Hace 16 años que vivo en Vanuatu, un país insular en el Pacífico Sur, Oceanía. El clima tropical a menudo obliga a interrumpir las vías comerciales. Incluso cuando están a cientos de kilómetros, los ciclones generan un caos en la circulación de embarcaciones. El aislamiento y las privaciones definen nuestras vidas. Por eso, sabemos mejor que muchos cómo sobrellevarlo.
Imagina nuestro asombro cuando vemos filas de estanterías vacías en países como Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido o Estados Unidos, arrasadas por personas que claramente nunca antes se habían enfrentado a la escasez.
Y cuando leemos que ha habido peleas a puñetazos en supermercados suburbanos por un paquete de papel higiénico… bueno, entonces nos llevaríamos la mano a la cara, pero no es muy recomendable si se quiere evitar el contagio.
Desde 2003, he sobrellevado una media docena de desabastecimientos por los ciclones, y nos hemos salvado tantas veces por los pelos que es imposible llevar la cuenta. En 2015, el ciclón Pam arrasó nuestro pequeño archipiélago, generando daños en el 90% de los edificios de la capital. Unos días más tarde, después de visitar la devastada isla de Tanna, escribí estos versos:
Mi casa se derrumbó,
mi jardín se echó a volar.
No sé qué embarcación
traerá comida por el mar.
Toma la palabra a alguien que ha lidiado con este tipo de disrupciones antes. Nos enfrentamos a dos principales desafíos: la escasez, que seguramente no será tan terrible, y el aislamiento, que sí puede ser difícil.
Pero primero, aclaremos una cosa: el mundo no se quedará sin papel higiénico. Tu ciudad no se quedará sin papel higiénico, y tampoco lo hará la tienda de tu barrio, si dejas algunos paquetes en las estanterías. La misma lógica se aplica a la comida enlatada.
Afortunadamente para todos, el coronavirus no pone en riesgo el suministro de electricidad y agua, así que no tendremos problemas con la refrigeración ni las comunicaciones. Tenéis suerte. Un amigo un día hizo la sabia reflexión de que los únicos lujos verdaderos en la vida son el agua caliente en un día frío y el agua fría en un día caluroso.
Si cuentas con dinero de sobra, no está mal comprar elementos básicos para guardar por unas semanas. Pero no hay que abusar. Los expertos afirman que, en la mayoría de sitios afectados, es suficiente con tener comida para dos semanas, si estás obligado o te recomiendan aislarte.
En caso de que decidas almacenar provisiones, no olvides los pequeños detalles. Sartre dijo que “el infierno son los otros”. Yo digo que el infierno son dos semanas de comer arroz sin salsa.
Comprar condimentos y no olvidar la amabilidad
En 2004, el ciclón Ivy me dejó varado en la isla de Ambae. Pasaron semanas antes de que pudiera recuperar el contacto con el mundo exterior. Al cabo de pocos días, estábamos buscando sobras en el estante de especias de mi anfitrión para que nuestra ración diaria de arroz fuera más sabrosa. Rápidamente, la situación dejó de tener gracia.
Hay que estar preparado. Guarda algunos botes de tu salsa favorita y condimentos secos, o podrías acabar odiando a tus seres queridos. Porque lo harás.
Otro consejo si estás haciendo acopio de provisiones: compra solo lo que sabes cocinar. No hay tiempo para experimentos. Cualquier aperitivo que compres desaparecerá en las primeras 48 horas. Pero sí recomiendo tener una reserva secreta de chocolate.
Y piensa en los demás. Las personas que más necesitan guardar provisiones son las menos capaces para hacerlo.
Si me preguntáis a mí, es más difícil sobrellevar el aislamiento que cualquier tipo de desabastecimiento. Si se impone una cuarentena generalizada y la gente debe aislarse durante semanas para reducir el contagio del virus, muchos de nosotros estaremos alejados de otras personas o solos por primera vez en nuestra vida. La amabilidad será más importante que nunca.
Si acabas en cuarentena, tu peor enemigo será el aburrimiento.
Recuerdo una vez que un ciclón me dejó atrapado en una sola habitación junto a tres amigos geniales. Comenzamos con debates moralistas sobre cómo resolver todos los problemas del planeta, pero 24 horas después estábamos discutiendo cuál de los dos exsecretarios generales de la ONU era más sexy, Boutros Boutros Ghali o Kofi Annan (por supuesto, ganó Kofi).
Las cosas rápidamente se ponen tontas, o serias. Puedes sobrellevar la situación o dejarte sobrepasar por ella. Piensa positivo y la superarás.
Y sé amable. Incluso cuando no tengas ganas. Todos estamos solos ante esto, pero debemos afrontarlo juntos.
*Dan McGarry un periodista independiente que reside en Vanuatu (Oceanía).
Traducido por Lucía Balducci