¡Que vienen los robots! ¡Que vienen los robots!
Informaciones que aparecen cada cierto tiempo nos avisan de que el apocalipsis de la automatización está a punto de llegar. Según un estudio de la consultora McKinsey & Company de enero, alrededor de un 30% de las tareas de un 60% de los empleos podrían ser informatizadas. El año pasado, el principal economista del Banco de Inglaterra dijo que 80 millones de puestos de trabajo en EEUU y 15 millones en el Reino Unido podrían terminar siendo desempeñados por robots.
No todos los empleos son iguales, claro. En 2013 el muy citado estudio de la Universidad de Oxford The Future of Employment (El futuro del empleo, por Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne) analizó 702 actividades laborales comunes y concluyó que algunos puestos de trabajo, como los teleoperadores, asesores fiscales y árbitros de deportes, corrían más riesgo que otros, como los de terapeutas, dentistas y médicos.
Hasta hoy los informes sobre el fin del trabajo humano se han caracterizado por ser muy exagerados: la tecnología ha creado más empleos de los que ha destruido. Se conoce como la “falacia ludita”, en referencia al grupo de trabajadores textiles que en el siglo XIX destruyó las nuevas máquinas de tejer que atentaban contra su oficio. En los últimos 60 años la automatización solo ha terminado con un trabajo: el de los ascensoristas.
A pesar de las optimistas predicciones sobre la reducción del trabajo pesado y el aumento de la prosperidad que traería la tecnología, muy pocos de nosotros trabajamos las 15 horas por semana que en 1930 el economista John Maynard Keynes predijo sería la norma para sus nietos. En todo caso, ahora tenemos días de trabajo de 15 horas.
La revolución tecnológica de hoy es totalmente diferente a la industrial del siglo XIX. La velocidad con la que se dan los cambios es exponencialmente mayor y su alcance mucho más amplio. Como escribe Jerry Kaplan, académico de la Universidad de Stanford, en Humans Need Not Apply (Los humanos no necesitan postularse), hoy en día, la automatización no “discrimina según la clase de trabajo”. No importa si trabajas en una fábrica, si eres asesor financiero o un flautista profesional: la robotización viene a por ti.
¿Qué profesiones corren más riesgo?
Antes de ponernos pesimistas, es importante subrayar que la automatización no es sinónimo de menos puestos de trabajo. En una conversación telefónica, Carl Benedikt Frey señaló rápidamente que en su estudio no hacen predicciones explícitas, como que “el 47% de los puestos de trabajo en EEUU desaparecerá”. Su investigación solo dice que esos son los trabajos más expuestos a ser automatizados.
En otras palabras, los trabajos en sí mismos no van a desaparecer por completo; más bien, serán redefinidos. Por supuesto, como admite Frey, “desde la perspectiva de un trabajador, no hay mucha diferencia” entre una redefinición drástica del trabajo y su desaparición. Es probable que muchos trabajadores carezcan de las habilidades necesarias para el nuevo rol y se queden igualmente sin empleo.
El profesor Richard Susskind, autor del libro The Future of the Professions and Tomorrow’s Lawyers (El futuro de las profesiones y los abogados del mañana), se hace eco de esta diferencia. “Lo que se verá en muchos trabajos será un montón de tareas diferentes”, explica. “En la actualidad, un abogado no desarrolla sistemas que ofrezcan asesoramiento, pero el abogado del 2025 sí lo hará. Todavía se llamarán abogados, pero harán cosas diferentes”.
¿Cuáles son las profesiones que corren más riesgo?
Según Martin Ford, futurólogo y autor del libro Rise of the Robots: Technology and the Threat of a Jobless Future (El ascenso de los robots: la tecnología y la amenaza de un futuro sin trabajo), los empleos que corren más riesgo son aquellos que “en algún punto, son rutinarios, repetitivos y predecibles”.
A modo de ejemplo, en el informe The Future of Employment el muy rutinario trabajo de telefonista tiene un 99% de probabilidades de ser automatizado. Tal vez usted ya se haya dado cuenta del incremento en las molestas llamadas automáticas. Las declaraciones de impuestos, que implican el procesamiento sistemático de una gran cantidad de información predecible, también se enfrenta a un 99% de probabilidades de automatización. De hecho, la tecnología ya ha empezado a manejar nuestros impuestos: H&R Block, una de las mayores gestoras en declaraciones de impuestos de EEUU, usa Watson, la plataforma de inteligencia artificial de IBM.
Los robots también se harán cargo de las tareas más repetitivas en profesiones como la abogacía, donde asistentes jurídicos y legales se enfrentan a un 94% de probabilidades de ver su trabajo automatizado. Según un reciente informe de Deloitte, en los próximos 20 años más de 100.000 trabajos dentro del sector legal británico tienen una alta probabilidad de ser automatizados.
Los cocineros de los establecimientos de comida rápida también enfrentan una probabilidad del 81% de ser reemplazados en su trabajo por robots como Flippy, un ayudante de cocina que ya usa la inteligencia artificial para preparar hamburguesas en varios restaurantes de la cadena CaliBurger.
¿Qué trabajos estarán a salvo de los robots?
