En Pahrump, Nevada –un lugar en el desierto famoso por su espíritu de “vive y deja vivir”–, cualquier persona puede llevar abiertamente un arma, un coche de carreras deportivo, comprar marihuana, tener leones, apostar y contratar servicios sexuales. Sin embargo, existe un movimiento que busca restringir las libertades de las que goza este pueblo fronterizo.
Abogados, activistas y reverendos cristianos están organizando una petición para que se prohíban los prostíbulos en dos condados de Nevada, Nye y Lyon. Si la iniciativa triunfa, casi la mitad de los burdeles de todo el Estado tendrá que cerrar.
Reliquia del viejo Oeste, la industria de los burdeles se remonta a los orígenes del “Estado Plateado” como territorio minero, y ha quedado retratado en películas y programas de televisión, donde los locales aparecían como parte fundamental del paisaje de Nevada.
Hace tiempo que algunos políticos del Estado, como el exsenador Harry Reid, plantean que se debería prohibir la prostitución, argumentando que la actividad impide que Nevada atraiga a industrias más importantes. (El trabajo sexual ya es ilegal en los condados donde están Las Vegas y Reno). Sin embargo, los prostíbulos legales han hecho conocidos a pueblos como Pahrump y hasta ahora han sido tolerados silenciosamente.
Los últimos esfuerzos por lograr la prohibición apuntan a dejar que la población decida la suerte de los prostíbulos en una votación, y ambos lados lo plantean como una lucha por la esencia del Oeste.
En una carretera entre la iglesia Heritage Bible y dos burdeles, Sheri’s Ranch (Rancho de Sheri) y Chicken Ranch (Rancho de los Pollos), un cartel recuerda a los conductores: “Pagar por el pecado es la muerte”.
“Como lo vemos nosotros, ésta es una cuestión estrictamente moral”, dijo el pastor Budd Hawk, uno de los defensores principales de la campaña, a su congregación en la iglesia de Pahrump durante un sermón dominical. “No voy a entrar en el aspecto político de la cuestión”.
Madam Sonja, gerente del Rancho del Amor, asegura que prohibir los prostíbulos perjudicaría a las trabajadoras sexuales, obligando a algunas a ejercer su profesión ilegalmente en sitios como Las Vegas, donde la prostitución callejera y las escorts (acompañantes sexuales) son vulnerables a las redes de trata, a violaciones y abusos de proxenetas.
¿Qué pasa con la seguridad?
Sonja remarca que en los burdeles legales las mujeres tienen la libertad de trabajar según los horarios y precios que elijan, en un clima seguro y controlado que incluye cámaras de seguridad, botones del pánico y la capacidad de vetar la entrada a clientes que hayan reservado el servicio a través de internet.
El profesor de sociología de la Universidad de Nevada, Barb Brents, le da la razón. “Las personas con menos recursos acabarán en las calles porque tienen que seguir trabajando para pagar el alquiler y comer. Es triste ver que los prostíbulos de Nevada pueden cerrar justamente cuando el movimiento #MeToo ha hecho que las mujeres alcen sus voces y digan: 'Tenemos derecho a trabajar sin ser acosadas, sin importar cuál sea mi trabajo'”.
Las mujeres que trabajan en el Rancho del Amor temen más que nada la posibilidad de perder ingresos.
“Esta es una forma en que una madre soltera puede hacer igual o más dinero que un hombre para mantener su hogar”, dice Madam Sonja. “Tenemos derecho a usar nuestros cuerpos para ganarnos la vida. Es ridículo que alguien con una creencia particular pretenda decidir qué puedo y qué no puedo usar yo de mí misma para trabajar”.
La industria de la prostitución de Nevada ya se está reduciendo en parte por la competencia que representan los servicios de escorts que se anuncian por internet. En los años 80, 35 prostíbulos recibían a mineros, camioneros, residentes locales y turistas. Ahora, sólo quedan 18, de los cuales 12 son propiedad de Dennis Hof, el “Trump de Pahrump” –un hombre protagonista de su propio programa de reality y candidato a la asamblea del Estado.
“Esto es un movimiento totalmente político”, dice Hof, con un arma en la cintura y hablando desde el salón de su Rancho del Amor: “Esta es la mafia de los mormones que utilizan el sistema político para perjudicarme cuando estoy presentándome a las elecciones”.
Relata que un sábado por la noche apareció un inspector y clausuró un burdel a las 2 de la madrugada porque supuestamente incumplía un código de la normativa. Al momento de la entrevista, faltaban dos semanas para la cita para recuperar la licencia de ese burdel.
“Soy un tío antiestablishment, a mí no me pueden comprar, así que quieren arruinarme”, explica.
Las campañas Ciudadanos contra los Prostíbulos en el Condado de Nye y Ninguna Niña, un esfuerzo similar en Lyon, han conseguido la mitad de las firmas que necesitan para cumplir con las metas propuestas, y la fecha límite para poder presentar el proyecto de prohibición de los prostíbulos en las elecciones de noviembre es en pocas semanas, el 15 de junio.
El Pahrump Valley Times ha informado que sus lectores en las redes sociales “rechazan abrumadoramente la propuesta”. Salli Kerr, portavoz del grupo de Nye, afirma que están haciendo campaña puerta por puerta. Bajo el implacable sol del desierto, las calles pavimentadas desaparecen en el horizonte, añadiéndole una atmósfera casi de espejismo al esfuerzo.
Lo importante deberían ser las mujeres
“La cuestión aquí es la victimización de las mujeres”, dice Kerr, que dirige un centro para mujeres víctimas de violencia machista en Pahrump. Kerr cita un estudio que concluyó que la mayoría de las trabajadoras sexuales han sido víctimas de abusos durante su infancia. “Las prostitutas basan sus decisiones en experiencias traumáticas previas. Ese trauma literalmente afecta a las respuestas psicológicas del cerebro. Es difícil establecer si han tomado la decisión de prostituirse por sí mismas, cuando hemos permitido que la victimización en la infancia impacte en las decisiones que ha tomado esa mujer luego a lo largo de su vida”.
Admitiendo que para muchas mujeres sería difícil pasar de ingresos de seis cifras a un salario mínimo como camarera en un restaurante, Hawk, el pastor, confiesa que “desde un punto de vista estrictamente económico, la prostitución tiene sentido. Pero desde el punto de vista humano y moral, por supuesto que no. Yo confío 100% en el Señor. Todo lo que tengo es por voluntad de Dios. No me preocupa que se paguen las facturas a fin de mes porque sé que se pagarán”.
Hawk remarca que hay 44 iglesias en Pahrump, sin contar a los mormones ni las iglesias católicas, lo que sugiere que la población de 40.000 personas es muy religiosa. Pero también están los casinos, las tabernas con apuestas las 24 horas del día y las tiendas de marihuana.
“Quieren que todos encajemos en el modelo judeocristiano y eso no es así,” afirma Madam Sonja, una exmaestra de escuela y maestra de reiki, además de estrella de porno. “Yo tengo mi sentido de la moralidad bien sintonizado. Solo que no encaja en una iglesia”.
Traducido por Lucía Balducci