Dinero en cajas de galletas y persuasión a la CIA: el relato inédito de un espía revela el papel de Londres en el golpe de 1953 en Irán
Es la primera vez que se publica un relato de primera mano sobre el papel que desempeñó Reino Unido en el golpe de Estado de 1953 que derrocó al primer ministro electo de Irán y devolvió el poder al sha. El relato del oficial del MI6 –el servicio de inteligencia de Reino Unido– que dirigió la operación describe la labor que durante años llevaron a cabo los servicios de inteligencia del país para persuadir a los Estados Unidos y convencerles de participar en el golpe de Estado. Durante esos años, el MI6 reclutó agentes y sobornó a miembros del parlamento iraní con dinero que introducía en el país en latas de galletas.
De hecho, el MI6 y la CIA trabajaron conjuntamente para reclutar a la hermana del Shah Reza Pahlavi en un esfuerzo por persuadir al monarca, reacio a respaldar el golpe para derrocar a Mohammad Mossadegh.
“El plan habría implicado la toma de algunos puntos clave de la ciudad por parte de las unidades que creíamos leales al sha... como la emisora de radio, etc... el plan clásico”, señala Norman Darbyshire, que era el responsable de seguir la situación en Irán desde Chipre en el momento del golpe.
El papel que desempeñó el Reino Unido en un momento crucial de la historia de Irán ha dejado una profunda marca en la percepción que tienen los iraníes del Reino Unido, pero hasta ahora no habían salido a la luz los detalles de la estrategia de los espías.
Darbyshire dio su versión de los hechos en una entrevista 'off the record' con los creadores de la película de Granada TV 'End of Empire: Iran' (Final del imperio: Irán), producida en 1985. Se negó a aparecer en cámara, por lo que la entrevista no se utilizó.
La transcripción cayó en el olvido hasta que fue redescubierta en el curso de la investigación para un nuevo documental, 'Coup 53', que se estrena este miércoles, coincidiendo con el 67 aniversario del golpe. El actor británico Ralph Fiennes interpreta el papel de Darbyshire, que murió en 1993. Taghi Amirani, director de 'Coup 53', señala: “Aunque durante décadas ha sido un secreto a voces (el papel que desempeñó el Reino Unido en el golpe), el Gobierno británico nunca lo ha reconocido oficialmente. Encontrar la transcripción de Darbyshire es como encontrar el arma del crimen. Es un hallazgo histórico”.
La transcripción mecanografiada fue publicada este lunes por la mañana por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington de Estados Unidos.
El sha designó a Mossadegh como primer ministro en abril de 1951 después de que obtuviera un apoyo abrumador del Majlis, el Parlamento de Irán. Uno de los primeros actos de Mossadegh fue nacionalizar la Compañía de Petróleo Anglo-Iraní (que más tarde se convirtió en BP), lo que provocó de inmediato una crisis en las relaciones con el Reino Unido. Sin embargo, según Darbyshire, la principal razón por la que el MI6 quería deshacerse de Mossadegh era que los espías británicos creían que su gobierno, aunque sólo contaba con un miembro del partido comunista Tudeh, acabaría por ceder ante la influencia soviética.
“Estoy convencido de ello porque Mossadegh era bastante débil”, dijo el oficial de inteligencia británica en la entrevista. “Una vez que se consigue que los miembros más capacitados del Partido Comunista entren, no tardan mucho tiempo (en hacerse con el control). No compartíamos la opinión estadounidense de que actuaba como un baluarte contra el comunismo... pensamos que a la larga se doblegaría ante la presión de los comunistas”.
En 1951 el viceprimer ministro del Reino Unido, Anthony Eden, sin consultar a sus altos funcionarios, envió a un espía académico y de guerra, Robert Zaehner, para intentar derrocar a Mossadegh sobornando a los miembros del Majlis y a otros iraníes prominentes.
“Se gastaron grandes sumas de dinero”, dijo Darbyshire. “Solía llevar latas de galletas llenas de dinero. Creo que gastó más de un millón y medio de libras”.
El intento de Zaehner fracasó, abandonó el país y dejó a Darbyshire al frente de una estrategia alternativa más violenta que, según él, acabó costando menos a su Gobierno. “El golpe de Estado costó 700.000 libras. Lo sé porque es lo que gasté”, afirmó.