Para Martin Ford, el escritor futurólogo, los puestos de trabajo que presentarán mayor resistencia están divididos en tres áreas diferentes. La primera incluye a todos los que requieren una “verdadera veta creativa, como el de los artistas, los científicos o como el de desarrollar una nueva estrategia de negocios”. “Por ahora, los humanos todavía son mejores en lo que respecta a la creatividad, pero existe una salvedad. No puedo garantizar que, en 20 años, un ordenador no vaya a ser la entidad más creativa de todo el planeta. Ya existen ordenadores que pueden pintar obras originales. Así que, en 20 años, ¿quién sabe cuán lejos llegarán las máquinas?”, dice.
En un segundo apartado figuran las profesiones en las que se requiere entablar relaciones profundas con las personas: por ejemplo, el personal de enfermería o los puestos de negocios en los que se requiera una relación cercana con los clientes. El tercer área incluye a los trabajos altamente impredecibles. Por ejemplo, el de los fontaneros a los que llaman para resolver distintas emergencias en varios lugares.
Estos criterios aplican para el grupo de trabajos que, según The Future of Employment, corre menos riesgo de ser robotizados: terapeutas recreacionales, supervisores mecánicos de primera línea, instaladores, reparadores, terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales del área de la salud, entre otros.
Aunque pertenecer a una industria dedicada a la creatividad o al trato con personas puede asegurarnos el trabajo otros 10 años, es difícil predecir qué pasará en los próximos 20. Susskind subraya que debemos ser precavidos a la hora de quitarle importancia a los cambios en el mundo del trabajo que pueden traer los ordenadores.
Según Susskind, la década del 2020 no será de desempleo sino de redistribución de trabajos. Para después, el panorama no es tan claro: “No creo que nadie pueda planificar su carrera a largo plazo con certeza”. Como explica, “se hacen suposiciones acerca de lo indispensable que es el ser humano”, pero las máquinas ya están haciendo cosas que se asumían como territorio exclusivo de los humanos. Por ejemplo, componer música original y usar jugadas creativas para derrotar a profesionales en juegos de mesa complejos.
Es más complicado reemplazar a dios
Las máquinas incluso nos ayudan en nuestra relación con dios. Aunque según datos extraídos de The Future of Jobs, el clero solo tiene un 0,081% de probabilidades de ser reemplazado por máquinas, Susskind cree que algún día un algoritmo podría reemplazar a los sacerdotes. Como recuerda él mismo, aplicaciones como Confession ya ofrecen “un menú desplegable para hacer un seguimiento de los pecados”.
Aunque la crítica se haya centrado en los robots, es importante aclarar que la automatización no es lo único que afecta al mercado laboral. Según Saadia Zahidi, jefa de Iniciativas de empleo, género y educación del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), “no debemos olvidar que hay otros factores que producen el cambio”.
Un informe del WEF de 2016 identificó los factores que impactarán notablemente en los puestos de trabajo: el cambio climático, el auge de la clase media en muchos mercados emergentes, el envejecimiento de las poblaciones en ciertas partes de Europa y de Asia Oriental, y la evolución en las aspiraciones de las mujeres. “En realidad, es el conjunto de estos factores de cambio lo que hace que después se produzcan alteraciones en el mercado laboral”, dice Zahidi.
El informe advierte que muy pronto habrá consecuencias significativas de la automatización. Según Zahidi, “los próximos tres años serán de cambio constante y de pérdidas relativamente mayores que las ganancias”. “Esto no es para ponerse alarmistas y decir que se van a perder muchos puestos de trabajo. Pero si no hacemos nada, será lo que terminará pasando”, añade.
Para Zahidi, la automatización también podría agravar la desigualdad de género. No hay una gran proporción de mujeres estudiando ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM) o Tecnologías de la Información (TI), áreas en las que probablemente haya más demanda de trabajo. Aunque por otro lado, dice Zahidi, suele haber más mujeres en profesiones relacionadas con el cuidado de las personas, como la atención sanitaria y la educación, mucho menos expuestas a la automatización.
A decir verdad, a largo plazo las mujeres podrían quedar mejor paradas frente al cambio tecnológico. Según un reciente informe de la consultora PriceWaterhouseCoopers, la proporción de trabajos realizados por hombres que corren riesgo de ser automatizados es mayor que en las ocupaciones típicamente femeninas, especialmente en los empleos masculinos que requieren un menor nivel educativo.
¿Cómo prepararnos para lo que se avecina?
“Cada vez más gente con criterio se está dando cuenta de que, si ser empleado es igual a poner todo el dinero en un solo lugar, diversificar la cartera de clientes es la mejor estrategia. Por eso hay muchas más personas diversificando su carrera”, dice Justin Tobin, fundador de la consultora de innovación DDG.
La futuróloga Faith Popcorn repite esa idea de que todos tendremos que volvernos lo más ágiles que podamos: “tener muchos talentos distintos y poder hacer trabajos distintos para aportar a la economía”. En el futuro, según Popcorn, todos tendremos entre siete y ocho trabajos y el adulto promedio trabajará simultáneamente para varias empresas en lugar de una sola gran empresa. “Estamos en medio de un cambio enorme y de gran alcance que tendrá un efecto en todos los niveles de la sociedad”, advierte.
Popcorn se gana la vida prediciendo el futuro. Con el paso de los años se ha convertido en una especie de leyenda, pero la velocidad con que se producen los cambios hoy en día parece preocuparle incluso a ella. Con un suspiro que hace pensar en su cansancio por la marcha del mundo, dice: “Te dan ganas de tomar más tequila”.
Traducido por Francisco de Zárate