El papel de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería en la violencia política del domingo en Brasilia está en el punto de mira: los expertos destacan su uso por parte de los partidarios de Jair Bolsonaro para cuestionar el resultado de las elecciones presidenciales y organizar las protestas.
Meta, propietaria de Facebook e Instagram, ha dicho que retirará los contenidos que elogien el asalto a edificios gubernamentales en la capital brasileña, entre afirmaciones de que las empresas tecnológicas no hicieron lo suficiente para impedir los ataques o sofocar la desinformación.
“Festa da Selma”
Nina Santos, investigadora postdoctoral en el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología en Democracia Digital de Brasil, dice que la insurrección de los bolsonaristas radicales se organizó primero en redes de mensajería privadas, como WhatsApp, propiedad de Meta, y Telegram, antes de pasar a plataformas públicas para una mayor visibilidad.
“Hay estrategias para que este movimiento sea visible para aquellos que están interesados en él, pero para que pase desapercibido de los intentos generales de vigilancia”, dice Santos, y cita el uso de la expresión “Festa da Selma” como un nombre en clave para movilizar a los manifestantes sin levantar sospechas.
Meta está investigando el uso de Festa da Selma, que ha aparecido en Internet como una alteración deliberada de la palabra “selva”, que significa “grito de guerra”, mientras que “festa” significa fiesta. En Internet se animó a los manifestantes a asistir a una “Festa da Selma” en la capital brasileña.
“Estas plataformas [de redes sociales] han argumentado que tenían protocolos de emergencia para poner en marcha en casos como el ocurrido [el domingo], pero lo que observamos es que, o bien [estos protocolos] no existen, o bien no se pusieron en marcha. Porque había vídeos, transmisiones en directo con miles de personas viéndolas, vídeos llamando a la gente a salir a la calle, que permanecieron online durante más de cinco horas”, dice Santos.
Meta ha dicho que etiquetó a Brasil como “lugar de alto riesgo temporal” antes de las elecciones presidenciales, en las que Luiz Inácio Lula da Silva desbancó al ultraderechista Bolsonaro, y que ha estado eliminando contenido que abogaba por invadir el Congreso y el palacio presidencial.
“También estamos designando esto como un evento infractor, lo que significa que eliminaremos contenido que apoye o elogie estas acciones. Estamos siguiendo activamente la situación y seguiremos eliminando contenidos que infrinjan nuestras políticas”, dice un portavoz de Meta.
No obstante, otra experta brasileña en redes sociales afirma que las plataformas contribuyeron a la difusión de los intentos de desacreditar la victoria de Lula. “Las redes sociales desempeñaron un papel fundamental en la implantación de esta narrativa [de fraude electoral], convenciendo a la gente, manteniéndola movilizada, y también como forma de organizar todo este movimiento [bolsonarista]”, dice Rose Marie Santini, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro y directora de su centro de investigación sobre redes sociales NetLab.
En plena convulsión de Twitter
The Guardian también se ha puesto en contacto con TikTok y Twitter. La convulsión en Twitter tras su adquisición por parte de Elon Musk la ha dejado muy falta de personal en varias áreas, incluida la moderación. En noviembre, se informó de que la empresa había despedido a todo su personal en Brasil, donde lo utiliza aproximadamente la mitad de los adultos.
Después de las elecciones, cuando los partidarios de Bolsonaro empezaron a seguir el manual establecido por Donald Trump en 2020 y cuestionaron públicamente los resultados electorales, los grupos de la sociedad civil brasileña se encontraron con que no había nadie en Twitter con quien ponerse en contacto, según un informe de Ars Technica.
La red social también ha despedido a la mayoría de sus empleados de comunicación, adoptando la estrategia de relaciones públicas de la empresa automovilística de Musk, Tesla, y canalizando todas las declaraciones a través de la cuenta de Twitter del propio Musk. No se ha acusado recibo de un mensaje de Twitter enviado al director.
En diciembre, el propio Musk dio crédito a las teorías conspirativas de los partidarios de Bolsonaro, y tuiteó: “He visto muchos tuits preocupantes sobre las recientes elecciones en Brasil. Si esos tuits son exactos, es posible que el personal de Twitter diera preferencia a los candidatos de izquierdas”. “Es posible que Twitter tenga gente en el equipo de Brasil con un fuerte sesgo político”, añadió unas semanas después.
El papel de las redes sociales en las protestas políticas violentas ha sido objeto de un mayor escrutinio desde los disturbios en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, lo que llevó a la prohibición de las cuentas de Trump en Facebook, Instagram y Twitter, y a la suspensión de su canal de YouTube. Meta vetó a Trump durante dos años tras dictaminar que sus publicaciones en el periodo previo a la violencia en Washington representaban “una grave violación” de sus normas. La empresa se pronunciará este mes sobre si lo readmite o no.