El fiscal de la Corte Penal Internacional, acusado de intentar silenciar una denuncia por conducta sexual inapropiada con una empleada
El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, reaccionó supuestamente a una denuncia formal de conducta sexual inapropiada tratando de persuadir a la presunta víctima para que negara las acusaciones, según ha podido saber The Guardian.
Varios integrantes del personal de la CPI con conocimiento de las acusaciones dicen que Khan y otro cargo cercano a él instaron una y otra vez a la mujer a que desmintiera las acusaciones sobre su comportamiento hacia ella.
De acuerdo con cuatro fuentes, los supuestos intentos de convencer a la mujer para que no siguiera adelante con una denuncia formal se produjeron en persona y mediante llamadas telefónicas, y después de que Khan supiera que las acusaciones de conducta inapropiada habían llegado a las autoridades de la CPI.
En aquel momento, se había aconsejado al fiscal jefe que evitara el contacto personal con la presunta víctima tras una investigación interna fallida sobre el asunto.
The Guardian se ha puesto en contacto con Khan, que niega haber pedido a la mujer que retirara las acusaciones. “Nuestro cliente niega la totalidad de las acusaciones y nos preocupa sobremanera que se esté divulgando un asunto interno, confidencial, y cerrado, para socavar su trabajo de alto perfil actualmente en un momento delicado”, dicen sus abogados.
Tras varios días en los que han circulado informaciones en los medios sobre una presunta conducta sexual inapropiada, Khan negó las acusaciones con un comunicado público en el que afirmaba haber sido víctima, tanto él como el tribunal, “de una amplia gama de ataques y amenazas”. Funcionarios judiciales cercanos a Khan han sugerido en declaraciones anónimas que el fiscal jefe podría estar siendo víctima de una campaña de desprestigio.
“No hay nada de cierto en las sugerencias de dicha conducta inapropiada”, decía el comunicado de Khan. “Llevo 30 años trabajando en diversos contextos y nadie ha presentado nunca una denuncia de este tipo contra mí”.
La mujer en el centro de las acusaciones no ha querido hacer declaraciones. Sus compañeros en la CPI la describen como una prestigiosa abogada en la treintena que trabajaba directamente para Khan.
Pero según el testimonio de varias fuentes con conocimiento del caso, la abogada dijo a sus colegas que había rechazado las supuestas peticiones para desmentir la acusación. De acuerdo con esas fuentes, la mujer atribuyó las supuestas propuestas de Khan y de otro funcionario de la CPI a un intento de hacerle decir que las acusaciones contra el fiscal eran un invento.
Las acusaciones contra Khan, de 54 años, incluyen tocamientos sexuales no deseados y “abusos” durante un largo período, según un documento al que ha tenido acceso The Guardian. Incluyen un supuesto incidente en el que Khan habría “presionado con su lengua” el oído de la mujer. El fiscal niega dichas acusaciones de conducta inapropiada.
Según cuatro personas de la CPI con conocimiento de las acusaciones, estas también incluyen abuso de autoridad y comportamientos sexuales coercitivos.
La mujer “sufre una gran angustia”
The Guardian ha hablado con 11 funcionarios y exfuncionarios de la CPI familiarizados con el caso. También, con fuentes diplomáticas y amigos de la presunta víctima. Todos se niegan a ser identificados con su nombre: o no están autorizados a hablar sobre las acusaciones o querían proteger a la mujer.
Muchas de estas personas dicen que la mujer ha vivido con mucha angustia las informaciones falsas sobre las acusaciones y los intentos de politizar la situación. Aparentemente, en un principio se abstuvo de presentar la denuncia contra Khan por temor a represalias y a que pudieran aprovecharse de ellas países críticos del tribunal como Israel. Según personas que conocen a la presunta víctima, la mujer ha quedado traumatizada por la situación y está “sufriendo una gran angustia emocional”.
“Ella nunca quiso nada de esto”, dice una persona cercana. “Pero la denuncia presentada contra su voluntad, seguida por los desmentidos de Khan, y por sus intentos de ocultar las acusaciones, la han puesto en una situación muy complicada”.
La divulgación de las acusaciones llega en un momento muy delicado para la CPI como tribunal de última instancia responsable de procesar a individuos acusados de atrocidades. Un grupo formado por tres jueces del tribunal está sopesando ahora mismo una petición del fiscal Khan políticamente explosiva: dictar órdenes de detención contra dirigentes israelíes por presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos en Gaza.
Con sede en La Haya, la CPI enfrenta una crisis sin precedentes, con un fuerte debate interno por la gestión de las acusaciones y aparentes intentos, por parte de los opositores del tribunal, de usarlas en su beneficio.
Khan tuvo conocimiento de las acusaciones semanas antes de solicitar, el pasado mayo, órdenes de detención contra el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu; contra su ministro de Defensa; y contra tres dirigentes de Hamás.
Aunque Khan no ha llegado a acusar explícitamente a Israel, en el comunicado donde negaba conductas inapropiadas sí decía que, en los últimos meses, él y el tribunal han sido objeto de “una amplia gama de ataques y amenazas recientes”.
