Incluso antes de que Boris Johnson pronunciara su malhumorado discurso de salida, la atención de los parlamentarios conservadores ya estaba puesta en quién podría reemplazarlo. Pero a diferencia de 2019, cuando el propio Johnson pasó meses siendo el príncipe a la espera de corona, en esta ocasión no hay un sucesor evidente.
Rishi Sunak, que el martes dimitió como ministro de Economía pocos minutos después de la renuncia de Sajid Javid como ministro de Sanidad, había sido el favorito de muchos hasta que cometió una serie de errores, entre los que se incluyen su poca clara presentación de los pronósticos económicos.
Este viernes, Sunak lanzó oficialmente su candidatura para liderar el Partido Conservador y suceder a Johnson como primer ministro con un vídeo en el que habla de la historia de su familia migrante originaria de India y la importancia de la “honestidad” y la “seriedad”. También utiliza el que parece que será su eslogan de campaña: “Ready for Rishi” (“listo para Rishi”).
Sunak sigue saliendo bien en las encuestas, entre otros motivos, porque es más conocido que muchos de sus posibles rivales. Pero parece mucho menos favorito tras el furor causado por su permiso de residencia en EEUU y la irritación que en algunos tories ha provocado el aumento de la presión fiscal bajo su mandato.
La falta de un claro favorito es parte de la razón por la que sigue habiendo tantos candidatos, desde el ministro de Transportes, Grant Shapps, al diputado Jake Berry. Este sábado, además de Shapps, también anunció su candidatura el nuevo ministro de Economía, Nadhim Zahawi.
Carrera impredecible
Las carreras por el liderazgo tory son impredecibles. En 2016, Michael Gove sacó a Boris Johnson de la carrera y Andrea Leadsom se retiró después de sugerir que “ser madre” hacía que su interés por el futuro del país fuera mayor que el de Theresa May, que no ha tenido hijos.
El favorito Johnson fue ungido en 2019, pero solo después de una reñida competición en la que Matt Hancock repartía octavillas “Let's Move Forward” (“demos un paso adelante”), y Rory Stewart se grababa hablando con desconocidos en los #Rorywalks (“caminatas de Roy”), como llamó a su campaña.
La carrera, que acaba de comenzar, ya ha dado sorpresas. Nadhim Zahawi era percibido como un contendiente con firmes posibilidades antes de que el martes asumiera el cargo de ministro de Economía, hiciera planes para pronunciar un importante discurso económico en la semana siguiente y, menos de 48 horas después, publicara una carta pidiendo la dimisión de Johnson. Según un alto cargo de la administración, Zahawi “ha quedado como un imbécil”.
Otros parlamentarios aseguran que no se puede descartar como favorito a Zahawi, que fue el rostro del programa de vacunación y que ya tenía un plan de campaña en marcha ayudado.
A la ministra de Asuntos Exteriores, Liz Truss, las noticias la sorprendieron en una cumbre del G20, a miles de kilómetros de distancia mientras sus rivales se afanaban el jueves en recabar apoyos (algo que varios de ellos hacen discretamente desde hace meses). Según el Mail On Sunday, Truss anunciará su candidatura este lunes.
Según un diputado tory del ala más dura defensora del Brexit, algunos parlamentarios que podrían haber apoyado a Truss están alineándose ahora con la fiscal general y gran partidaria del Brexit, Suella Braverman. Sus simpatizantes esperan que Braverman pueda ejecutar lo que se esperaba de Leadsom en 2017: ganar votaciones de diputados que se sucederán este mes de julio (el partido anunciará los detalles del calendario la semana próxima) hasta llegar a la selección final para, a partir de ahí, cortejar a los bases de derecha del partido. Los militantes son los últimos que votan después de que los diputados hayan escogido a los dos finalistas en sucesivas votaciones.
Opciones más seguras
También hay quien sugiere que los diputados que en 2019 apoyaron con entusiasmo a Boris Johnson, tras el doloroso período de campañas torpes y estancamiento parlamentario de Theresa May, podrían volver a preferir un par de manos seguras después de estos tres años de caos.
En esa descripción podrían encajar Sunak, Javid y Jeremy Hunt. Pero es revelador que haya algunos tories clave miembros del grupo centrista One Nation que están apoyando al diputado de la comisión de Exteriores, Tom Tugendhat, que ya se ha presentado y sería algo así como un comodín, en vez de esperar a que Hunt anuncie su candidatura.
Tanto el equipo de Javid como el de Hunt aseguran que siguen haciendo consultas antes de tomar una decisión final sobre ninguna candidatura.
Los partidarios de Javid confían en que se le reconozca el mérito de precipitar la salida de Johnson, como el ministro del gabinete que dimitió primero y aunque Sunak siguiera sus pasos minutos después (las dos partes han asegurado que no fue un movimiento coordinado).
El equipo de Hunt cree que haber estado en la segunda fila puede beneficiarlo, libre de la mancha de haberse aliado con el primer ministro (según las encuestas, Johnson es profundamente impopular entre la opinión pública). Pero, tras su derrota anterior en la segunda vuelta, los miembros de One Nation podrían elegir poner sus esperanzas en otro lado.
Entre los laboristas, el temor más secreto es la popular y directa Penny Mordaunt. Según los primeros paneles de encuesta, esta partidaria del Brexit saca buenos resultados entre los posibles votantes. Creen que a Sunak, en cambio, le costaría repetir la cosecha electoral que en 2019 hizo posible a Johnson, sumando al corazón de los territorios tories circunscripciones pro Brexit que hasta entonces habían sido laboristas.
En pocos días, se sabrá mucho más cláramente qué forma tendrá la carrera para ser el próximo primer ministro del Reino Unido. Pero en este pistoletazo de salida, todo parece posible.
(Este artículo ha sido actualizado por elDiario.es para incluir novedades sobre las candidaturas).
Traducción de Francisco de Zárate.