El exfuncionario del Gobierno de Orbán que sacude la política húngara: “Ha llegado el momento”
Es una saga política caótica que los húngaros están siguiendo como si de un culebrón se tratara. Un exmiembro del Gobierno está en boca de todo el país tras romper públicamente con la poderosa dirigencia húngara y anunciar que lanzaría un nuevo partido político. Hasta hace unas semanas, Péter Magyar era prácticamente un desconocido. Hoy acapara las conversaciones y los titulares, e incomoda al Gobierno del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.
Abogado de profesión, Magyar solía integrar el círculo de élite que orbita en torno al partido gobernante de Orbán, Fidesz. Fue diplomático para Hungría. Ocupó altos cargos en entidades estatales. Y estaba casado con Judit Varga, exministra de Justicia que estaba llamada a encabezar la lista del partido Fidesz en las elecciones europeas de junio. La pareja, que tiene tres hijos, a menudo era presentada como la familia conservadora perfecta.
Pero un día de febrero, menos de un año después de haber anunciado su divorcio de Varga, Magyar irrumpió en la escena política húngara, conmocionando al país al criticar abiertamente al Gobierno y exigir un cambio. “Fue una extensa batalla interior, pero la decisión fue rápida y repentina”, dice Magyar a The Guardian por mensaje de texto. “No estaba en mis planes entrar en política, simplemente me he visto obligado a decir públicamente la verdad sobre el Gobierno y los oligarcas”.
Su repentina transformación llegó como una bomba, que cautivó la imaginación de muchos húngaros que habían perdido la esperanza de que algo cambiara de verdad en un país dominado desde hace mucho tiempo por Orbán. Durante más de una década, el líder húngaro ha centralizado el poder en su país, expandiendo su influencia, cada vez mayor, al poder judicial, los medios de comunicación, las universidades y las instituciones culturales, al tiempo que estrechaba lazos con Moscú, Pekín y movimientos de extrema derecha de todo el mundo.
“He recibido decenas de miles de mensajes, ánimos y apoyo para entrar en política y organizar un tercer poder político que sea independiente del Gobierno y de la oposición”, escribe Magyar.
En un país de menos de 10 millones de habitantes, la primera entrevista a Magyar obtuvo más de 2,4 millones de visitas en YouTube. Y, el 15 de marzo, su primer mitin atrajo a las calles de Budapest a miles de personas que gritaban: “No tenemos miedo”.
Magyar irrumpe tras una crisis en el Gobierno húngaro
La agitación llegó en un momento ya de por sí turbulento: la presidenta de Hungría Katalin Novák dimitió en febrero tras conocerse que había indultado a un hombre condenado por ayudar a encubrir un caso de abusos sexuales en un centro de acogida de menores. Varga, que había firmado el indulto como ministra de Justicia, también abandonó la política.
“Por supuesto, [mientras] mi exmujer fue miembro de este Gobierno me fue imposible [dar la cara] públicamente”, escribe Magyar. “Para mí, el punto de quiebre fue la gestión del escándalo del indulto presidencial. En ese momento, para todo el mundo quedó claro que los mensajes del partido gobernante eran totalmente hipócritas”.
En pocas semanas, Magyar ha pasado de ser funcionario del Gobierno a ser una de las personas de las que más se habla en Hungría. Publica incisivos mensajes en Facebook en los que apunta a altos cargos del Gobierno, en particular a un poderoso ministro: Antal Rogán, que dirige el aparato de comunicación de Orbán y supervisa los servicios de inteligencia.
Magyar se presenta a sí mismo como un centrista focalizado en cuestiones internas: combatir la corrupción, mejorar la Sanidad, modernizar el sistema educativo y tratar de unir a la polarizada sociedad húngara.
La semana pasada pasó horas con fiscales húngaros, compartiéndoles lo que describió como pruebas de corrupción en los niveles más altos del Gobierno. Y ha prometido que pronto las hará públicas. “Cada día más gente nos apoya, la mayoría de los jóvenes ya está con nosotros”, escribe Magyar en su mensaje de texto.
Analistas y figuras de la oposición afirman que Magyar —que ha recurrido mayormente a las redes sociales para difundir su mensaje— atrae a un segmento de la población, pero también plantean dudas sobre si logrará desafiar a la poderosa élite gobernante.