A principios de 2024, The Guardian reveló el detalle de la campaña de diez años desplegada contra la CPI por las agencias de espionaje de Israel, incluyendo amenazas e intentos de desprestigiar a altos cargos del tribunal. En este contexto, miembros de la CPI cercanos a Khan insinúan que las acusaciones forman parte de una campaña de desprestigio dirigida por Tel Aviv.
Pero tras una investigación de meses en torno a las acusaciones contra Khan, The Guardian no ha encontrado pruebas de que Israel, ni ningún otro país, esté implicado en las acusaciones originales, aunque sí parece que ha habido intentos de informar de manera anónima a los periodistas y de publicar filtraciones en Internet.
Filtraciones online
Según personas que conocen el relato de la presunta víctima, las informaciones de prensa y las redes sociales minimizaron y tergiversaron las acusaciones contra Khan cuando comenzaron a aparecer la semana pasada en filtraciones anónimas por Internet. Las acusaciones contenidas en el informe de un supuesto “whistleblower” [denunciante] incluyen inexactitudes, dice. Varios medios recibieron y publicaron el mismo informe incompleto.
The Guardian ha podido reconstruir una imagen más detallada de las acusaciones y de la compleja secuencia que finalmente llevó a que varios aspectos de la denuncia se filtraran en Internet, y en las páginas de medios de la derecha.
Según tres personas familiarizadas con la situación, las acusaciones contra Khan por conducta sexual inapropiada con la mujer se enmarcan en un período que abarca desde abril de 2023 hasta abril de 2024. “Las acusaciones no se refieren a un único incidente, o a un par de incidentes, sino a una conducta inapropiada que tuvo lugar durante varios meses”, dice una fuente del tribunal.
La presunta víctima contó a sus compañeros que su primera preocupación surgió durante un viaje de trabajo a Londres, cuando Khan había tratado de cogerla de la mano. Después de eso, el fiscal habría intentado en repetidas ocasiones iniciar un contacto sexual no deseado. Los incidentes habrían ido en aumento y tenido lugar en el despacho de Khan en la sede de la CPI, en habitaciones de hotel durante viajes de trabajo en el extranjero y en el domicilio de Khan en La Haya.
Según tres fuentes, la mujer describió a sus colegas el detalle de supuestos tocamientos sexuales no deseados, incluidas ocasiones en las que Khan supuestamente la manoseaba y le metía la lengua en la oreja. En un documento de la CPI que recoge las acusaciones, la mujer dice haber buscado excusas para no quedarse a solas con Khan, pero que los intentos de distanciarse le generarían consecuencias negativas en el lugar de trabajo.
Después de viajar por trabajo al extranjero con el fiscal en abril, la mujer habló en confianza con dos personas cercanas de la CPI que le preguntaron por qué estaba alterada y les relató en detalle la supuesta conducta de Khan. La presunta víctima les dijo que no quería presentar una denuncia formal por las consecuencias negativas que eso podría tener para ella, para su familia, y para la labor del tribunal internacional.
Pero tanto Khan como el Mecanismo de Supervisión Independiente de la CPI [IOM, por sus siglas en inglés, responsable de investigar supuestas conductas inapropiadas], tuvieron conocimiento de las acusaciones pocos días después de la confesión.
Una tarde de principios de mayo, Khan se enteró de que las graves acusaciones llegarían pronto al mecanismo. De acuerdo con el testimonio de varias personas con conocimiento de los hechos, lo supo cuando un pequeño grupo de empleados de su oficina se le acercó. Esa reunión con los colaboradores tuvo lugar en el domicilio de Khan en La Haya y sin el conocimiento o el consentimiento de la mujer. “Se ocultó información a la presunta víctima”, dice una de las fuentes.
Investigación
Tres días después de que a Khan fuera alertado, los investigadores de la IOM citaron apresuradamente en un hotel de La Haya a la presunta víctima para decirle que habían recibido una denuncia por presunta conducta inapropiada. Según un acta del encuentro, la mujer dijo a los investigadores que la habían sorprendido y que tenía serias dudas sobre la forma en que estaban manejando la situación. Según fuentes de la CPI, la presunta víctima había expresado en otras ocasiones sus dudas sobre la idoneidad del mecanismo, un organismo en el que el personal femenino del tribunal no confía plenamente.
Dos días después de reunirse con la presunta víctima, el IOM decidió no iniciar una investigación completa sobre las acusaciones. En su informe anual, el organismo declaró que la mujer “se negó a presentar una denuncia formal” incluso después de que se le sugiriera derivar “la investigación a una entidad externa”.
Pero, según los registros de la investigación a los que ha tenido acceso The Guardian, la mujer aceptó reunirse con la IOM una segunda vez poco antes de que cerraran el asunto. De acuerdo con esos registros, en ese momento no se ofreció la posibilidad de una investigación externa.
