En 1950, Enrico Fermi, un físico estadounidense nacido en Italia y ganador del premio Nobel, planteó una pregunta aparentemente muy simple pero con profundas implicaciones para uno de los rompecabezas científicos más importantes: si existe o no vida más allá de la Tierra.
Durante un almuerzo con colegas en el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México, surgió el tema de los platillos voladores. Se trataba de una conversación informal y nada parece indicar que los científicos que participaron creyeran en la existencia de extraterrestres. Sin embargo Fermi quería saber: ¿dónde están los demás?
Su argumento era el siguiente: partiendo de la base de que el universo existe desde hace miles de millones de años y tiene un tamaño tan vasto, con cientos de miles de millones de estrellas solo en la Vía Láctea, a menos que la Tierra sea asombrosamente especial, el universo debería estar lleno de vida. Podrían existir especies inteligentes lo suficientemente avanzadas como para tener el conocimiento y la tecnología necesarios para los viajes espaciales. Ya deberían haber colonizado toda la galaxia. Entonces, ¿dónde están todos?
Más recientemente, el físico Stephen Hawking, que falleció en marzo de este año, lo argumentó de forma parecida. “Para mi cerebro matemático, desde un punto de vista numérico pensar que existen extraterrestres es perfectamente racional”. Hawking estaba articulando el mismo argumento popular de Fermi, que la inmensidad absoluta del universo prácticamente garantiza que tengamos compañía.
En los últimos años, los científicos se han tomado esta cuestión más en serio. Una de las áreas más emocionantes de investigación en astronomía ha sido el descubrimiento de planetas que se encuentran fuera del sistema solar; mundos que orbitan estrellas que no son nuestro Sol. Muchos de ellos incluso podrían parecerse a la Tierra en tamaño y clima. Los astrónomos creen que hay miles de millones de otros mundos, muchos de los cuales tienen condiciones que posibilitarían la existencia de vida. La probabilidad de que exista vida en otros planetas, incluso que se trate de vida inteligente, en al menos uno de ellos debe ser, por lo tanto, abrumadoramente alta.
¿Las probabilidades de vidas en otros planetas?
Los científicos de una institución que tiene el maravilloso nombre de Instituto del Futuro de la Humanidad en Oxford han echado agua fría sobre el optimismo de Hawking y de otros. Han llevado a cabo un análisis estadístico reflexivo diseccionando una relación matemática conocida como la ecuación de Drake, que nos permite calcular la probabilidad de vida extraterrestre basada en las probabilidades combinadas de que se den todas las condiciones para que exista vida en otro planeta.
Permítanme dejar claro desde el principio que la ecuación de Drake no es muy científica, por la única razón de que algunos de los factores que hay que incluir en ella son, hoy por hoy, puras conjeturas. La pregunta del millón no es la menor de ellas: habida cuenta de todos los elementos que creemos que son necesarios para la existencia de vida (una fuente de energía, agua líquida y moléculas orgánicas), ¿cuán probable es que la vida emerja?
Los autores del nuevo estudio ofrecen dos puntos de vista, uno pesimista y el otro más alegre. El primero es que la paradoja de Fermi es fácil de resolver. La razón por la que no hemos recibido ningún mensaje extraterrestre es porque, bueno, los extraterrestres no están ahí. Calculan que la probabilidad de que estemos solos en el universo está en el rango de 39%-85% y la probabilidad de que estemos solos en nuestra propia galaxia está entre 53% y 99,6%.
Los biólogos odian este tipo de especulaciones absurdas. Señalan con razón que todavía no entendemos bien cómo se originó la vida aquí en la Tierra, así que ¿cómo podemos creer tener las respuestas en torno a su existencia o su inexistencia en otros lugares? Hay algunos que argumentan que la vida en la Tierra apareció poco después de que las condiciones correctas emergieran hace casi 4.000 millones de años, que fue cuando nuestro planeta se había enfriado lo suficiente como para que existiera agua líquida.
¿Esto no significa que podría emerger fácilmente en otra parte? En realidad, no. Una muestra estadística de un solo caso no nos dice nada. Es muy posible que la biología sea una aberración local, el producto de una casualidad química tan improbable que no ha ocurrido en ningún otro lugar del universo observable.
¿Qué debemos creer? Hay razones para creer que podemos tener una respuesta en una década o dos, y que confirme la existencia o no de vida en otros planetas. Los astrobiólogos están a punto de buscar en los exoplanetas los gases producidos por la vida microbiana utilizando sofisticados telescopios espaciales de última generación. También existe la posibilidad de encontrar vida microbiana más cerca de casa, bajo el hielo de varias de las lunas de Júpiter y Saturno.
Ya avancé que el estudio nos proporciona buenas noticias. Algunos argumentan que todavía no hemos encontrado vida extraterrestre porque la vida inteligente (incluidos nosotros) siempre se autodestruye antes de que pueda desarrollar la tecnología que le permitiría comunicarse o hacer viajes interestelares. Sin embargo, podría ser que esta civilización extraterrestre simplemente no exista. Así que, como señalan los autores del estudio, el pesimismo sobre nuestro propio futuro carece de fundamento. Tal vez estamos solos pero tal vez consigamos sobrevivir.
Traducido por Emma Reverter