“Los partidos de la oposición están en muy mal estado, y los votantes no conectan con ellos”, dice Róbert László, experto electoral del Political Capital Institute, con sede en Budapest. Según Lászlo, esperar un “mesías” y buscar un líder fuerte al cual seguir es parte de la cultura húngara. Sin embargo, dice ser “escéptico” respecto a las posibilidades de Magyar de convertirse en ese líder.
Magyar es desde hace tiempo una figura bien conectada en el panorama de la derecha húngara. Aunque no fue hasta febrero que se convirtió en un personaje famoso, procede de una familia activa en la vida pública: su madre es una alta figura del sistema judicial húngaro, su abuelo fue un famoso juez, su hermano es periodista y uno de sus familiares fue presidente de Hungría a principios de la década de 2000.
Durante años fue amigo personal de Gergely Gulyás —ministro y actual jefe de gabinete de Orbán—, quien supuestamente le presentó a Varga. La pareja se casó y pasó casi una década en Bruselas, donde Varga trabajó como asesora en el Parlamento Europeo y Magyar como diplomático en la representación permanente de Hungría ante la UE.
Una persona que lo conoció en Bruselas, que aceptó hablar bajo condición de anonimato, dice que Magyar “siempre tuvo un carácter fuerte, era un gran polemista. Tenía opiniones firmes, se notaba que era intelectual, bien educado”.
Una relación más constructiva con la UE
Orbán ha presentado a Bruselas como un enemigo y en reiteradas ocasiones ha hecho campaña basándose en la narrativa de que las fuerzas extranjeras están tratando de debilitar la soberanía de Hungría. Se ha enfrentado repetidamente a los líderes de la UE y ha recibido duras críticas de parte de Occidente por incitar la erosión democrática y por su relación con el Kremlin.
Magyar, por el contrario, se ha declarado a favor de una política exterior que proteja la soberanía húngara, pero al mismo tiempo mantenga una relación constructiva con la UE y la OTAN. “Pienso que Magyar es proeuropeo. Creo que antes representaba un centro-derecha clásico, pero definitivamente no el Fidesz de hoy... No sé cómo lo llevaba”, dice la persona que le conoció en Bruselas.
En los círculos gubernamentales húngaros desestiman el ascenso de Magyar. “Creo que el Gobierno no le presta demasiada atención”, dice un alto funcionario húngaro. Un antiguo miembro de Fidesz dice que el tiempo de Magyar como centro de todas las miradas es “algo de tres días”.
Cuando se le pregunta por la subestimación de su potencial político por parte de los círculos gobernantes, Magyar dice que el Ejecutivo ha utilizado “propaganda para desacreditarme y humillarme... Es obvio para todo el mundo que están totalmente en shock tras ver las encuestas”.
Según una encuesta reciente, el 13% de los húngaros que habían oído hablar de Magyar afirmaron que sin duda le votarían, o que era muy probable que lo hicieran.
En paralelo al ascenso de su popularidad, en algunos medios de comunicación han surgido acusaciones de que Magyar maltrató a Varga cuando estaban casados. Varga ha evitado aparecer en público desde febrero, pero el 17 de marzo publicó un vídeo sobre maltrato doméstico en Facebook, acompañado por la frase “Siempre hay una salida”. No mencionó a su exmarido.
Magyar, que sigue compartiendo la custodia de sus hijos con Varga, ha negado vehementemente las acusaciones. Al ser preguntado por ellas, declaró a The Guardian: “Nunca he hecho daño a mi exesposa, la madre de mis tres hijos. Nuestro matrimonio fue... agitado por ambas partes. Ahora tenemos la oportunidad de vivir una vida feliz por separado con nuestros fantásticos tres hijos”. “Toda esta historia forma parte de la campaña de propaganda, pero es totalmente contraproducente. La gente no es tonta, tenemos más partidarios que antes”, añade. Varga no respondió a las preguntas formuladas para este artículo.
En respuesta a una petición de comentarios enviada a Rogán, el centro de información del Gobierno ha dicho: “Péter Magyar quiere vengarse del Gobierno por el hecho de que su mujer le haya abandonado y él haya perdido sus cargos públicos”. Según la oficina gubernamental, “sus afirmaciones carecen de fundamento. Todo lo que dice es mera palabrería”.
A pesar del intenso escrutinio, Magyar asegura ser optimista. “Ha llegado el momento”, dice. “No hay poder ni propaganda que pueda detener la primavera y el cambio”.
Traducción de Julián Cnochaert
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