Darbyshire se enorgullecía de ofrecer una buena relación calidad-precio. En otro momento de la preparación del golpe, se jactó de haber obtenido información vital de un comandante del ejército iraní por dos libras de té Lipton. “No podía entrar en Persia y yo conseguí que entrara y eso es precisamente lo que le pagué”, dijo.
Darbyshire reclutó a tres hermanos de una rica familia anglófila, los Rashidarian, cuya tarea era reclutar a otros conspiradores, fomentar el descontento y servir de conducto al sha en Teherán.
“Les intrigaba estar en contacto con los británicos y estaban encantados de aceptar nuestro dinero por algo en lo que creían. Pensaban que Mossadegh era una gran amenaza”, dijo Darbyshire. En la transcripción, el espía británico también se atribuye el mérito de reclutar a un general partidario del Shah, Fazlollah Zahedi, para liderar el golpe y, en última instancia, ocupar el lugar de Mossadegh como primer ministro.
“Un golpe de Estado se basa necesariamente en el uso de la fuerza armada”, dijo Darbyshire. “Zahedi era adecuado como candidato porque tenía buena reputación. Sabíamos que el sha confiaba en él”.
Las maniobras conspirativas de Darbyshire se vieron interrumpidas en octubre de 1952 cuando Mossadegh cortó las relaciones con el Reino Unido y expulsó a sus diplomáticos y espías. Darbyshire se fue con sus planes de golpe de Estado a cuestas y los presentó a la CIA en Beirut.
Sin embargo, en aquel momento la CIA aún no estaba interesada y los altos mandos del MI6 no estaban dispuestos a mover ficha sin el apoyo de Estados Unidos, algo que a Darbyshire le causó un profundo desdén.
“En los primeros meses del año 1953 estábamos trabajando en este plan con los Rashidian y pensamos que teníamos suficientes unidades militares para montar algo, pero Londres empezó a tener miedo”, dijo a su entrevistador, añadiendo mordazmente: “Desafortunadamente, el jefe del MI6 en ese momento, el General [John] Sinclair sabía tanto del Medio Oriente como un niño de 10 años (estaba mucho más interesado en el cricket)”.
La posición de Estados Unidos sólo cambió después de que Dwight Eisenhower asumió el cargo en enero de 1953. El reto entonces era persuadir al joven, inexperto y nervioso shah para que se uniera a la conspiración, ya que a menos que estuviera dispuesto a firmar decretos para destituir a Mossadegh y nombrar a Zahedi, el golpe no tenía posibilidad de prosperar.
En un esfuerzo por persuadir a Reza Pahlavi, Darbyshire y su homólogo de la CIA, Stephen Meade, fueron a París a ver a la hermana del sha, Ashraf, con el objetivo de convencerla de que volara a Teherán y le asegurara a su hermano que Estados Unidos y el Reino Unido estaban determinados a llevar a cabo el plan. “Dejamos claro que pagaríamos los gastos. Sus ojos se encendieron y dijo que sólo tendría que ir a Niza durante una semana para encargarse de algunos asuntos”, dijo Darbyshire.
Darbyshire admitió que organizó el secuestro del jefe de policía de Mossadegh, el general Mahmoud Afshartous, en abril de 1953, pero insistió en que nunca fue su intención matarlo, un asesinato que alimentó la inestabilidad que condujo al golpe.
“Algo salió mal: fue secuestrado y retenido en una cueva”, dijo. “Había mucha crispación y Afshartous fue lo suficientemente imprudente como para hacer comentarios despectivos sobre el sha. Estaba bajo la vigilancia de un joven oficial del ejército y el joven oficial sacó un arma y le disparó. No era lo que habíamos planeado pero así fue como sucedió”.
Después de varios intentos, el golpe tuvo éxito el 19 de agosto de 1953. Mossadegh fue juzgado y mantenido bajo arresto domiciliario hasta su muerte 14 años después. Según Darbyshire, su destino estaba sellado desde el momento en que asumió el cargo.
“Habrían querido expulsar a Mossadegh independientemente de que hubiera firmado un acuerdo favorable a los británicos”, dijo. “Con el tiempo se habrían visto obligados a considerar la posibilidad de deshacerse de él para evitar el avance de los soviéticos. Estoy convencido de que su destino estaba escrito”.
Traducido por Emma Reverter
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