Una filtración muestra las dudas de las autoridades europeas con la gestión del Brexit

Daniel Boffey

Bruselas —

Un informe confidencial del gobierno de Irlanda deja al descubierto que los líderes europeos valoran negativamente a sus homólogos británicos en lo relativo a la gestión del Brexit y que siguen con preocupación el comportamiento “mediocre” y “sorprendente” de Boris Johnson y de David Davis.

El documento filtrado, elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores del gobierno de Irlanda, se basa en reuniones recientes de los altos funcionarios del ministerio con sus homólogos europeos y se muestra crítico con los esfuerzos diplomáticos realizados por destacados políticos del Reino Unido.

El informe indica que en una reunión entre el ministro del Brexit, David Davis, y los ministros de Defensa y de Asuntos Europeos del gobierno francés, Jean-Yves Le Drian y Nathalie Loiseau respectivamente, que tuvo lugar el pasado 23 de octubre, estos últimos se habrían quedado bastante desconcertados porque Davis prácticamente no mencionó las negociaciones en torno a la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

“A pesar de que antes de la reunión se informó a los medios de comunicación –indica el informe– de que la reunión serviría para desbloquear las reticencias de Francia, Davis prácticamente no menciono el Brexit durante la reunión, lo cual nos sorprendió, y se centró en cuestiones de política exterior”.

Según el documento, dado a conocer por la corporación de radio y televisión irlandesa RTE, un ministro del gobierno checo explicó a sus interlocutores irlandeses que Boris Johnson había visitado su país en septiembre y que su comportamiento también había sido más bien “mediocre”. Sin embargo, expresó su alivio por el hecho de que el titular de exteriores del Reino Unido “no había metido la pata” en esa ocasión.

El informe también afirma que el viceministro checo de Asuntos Exteriores, Jakub Dürr, habría dicho a unos altos funcionarios que “sentía lástima por los embajadores de Reino Unido en países de la Unión Europea, ya que estaban intentando transmitir un mensaje coherente cuando la realidad es que en su país reina la confusión política”.

En Letonia, altos funcionarios del gobierno habrían indicado que los ministros del Reino Unido estaban causando una “mala impresión en sus viajes a las capitales europeas y que Letonia es pesimista en lo relativo a la posibilidad de llegar a un acuerdo en diciembre”.

¿Caos en el gobierno británico?

Los funcionarios también habrían manifestado que “el principal problema del Reino Unido es la situación de caos que impera en su gobierno”.

El juez británico en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Ian Forrester, también se habría quejado de la “poca talla de los políticos de Westminster” durante un encuentro con diplomáticos irlandeses en Luxemburgo.

Forrester les dijo que tenía una relación bastante fluida con miembros del gobierno del Reino Unido para hablar de Brexit pero que le preocupaba que no parecían entender el proceso.

De hecho, según el documento, Forrester se preguntaba si los ciudadanos del Reino Unido pueden haber llegado a la conclusión, tras constatar todo lo que conlleva el Brexit, de que la salida del Reino Unido de la Unión Europea es un “gran error”.

Forrester también habría afirmado que la sociedad del Reino Unido está profundamente dividida y habría puntualizado que “en el contexto político actual es difícil encontrar una solución”.

En relación a Forrester, el informe también indica lo siguiente: “su esperanza es que los ciudadanos británicos finalmente comprendan las implicaciones de salir de la Unión Europea y que poco a poco se den cuenta de que es un grave error y se decanten por la permanencia”.

El documento, que se ha elaborado a partir de los informes de las distintas embajadas de Irlanda en Europa elaborados entre el 6 y el 10 de noviembre, se ha dado a conocer en un momento clave para Theresa May. En las próximas semanas la primera ministra británica tiene que convencer a los 27 estados miembro de la Unión Europea de seguir avanzando en las negociaciones sobre la futura relación entre el Reino Unido y la UE; también en lo relativo al comercio.

Una reunión con el Consejo Europeo

Está previsto que May se reúna este viernes con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en el marco de una cumbre de líderes que se celebrará en Bruselas y donde se espera que la primera ministra explique con mayor detalle y claridad qué intenciones tiene Reino Unido en lo relativo al acuerdo económico para salir de la UE –se calcula en unos 60.000 millones de euros–, los derechos de los ciudadanos y la frontera con Irlanda del Norte.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que tendrá una cena clave con May el 4 de diciembre, dijo el jueves que en los próximos días se verá si las negociaciones en torno al Brexit han sido lo suficientemente fructíferas como para entrar en una segunda fase.

