En medio del conflicto diplomático cada vez más compleja provocada por la detención de una importante ejecutiva de Huawei en Vancouver, el ansiado acuerdo de libre comercio entre Canadá y China parece cada vez más improbable.
El arresto de Meng Wanzhou, directora financiera del gigante de las telecomunicaciones Huawei y la detención posterior de dos canadienses en China, ha puesto en pausa las negociaciones entre los dos países. Y mientras Estados Unidos se prepara para pedir la extradición de Meng en las próximas semanas, China ha prometido que tomará medidas punitivas.
“Este problema con el proceso de extradición ha dañado mucho la relación, mucho más de lo que se podía prever”, afirmó Lawrence Herman, un abogado de comercio internacional desde Toronto.
La posibilidad de un acuerdo de libre comercio con China, una de las mayores economías del mundo, ha sido especialmente tentadora para Canadá, después de un período de negociaciones impredecibles y turbulentas con Estados Unidos, su mayor socio comercial.
Las agrias disputas, algunas de ellas públicas, y los aranceles que Estados Unidos impuso al aluminio y al acero canadiense fueron percibidas como un golpe a una relación que alguna vez fue muy fuerte.
Canadá ahora se encuentra navegando en aguas inexploradas: su relación con su mayor socio comercial se ha resentido desde que Donald Trump llegó al Gobierno (Herman describió su percepción de Estados Unidos como “hostil”) y el arresto de Meng ahora ha hecho enfadar a su segundo mayor socio comercial.
El resultado de esto son conflictos potencialmente costosos con dos de los mercados más grandes del mundo.
“El problema es que, siendo una economía de tamaño mediano, Canadá tiene poco margen a la hora de intentar diversificar su economía, especialmente a la hora de diversificarse de Estados Unidos”, dijo Herman.
Sin embargo, últimamente Canadá ha tenido buenas noticias: después de concretar un acuerdo comercial con la Unión Europea, también está por ratificar el Acuerdo Transpacífico, que le abrirá nuevos mercados, incluido Japón. Pero China era uno de los mayores objetivos de los mediadores comerciales de Trudeau.
Hace no mucho, en noviembre, la perspectiva de Canadá sobre la posibilidad del acuerdo de libre comercio era positiva. El ministro de diversificación de comercio internacional, Jim Carr, afirmó que el acuerdo con China era un “componente esencial” en la búsqueda de nuevos mercados y socios comerciales.
Uno de los objetivos de Canadá era aumentar ambiciosamente las exportaciones hasta llegar a 49.000 millones de euros en 2025, lo cual representa un importante incremento del total de las exportaciones –en todos los sectores– respecto de los 11.750 millones de euros del año pasado y una prueba del resultado de haber cortejado a China.
“Creo que ambas partes tenían muchas expectativas, pero desde luego China pensó que la relación mejoraría considerablemente”, señaló Gordon Houlden, exdiplomático y presidente del Instituto Chino de la Universidad de Alberta.
Pero el fracaso de las negociaciones también deja en evidencia una desalineación sobre cómo los dos países ven el comercio.
“China intenta convencer –y lo hace muy eficazmente– a los otros países de que firman acuerdos comerciales como si fuera un favor…Como si fuera un regalo de parte de China. Y una forma de lograr un acuerdo comercial con China es reunirse con autoridades del Gobierno chino”, aseguró David Mulroney, exembajador de Canadá en China. “Tienes que pasar por el gobierno, así que cuando hay una crisis –y ahora hay una– China simplemente se queda callada”.
La crisis actual ha hecho preocupar al Gobierno canadiense sobre el costo que puede tener el perder esta oportunidad comercial. También se ha estudiado más en detalle qué efecto podría tener una profundización de la relación.
“El Gobierno canadiense ha trabajado mucho para cuantificar los beneficios que tendría un acuerdo comercial con China y no hay dudas de que serían enormes”, dijo Herman. “Sin embargo, los riesgos respecto de la seguridad y la industria, en términos del robo de propiedad intelectual, son considerables”.
La red de inteligencia Five Eyes ha advertido en dos ocasiones al gobierno sobre la creciente presencia de Huawei en Canadá, informaron the Globe y the Mail. En los últimos años, Huawei ha invertido millones de euros en universidades. Además, los críticos advierten que las numerosas patentes que han conseguido a través de sociedades de investigación podrían tener un impacto negativo en la infraestructura de seguridad, ya que la empresa busca dominar el emergente campo de la tecnología 5G.
Mientras Mulroney ve un “congelamiento profundo” de la relación en el futuro cercano, la pausa actual también podría servir como una oportunidad potencial para Canadá.
“Creo que la relación es muy sólida. Si estamos causando problemas, o los chinos piensan que estamos causando problemas, no temen sacar temas espinosos y dar un golpe en la mesa”, dijo.
“No estoy sugiriendo que debamos dar un golpe a la mesa, pero tenemos suficiente confianza en la relación como para comprender que cuidaremos nuestros intereses, incluso si a China le resulta molesto”.
Meng, de 46 años, fue arrestada por las autoridades canadienses a petición de Estados Unidos el pasado 1 de diciembre en Vancouver, donde hizo escala de camino hacia México. Las autoridades estadounidenses acusan a Meng de fraude con el objetivo de violar las sanciones comerciales impuestas por EEUU a Irán, algo que la directiva china niega.
Traducido por Lucía Balducci