Oportunismo 'torie' y encrucijada laborista: cuatro miradas sobre las elecciones anticipadas en Reino Unido

Simon Jenkins / Sonia Sodha / Martin Kettle / Matthew d'Ancona

La primera ministra británica, Theresa May, ha sorprendido este martes a la oposición y a los medios de comunicación con el anuncio de la convocatoria anticipada de elecciones en Reino Unido para el 8 de junio. May ha mencionado la negociación sobre el Brexit como el motivo principal de su decisión: “Con un Parlamento dividido no podemos afrontar las negociaciones con la UE. Necesitamos consenso”. Este es el primer análisis de los columnistas de the Guardian.

Buenas noticias para los laboristas

Buenas noticias para los laboristasPor Simon Jenkins

Habitualmente, cuando un primer ministro convoca elecciones anticipadas tan solo dos años después de obtener la mayoría, es porque su situación es débil. Pero la de Theresa May no ha parado de reforzarse. El caso es que su gobierno está dominado por el Brexit. La fase de intentar convencer con el Brexit duro se está acabando y está empezando una fase más delicada de compromiso. La realidad es que habrá que “suavizar” el Brexit mes a mes.

Los tories a favor del Brexit duro, esos que raramente asisten a la cámara, están sin embargo preparados para socavar al equipo de May. Para inspeccionar desde el Parlamento las negociaciones día a día. May tampoco puede confiar en el apoyo de una oposición sumida en el caos, así que sus tácticas están en continuo riesgo. Necesitará todo el apoyo leal que pueda reunir. A esto se añade una indiscutible falta de legitimidad para llevar adelante políticas personales, como ha ocurrido con la iniciativa de los institutos segregados por nivel académico, que ya le está pasando factura al partido.

Si unas elecciones no pudieran mejorar la delgada mayoría de May, acudir a las urnas podría parecer imprudente. Pero con un liderazgo en las encuestas (publicadas el pasado fin de semana) en torno al 20%, unas elecciones son muy atractivas. sería imprudente rechazarlas. Aunque la respuesta de los ciudadanos a unas terceras elecciones en dos años será un grito de queja, al menos la campaña será corta.

Para los laboristas, las noticias son buenas. Unas elecciones bajo el mandato de Jeremy Corbyn serán, seguro, dolorosas. Pero para otoño, su triste coqueteo con la izquierda obsoleta debería haber acabado. Entonces puede amanecer una nueva era bajo un nuevo líder.

Una decisión que responde a los intereses de May, no a los del país

Una decisión que responde a los intereses de May, no a los del paísPor Sonia Sodha

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A pesar de las innumerables manifestaciones que hemos escuchado de Theresa May desde el pasado verano afirmando que no habría elecciones anticipadas, quizá la verdadera sorpresa es el tiempo que le ha llevado anunciar esta convocatoria. Cuanto más nos metemos en su liderazgo, más se complican las cosas. Se avecinan momentos económicos adversos: probablemente veamos cómo la inflación y el coste de vida siguen aumentando, dañando así los salarios. Los hospitales continuarán luchando por superar la creciente demanda y veremos más historias sobre escuelas en circunscripciones conservadoras considerando soluciones drásticas como abrir solo cuatro días a la semana como resultado de los recortes presupuestarios.

Y cuanto más duren las conversaciones sobre el Brexit, más vulnerable será May frente a los euroescépticos intransigentes de su partido que afirman que no ha cumplido. La primera ministra acaba de comprar dos años extra antes de que se consulte al país sobre un Brexit negociado por ella.

Pero no hay que equivocarse, esta es una decisión tomada de acuerdo a sus propios intereses y no a los del país. May se ha enfrentado a muy poca oposición real por parte de un Partido Laborista que ha estado languideciendo en las encuestas durante los últimos meses. La única y triste pregunta que se hace el Partido Laborista es cuántos escaños perderá y en qué situación quedará Jeremy Corbyn. ¿Dimitirá u optará por aferrarse a su puesto —como ya ha hecho en el pasado—?

Una cosa está clara, estas elecciones no darán un mandato claro sobre las varias posibilidades para el Brexit: esto es imposible cuando las opciones son una primera ministra conservadora que ensalza el Brexit duro y un Partido Laborista que está completamente dividido en este asunto. La campaña electoral estará, sin duda, dominada por la retórica política de división de los últimos meses. Estoy impaciente.

May ha mancillado su propio estilo

May ha mancillado su propio estiloPor Martin Kettle

Al hablar desde Downing Street, Theresa May parecía el presidente autoritario de Turquía, Recep Tayyip ErdoÄŸan. Dadme la autoridad sin restricciones para hacer el Brexit como yo quiero, dijo. Cualquier intento de interponerse en mi camino es perturbador y frívolo. Así que dadme el poder para actuar en nombre del pueblo, contra cualquier interferencia del Parlamento. No es una comparación halagüeña. May ha mancillado su propio estilo.

May ha actuado como un primer ministro que puede convocar elecciones. Pero hay un problema, pequeño pero importante: no puede hacerlo. Debe atenerse a la Ley de Mandato Fijo Parlamentario, aprobada por la coalición. Esto significa que necesita que el Parlamento vote mañana una disolución, por una mayoría de dos tercios. Esto significa, a su vez, que la oposición, si quiere, puede detener estas elecciones.

Pero eso no sucederá. El Partido Liberal Demócrata, con sólo nueve escaños, votará a favor de la convocatoria a elecciones con la esperanza de agrandar su base en el Parlamento. El Partido Nacional Escocés también votará a favor. La posición del Partido Laborista es crucial. Pero como Jeremy Corbyn está preparando al partido para la posibilidad de elecciones anticipadas desde su triunfo de septiembre de 2016, es improbable que se oponga, sin importar el daño que estas elecciones le puedan hacer al Laborismo.

Y una cosa más. Unas elecciones el próximo 8 de junio serían elecciones con las limitaciones actuales, eligiendo a 650 parlamentarios con mandato, en principio, hasta 2022. Uno de los efectos de menor envergadura de esta decisión es que todo lo que han hablado los conservadores y los laboristas sobre la retirada de sus parlamentarios quedará en la nada de un plumazo.

Nunca pensé que sentiría pena por Jeremy Corbyn, pero eso siento hoy

Nunca pensé que sentiría pena por Jeremy Corbyn, pero eso siento hoyPor Matthew d’Ancona

El discurso de Theresa May fue sorprendente por muchas razones, pero principalmente por dos. Primero, llama la atención que haya hablado sin reparos en primera persona, como si no quisiera dejar lugar a dudas de que estas elecciones generales anticipadas servirán para decidir sobre su autoridad personal, tanto dentro del Gobierno como en las negociaciones con la UE.

Segundo, dijo más de una vez que tomó la decisión con “renuencia”. Con esto no impedirá que la oposición le acuse de dar un giro de 180 grados, lleno de cinismo y por razones puramente políticas. Pero, de todas formas, le creo.

La primera ministra sencillamente no tiene la espontaneidad en su ADN. A ella le gusta lo que su equipo llama “políticas consultivas y deliberativas”, es decir, procesos organizados, planificaciones, evaluaciones pacientes. Le molestan los que improvisan, los aventureros del Parlamento que no se preparan con tiempo y no hacen los deberes.

Así que debe haber hecho falta convencerla de llegar a este punto. Pero hay momentos en que la lógica inexorable vence a los mejores planes. La posición del laborismo en los sondeos es mala, a nivel histórico. Los conservadores están gobernando con una mayoría peligrosamente estrecha, una posición débil para negociar con los 27 países de la UE de los que nos vamos a separar. Si no se hace ahora, ¿entonces cuándo?

Evidentemente es una opción inteligente convocar elecciones anticipadas que pueden resultar, según las esperanzas de May, en un gobierno conservador más fuerte que legitime la autoridad de la primera ministra. Una victoria así eliminaría la posibilidad de un segundo referéndum y cerraría la discusión sobre si el electorado realmente quiere salir del mercado común. Estas elecciones serían una validación de May, de su versión del Brexit y de su visión del país. Nunca pensé que sentiría pena por Jeremy Corbyn, pero eso es lo que siento hoy.

Traducción de Javier Biosca Azcoiti y Lucía Balducci