Tras 15 años de merkelismo, el estilo de neutralidad y consenso de la canciller alemana hace que muchos europeos acepten a su país como líder de la Unión Europea, pero el Berlín pos Angela Merkel tendrá que cambiar radicalmente de estrategia, según un estudio.
“Angela Merkel ha llegado a ser la personificación de una Alemania fuerte y estable, posicionándose como el pilar de Europa a lo largo de más de una década de crisis”, dice Piotr Buras, coautor del estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, en inglés). “Pero el 'merkelismo' ya no es sostenible. Puede que Merkel haya gestionado hábilmente el statu quo en todo el continente, pero los retos a los que se enfrenta Europa ahora –la pandemia, el cambio climático, la rivalidad geopolítica– requieren soluciones radicales, no cambios cosméticos. La UE necesita una Alemania visionaria”.
Espaldarazo a Merkel
El estudio, basado en encuestas elaboradas en 12 Estados miembros de la UE, revela un apoyo “fuerte y continuado” al liderazgo alemán dentro del bloque y una aprobación sostenida de la canciller, que deja el cargo con vistas a las elecciones federales que se celebran a final de mes.
Una gran cantidad (41%) de los encuestados, incluidas mayorías de los Países Bajos (58%), España (57%) y Portugal (52%), dice que preferirían a Merkel frente al francés Emmanuel Macron en una hipotética carrera por la presidencia de la UE.
Muchos europeos de los 12 países también dicen que confían en Alemania para defender sus intereses en una serie de cuestiones, incluyendo –a pesar de las críticas a la línea dura de Alemania en materia de austeridad y equilibrio presupuestario– la política económica y financiera, el 36%.
Hasta países con políticas muy diferentes, como España (45%) y Hungría, que no pertenece a la eurozona (50%), respaldan el liderazgo económico alemán. Aunque esta cifra es solo del 24% en Italia, sigue siendo la opción más popular entre los que expresaron su opinión.
Del mismo modo, el 35% de los europeos encuestados dice que estarían satisfechos con que Berlín asumiera el liderazgo de la UE en la defensa de los derechos humanos, incluido el 49% de los encuestados en Hungría y el 23% en Polonia, países inmersos en disputas sobre el Estado de derecho con el bloque.
Una gran proporción de europeos encuestados para el estudio también cree que, sin Merkel, habría habido más conflictos en el mundo en lugar de menos, una opinión que se defiende con más fuerza en España (33%), Países Bajos (30%) y Portugal (28%).
Sin embargo, el apoyo a Berlín como potencial líder geopolítico es notablemente bajo. Por ejemplo, solo el 25% de los encuestados considera que Alemania debería encargarse de las relaciones de la UE con Estados Unidos. El respaldo a que Berlín lidere las relaciones del bloque con Rusia (20%) y China (17%) es aún menor.
¿Y los alemanes?
El estudio muestra una desconexión entre la forma en que los europeos ven a Alemania y la forma en que Alemania se ve a sí misma, dado que los encuestados alemanes aún no están convencidos de que su país pueda o deba desempeñar un papel mayor dentro de la UE.
Solo en la cuestión de la defensa de los derechos humanos y la democracia, más de un tercio (38%) de los alemanes dice que su país puede defender los intereses de la UE. Uno de cada cinco afirma que no podría liderar ninguna de las cuestiones abordadas en la encuesta.
Los alemanes también se muestran pesimistas sobre el futuro de su país después de Merkel, con una mayoría (52%) que cree que su “época dorada” ha pasado, opinión compartida por una minoría considerable (34%) en los 12 países encuestados. Solo el 10% cree que aún está por llegar.
Alemania debe replantearse su política
Los autores creen que la encuesta muestra que, para mantener la reputación y la confianza que se ha forjado bajo el liderazgo de Merkel, Alemania debe replantearse radicalmente sus políticas comunitarias, yendo más allá del merkelismo para hacer frente a Estados miembros como Polonia y Hungría, a los que se acusa de violar los valores del bloque.
Igualmente, argumentan que, más allá de las fronteras de Europa, Alemania también debe cambiar su política exterior en general, encontrando la manera de utilizar su influencia económica y política para defender los intereses y principios de Europa, por ejemplo, trabajando estrechamente con la Administración de Joe Biden en un enfoque transatlántico hacia China.
Sin embargo, la encuesta muestra que la opinión interna en Alemania sería un obstáculo. “El reto principal, para quien sea que gane las elecciones de la próxima semana, será convencer a los alemanes de que es necesario un cambio serio en la forma en que su país se implica la UE”, dice la coautora Jana Puglierin, investigadora principal de políticas del ECFR.
“El planteamiento de poner la cohesión de la UE por encima de todo, que ha dado forma a gran parte de la agenda política de la UE durante la era Merkel, puede resultar una vía tentadora para el sucesor de Merkel. Pero ante las crisis internacionales y las preocupaciones internas sobre el papel de Alemania en la UE, es poco probable que se mantenga el 'más de lo mismo”, dice.
Para que Alemania mantenga su estatus de líder en la política de la UE, Puglierin piensa que tendría que “comprometerse con las cuestiones que son importantes para sus ciudadanos, y proporcionar a sus socios de la UE ideas claras sobre cómo puede competir la UE en un mundo dividido y sacudido por la crisis”.
Los sucesores de Merkel también tendrán que “vender la importancia del liderazgo alemán en el bloque a sus votantes en casa”, dice. “Ya no pueden permitirse el lujo de permanecer neutrales, o seguir con el statu quo. Es hora de que Berlín tome partido”.