Los restos de los marineros de la Segunda Guerra Mundial que murieron en el interior de los buques de guerra británicos y holandeses en el mar de Java terminaron en una inmensa fosa común desconocida de manera ilegal. Saqueadores de metal los arrojaron allí cuando buscaban metal entre los naufragios, sacándolos ilegalmente del lecho marino.
Las informaciones de los medios indonesios y holandeses hicieron que el Ministerio británico de Defensa condene a aquellos que han irrumpido en estas tumbas acuáticas, y manifieste su malestar por lo sucedido.
En los últimos años, han desaparecido una serie de enormes pecios en aguas de Indonesia. Los buscadores de metal tratan de sacar provecho de algunos materiales valiosos que se encuentran entre los restos.
Los barcos que han sido desmantelados o destrozados incluyen el destructor de la Marina Real HMS Electra, en el que murieron 119 hombres; el HMS Exeter, un crucero pesado de 175 metros de eslora en el que murieron 54 personas; y el HMS Encounter, que fue hundido para evitar su captura por parte de los japoneses.
Las últimas informaciones también apuntan a que las personas que trabajan para estos carroñeros del metal que desguazan barcos en tierras indonesias también han encontrado huesos de calaveras, mandíbulas, pies, manos, caderas y costillas durante su trabajo. Las mismas fuentes confirman que tiraron los restos en una fosa común cerca del puerto de Brodong, en el este de Java.
Según el periodista indonesio Aqwam Hanifan, que informa desde la web tirto.id, los restos de los marineros británicos y holandeses fueron metidos en bolsas y enterrados a un metro de profundidad. Un empresario, Haji Ghoni, responsable de la manipulación de estos barcos, dijo sobre los cuerpos: “A veces están ahí y otras no”.
“El Gobierno británico condena la alteración no autorizada de cualquier naufragio que contenga restos humanos. Según la legislación naval internacional, los buques de guerra y artefactos asociados gozan de protección gracias a la inmunidad soberana”, ha dicho un portavoz del Ministerio de Defensa.
“La legislación internacional también prevé la protección de las tumbas de guerra. La profanación de naufragios de buques de guerra y buques mercantes provoca angustia a las personas que perdieron familiares en el mar y está en contra de la legislación internacional”, añade.
“Un naufragio militar debe permanecer intacto y a aquellos que perdieron sus vidas se les debe permitir descansar en paz”, dijo para concluir.
Los últimos acontecimientos también han provocado indignación en el Parlamento holandés. Los detalles que surgen a raíz de un informe sobre naufragios de guerra realizado por el Ministerio de Defensa sugiere que no hay pistas sobre la identidad de los carroñeros del metal, y menos aún información que se pueda obtener sobre el destino de los cuerpos de los marineros.
“Estas noticias en Indonesia y ahora en De Telegraaf plantean nuevos interrogantes y una gran indignación”, dijo André Bosman, un parlamentario holandés, en el periódico De Telegraaf.
Sacan millones de esos metales
En la Batalla del Mar de Java murieron alrededor de 900 marineros holandeses a bordo de los barcos HNLMS De Ruyter, HNLMS Java y HNLMS Kortenaer. En el año 1942, estos buques fueron hundidos junto a otros británicos, australianos y estadounidenses durante una de las batallas marítimas más costosas para los aliados. Al final, todos han terminado siendo el blanco de comerciantes ilegales del metal en un periodo de actividad particularmente frenética entre 2014 y 2016.
Los buzos holandeses, que planeaban poner placas conmemorativas en los barcos naufragados, hallaron que habían sido destrozados en 2016.
Los naufragios son tesoros escondidos para los saqueadores. Se cree que en el mar de Java ya se han destrozado total o parcialmente más de 40 de estos buques de la Segunda Guerra Mundial. Incluso el acero de mala calidad puede hacer ganar a los buscadores de metal en torno a un millón de libras por barco, según las estimaciones que hizo The Guardian en un especial publicado el año pasado. Además del metal, los pecios también tienen cables de cobre y hélices de bronce fosforoso.
El Gobierno indonesio ha insistido en que no tienen la culpa, puesto que no existía ninguna petición formal de que fueran protegidos.
Este mes el Museo Nacional de la Marina Real y el Maritime Archaeology Sea Trust, que han cartografiado todos los barcos perdidos de la Marina Real en todo el mundo, dijeron que estaban colaborando para intentar frenar a los que quieren perpetrar robos en aguas británicas.
Para ello, utilizarán satélites, radares y sensores que vigilen actividades sospechosas cerca de zonas con restos, ha asegurado la Marina Real.
Traducido por Cristina Armunia Berges