El mayor mercado de carne de perro de Corea del Sur comienza a echar el cierre. El país busca atajar las críticas internacionales por su costumbre de matar a los perros para el consumo humano de cara a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018, que se celebrarán en el país asiático.
El mercado de Moran, en Seongnam, vende más de 80.000 perros al año, vivos o muertos, lo que supone alrededor de un tercio del consumo total de carne de perro en Corea del Sur, de acuerdo con los medios locales.
Este lunes, las autoridades y los comerciantes empezaron a deshacerse de las instalaciones de carnicería y de las jaulas en las que se encierra a los animales antes de ser sacrificados. La decisión de cerrar el mercado se produjo después de que activistas por el bienestar animal destacasen las crueles condiciones en las que se mantenían a los perros y los métodos utilizados para matarlos: electrocutados, colgados y golpeados. Los vecinos también se habían quejado por el ruido y el olor que generaba el mercado.
Sin embargo, su cierre también se ha encontrado con cierta resistencia. Los medios surcoreanos informan que un puñado de los 22 comerciantes de carne de perro que en un principio aceptaron el cierre, ahora se oponen y exigen una compensación por la pérdida del negocio.
“Casi el 80% de nuestros clientes vienen a nuestros comercios para comprar carne fresca de perro, ¿qué van a hacer si no podemos proporcionársela? ¿Nos va a pagar el Gobierno?”, declaró Shin Seung-cheol, un comerciante del mercado de Moran, al diario Korea Herald.
Las autoridades en Seongnam, una ciudad cercana a Seúl, aseguran que los comerciantes recibirán apoyo financiero para renovar sus locales y abrir nuevos negocios como parte del esfuerzo para remodelar el mercado al aire libre y acabar con su tradicional asociación al mercado de carne de perro.
Durante décadas, los vendedores de carne de perro se han aprovechado de un vacío legal: las leyes de higiene de ganado no se aplican a la matanza y venta de perros, dificultando así a las autoridades regular esta industria. No obstante, los activistas señalan que la ley de protección animal, aunque no prohíbe expresamente la matanza de perros, prohíbe los métodos “brutales” y la matanza de animales al aire libre.
De acuerdo con el Servicio de Información de Estadísticas de Corea, 892.820 perros estuvieron encerrados en más de 100 granjas en 2010, según recogió el medio Korea Observer. Los defensores de esta industria afirman que comer carne de perro puede mejorar la virilidad de los hombres, aliviar la fatiga y ciertas enfermedades, especialmente durante los meses de verano.
En el mercado de Moran, la tradición es que los consumidores elijan a los perros vivos que son posteriormente sacrificados a la vista de los compradores.
Aunque solo una pequeña parte de los surcoreanos come carne de perro regularmente, miles de restaurantes y tiendas de alimentos saludables continúan vendiéndola, principalmente en sopas y guisos, o como una bebida de infusión de hierbas, de acuerdo con la organización Ayuda Internacional para los Animales Coreanos.
Las críticas internacionales del consumo de carne de perro se intensificaron durante el mundial de fútbol de 2002 que Corea del Sur organizó junto a Japón. Algunos activistas han lanzado peticiones en la red pidiendo un boicot de las próximos Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang a menos que el país prohíba el consumo de carne de perro.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti