero a menudo se olvida cuando la discusión nos crispa: no hay que forzar a nuestro interlocutor. Llamarlo “covidiota” o rechazar de plano sus ideas con desprecio o desdén no te llevará muy lejos, y puede hacer que el interlocutor opte por atrincherarse.
En cambio, prueba una técnica conocida como entrevista motivacional. Se trata de un enfoque no conflictivo, basado en la premisa de que las personas cambiarán de opinión cuando se sientan preparadas para hacerlo, no cuando se les diga que lo hagan. Se centra en mostrar empatía, escuchar y reconocer las preocupaciones (legítimas) sobre (en este caso) la seguridad de las vacunas.
A continuación, hay que proporcionar herramientas e información a las personas para que encuentren soluciones con las que se sientan cómodas.
Una opción es reconocer que en el pasado han ocurrido algunas conspiraciones. Otra opción es hacer saber a tus seres queridos que los respetas y te tomas en serio sus preocupaciones. Basándonos en la investigación sobre cómo comunicar de forma transparente las evidencias científicas, nuestros colegas y yo descubrimos que las personas con actitudes negativas hacia la vacunación reaccionan mejor cuando se promueve un debate abierto sobre estas pruebas, las incertidumbres científicas y los beneficios y preocupaciones que rodean a la vacunación.
Incluso a los acérrimos “poseedores de la verdad” les importa no ser manipulados, así que en lugar de hacerles tragar la verdad con un embudo, ayúdales a descubrir las técnicas de la desinformación por sí mismos, ya que esta suele ser una estrategia más eficaz.
Ten en cuenta que refutar o desacreditar no suele ser tan eficaz como el prebunking porque la desinformación sigue perdurando en nuestro cerebro incluso cuando se corrige. Lo hecho, hecho está. Tal vez, teniendo en cuenta todo esto, el mejor regalo que podemos hacernos los unos a los otros en estas fiestas es reforzar nuestra inmunidad mental para evitar que la desinformación se extienda en 2022.
Traducido por Emma Reverter.
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Sander van der Linden es profesor de Psicología social en la Universidad de Cambridge y director del laboratorio de toma de decisiones sociales de Cambridge