En una declaración reciente sobre la investigación llevada a cabo por el mecanismo, el órgano de gobierno de la CPI comunicó que, tras una conversación con la presunta víctima, “el IOM no estaba en condiciones de proceder a una investigación en esa fase”. “Se recomendaron medidas para salvaguardar los derechos de todos”, dice el texto.
Dos fuentes dicen que esas medidas recomendadas, que fueron enviadas por escrito a Khan, incluyen minimizar el contacto con la mujer y evitar pasar tiempo con ella a solas, por la noche o durante los viajes de trabajo.
Pero según las fuentes, el fiscal habló con la presunta víctima sobre la situación en varias llamadas y reuniones en persona, después de que ella regresara al trabajo. Otra persona que integra el equipo de Khan animó a la mujer a distanciarse de las afirmaciones, diciéndole que Khan estaba “muy asustado” y “nervioso” por la posible filtración de las acusaciones.
Según tres fuentes, entre los meses de mayo y septiembre Khan y esta otra persona cercana a él alentaron a la presunta víctima a escribir una carta desmintiendo las acusaciones contra el fiscal. Si la mujer escribía la carta, normalizaría su relación laboral con el fiscal, le habría dicho este funcionario. “Nunca he dicho esto, nunca me ha agredido”, era la frase que aparentemente quería que escribiese.
Esta persona niega haber hablado ese asunto con la presunta víctima. Los abogados de Khan también han negado el episodio. “Confirmamos que ni nuestro cliente, ni ninguna persona que actúe en su nombre o dependa de él, pidió que se escribiera tal carta, ni pidió a la persona que retirara ninguna acusación”, sostienen. “Nuestro cliente ha cumplido plenamente con los procedimientos internos y ha permitido que estos asuntos sean tratados de manera imparcial por autoridades independientes de él”.
¿Una “teoría nueva”?
El consejo editorial de The Wall Street Journal, periódico de línea conservadora y proisraelí, publicó la semana pasada una filtración sobre estas acusaciones que se basaba en el cuestionado informe del “denunciante” que circulaba por los medios. El periódico especulaba con “una teoría nueva”: que Khan haya solicitado las órdenes de detención contra Netanyahu como una forma de desviar la atención ante acusaciones de conducta sexual inapropiada que podrían precipitar su dimisión.
Según un miembro con conocimiento de la investigación de la CPI sobre Palestina, esta sugerencia es “inexacta”. Otra fuente bien situada dice que las decisiones de pedir órdenes de detención contra altos cargos de Israel y de Hamás ya se habían tomado cuando Khan fue informado de la acusación de conducta indebida. Según la fuente, las solicitudes de órdenes de detención ya se estaban redactando en ese momento.
Numerosos funcionarios y exfuncionarios de la CPI expresan sus temores de que Israel, y sus aliados, traten de explotar la polémica en torno al asediado fiscal jefe con escasa consideración por las garantías procesales de la mujer en el centro de todo.
Entre el personal del tribunal, muchos apoyan la decisión de Khan de solicitar órdenes de detención y celebran que haya hecho valer la independencia del organismo frente a grandes presiones políticas. Pero también son muchos los profundamente preocupados por las acusaciones a las que se enfrenta y por la forma en que el tribunal está gestionando la situación. El sindicato del personal de la CPI pidió la semana pasada una “investigación rápida e independiente, dirigida por un panel externo libre de cualquier posible conflicto de intereses”.
Khan ha dicho que está dispuesto a cooperar con una nueva investigación. “Es esencial, y especialmente en el contexto en que el [fiscal] está operando actualmente, que cualquier información de esta naturaleza se aborde en un proceso formal independiente, protegiendo los derechos de todas las partes”, añadió en un comunicado un portavoz de la oficina de Khan.
Tras la publicación de este reportaje, el fiscal ha dicho en un tuit que ha pedido al IOM que lleve a cabo una investigación sobre las acusaciones “de conducta indebida y las circunstancias que las rodean en relación con los procesos oficiales de la Corte y lo que parece ser desinformación”. “Cooperaré plenamente con esa investigación”, ha añadido.
La agencia de noticias Associated Press informó el viernes de que la presunta víctima está ahora en contacto con la Asamblea de Estados Partes [la ASP, por sus siglas en inglés], el órgano rector del tribunal que tendrá la última palabra sobre el futuro de Khan. Según una fuente diplomática, la ASP aún no ha iniciado una nueva investigación, lo que podría ser el próximo paso en el proceso, con interrogatorios al fiscal y a la presunta víctima sobre las acusaciones, además de otras labores de investigación, antes de llegar a alguna conclusión sobre la inocencia o culpabilidad de Khan.
“Cualquier denuncia de conducta indebida se toma muy en serio”, escribió la semana pasada en un comunicado Päivi Kaukoranta, presidenta de la ASP. Kaukoranta pedía a los ciudadanos que respetaran la integridad y confidencialidad de los procedimientos internos, “incluidas las posibles medidas adicionales que sean requeridas”.
Traducción de Francisco de Zárate.
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