“Estamos manteniendo negociaciones intensas con el Reino Unido para poder dar por terminada la primera fase, que incluye temas como los derechos de los ciudadanos, el ”‘problema de Irlanda’, la suma que se tendrá que pagar“ indicó Juncker en una rueda de prensa celebrada durante un viaje oficial a Suiza.

“Ya hemos pasado lo peor, pero todavía no hemos avanzado lo suficiente como para poder afirmar que ya estamos en condiciones de empezar la segunda fase de negociaciones, que versarán sobre el tipo de relación que debe tener el Reino Unido con la UE en el futuro. Lo veremos en los próximos días”, puntualizó.

Ante la pregunta de si “divorciarse” de la Unión Europea le podría costar al Reino Unido unos 45.000 millones de libras esterlinas, afirmó: “No estoy lo suficientemente loco como para contestar a esta pregunta aquí y ahora”.

El documento confidencial del gobierno irlandés que se ha filtrado menciona a altos cargos de la UE y muestra su alarma por el “caos imperante en el gobierno conservador del Reino Unido” y su preocupación por un gobierno que parece incapaz de formarse opiniones claras y coherentes en cuestiones que tienen una importancia crucial.

El miércoles the Guardian publicó que altos cargos del gobierno español se quedaron sorprendidos cuando Davis afirmó la semana pasada que España estaba presionando para que se cerrara un acuerdo comercial. “Es increíble cómo los británicos nos malinterpretaron”, indicó un político español de alto rango: “Era como si habláramos un idioma distinto. Fueron ellos los que solicitaron nuestra mediación. Veremos lo que podemos hacer, eso fue lo único que dijimos”.

Michel Barnier, poco optimista

El documento del gobierno de Irlanda señala que Michel Barnier, el negociador de la UE, no era muy optimista en cuanto a la posibilidad de que se hicieran avances relevantes antes de la cumbre del 14 de diciembre.

En el marco de un encuentro en Roma, el ministro italiano de Desarrollo Económico, Carlo Calenda, explicó a los diplomáticos irlandeses que si la UE y el Reino Unido no llegaban a un acuerdo, para las empresas italianas esto se podría traducir en pérdidas de más de 4.500 millones de euros.

Según el informe, el embajador griego para asuntos de la UE en el ministerio de Asuntos Exteriores de Atenas, Ioannis Metaxas, afirmó que “el Brexit le preocupaba ya que podía causar graves problemas a Irlanda, Bélgica, Holanda y Dinamarca”.

En relación con Irlanda, el informe señala que Metaxas estaba “deseoso de conocer las propuestas para gestionar los flujos migratorios y aduaneros entre el norte y el sur”.

Con el objetivo de evitar una frontera rígida con Irlanda del Norte, el gobierno irlandés está presionando para que el gobierno británico piense en una solución que mantenga a Irlanda del Norte en el mercado único y en la unión aduanera. El miércoles, el ministro de Exteriores y de Comercio de Irlanda, Simon Coveney, afirmó que “en otras partes del mundo también existen países que tienen un sistema legal complejo en lo relativo a los acuerdos aduaneros y comerciales. Hong Kong sería un ejemplo… China se relaciona con Hong Kong, que ha formado parte de su territorio pero que opera con otras reglas”.

El informe señala que durante una reunión celebrada en Japón en septiembre pasado, la viceprimera ministra del gobierno irlandés, Frances Fitzgerald, “aprovechó todas las oportunidades que se le presentaron para indicar que tras el Brexit, Irlanda era la solución para las empresas japonesas que quisieran invertir en la UE”.

El 7 de noviembre, funcionarios de la embajada de Irlanda en París se reunieron con Gaël Veyssiere, el jefe de gabinete del ministro francés de Asuntos Europeos, que deseaba saber cómo se abordarán los asuntos irlandeses durante las negociaciones de las próximas semanas.

Según el documento, “Veyssiere no creía que las negociaciones fueran a propiciar una solución y dudaba de la voluntad del Reino Unido de negociar con el fin de llegar a un acuerdo”.

“No haremos ningún comentario acerca de esta filtración”, señaló un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. 

“Uno de los aspectos fundamentales de la labor que llevan a cabo nuestras embajadas en el mundo es informar sobre las opiniones de los gobiernos en relación a cuestiones que son estratégicamente relevantes para Irlanda. Estos informes rutinarios son confidenciales y para uso interno, y no están pensados para ser compartidos públicamente”.

Traducido por Emma Reverter