Hatice Cengiz, la pareja de Jamal Khashoggi: “El mundo ha decidido pasar página por el asesinato”

Stephanie Kirchgaessner

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Hatice Cengiz, la prometida de Jamal Khashoggi, denuncia que el mundo no ha logrado aún que Arabia Saudí rinda cuentas por el asesinato del periodista de The Washington Post y eso es una forma de incentivar que el reino siga haciendo lo que quiera. Entrevistada por The Guardian, la activista y académica turca recuerda en Washington que ha pasado más de un año desde el brutal asesinato en el consulado saudí de Estambul sin que se hayan impuesto sanciones globales importantes contra Arabia Saudí.

Se está enviando el mensaje de que Arabia Saudí puede “hacer lo que quiera sin pagar ninguna consecuencia”, sostiene. “Esta gente todavía puede hacer lo que quiera porque no han sido castigados por lo que hicieron y porque el mundo ha decidido pasar página”.

Invitada por el congresista demócrata Gerry Connolly, Cengiz asistió este martes en Washington al discurso sobre el estado de la Unión. Connolly ha pedido que dejen de venderse armas a Arabia Saudí y un posible cierre de delegaciones diplomáticas saudíes en EEUU.

Durante la extensa entrevista con The Guardian, Cengiz, de 37 años, habla sobre su vida a partir del 2 de octubre de 2018, la fecha en que Khashoggi entró al consulado saudí para que le entregaran unos documentos que necesitaba para casarse con ella. No volvió a salir. Y ella le esperaba fuera.

La relatora especial de Naciones Unidas en ejecuciones extrajudiciales, Agnès Callamard, concluyó en su investigación que hay pruebas creíbles de que a Khashoggi lo había matado un escuadrón de la muerte saudí y que se trataba de una ejecución extrajudicial premeditada y aprobada por el Gobierno. Por su parte, los servicios de espionaje de Estados Unidos han determinado (con un grado de certidumbre entre medio y alto) que la orden del asesinato vino del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, también conocido como MBS.

Según investigaciones posteriores y una información publicada por el periódico The New York Times, MBS habló de usar una “bala” contra Khashoggi en 2017. El Gobierno saudí dice que el asesinato fue un acto “solitario” y que el príncipe Mohammed bin Salmán no lo ordenó. En una entrevista al programa de la CBS ‘60 minutes’, MBS dijo que asumía “toda la responsabilidad [del asesinato], especialmente porque fue cometido por personas que trabajaban para el Gobierno saudí”.

Desde que se cometió, Cengiz ha hablado de la conmoción y el dolor abrumador que le provocó el asesinato, haciéndole sentir “un desapego de la vida durante mucho tiempo”. Pero la Cengiz de hoy parece cualquier cosa menos desapegada. Incluso cuando habla del “terror” que siente por su integridad, sus palabras están iluminadas por una fuerte demanda de justicia y por la ira que le provoca lo que ella llama el fracaso de la comunidad internacional de exigir cuentas a Arabia Saudí tras asesinar al hombre que amaba. “Se les ha animado a que sigan con su agenda”, cuenta. “Si me pasa algo a mí o a cualquier persona, ¿cómo se sentirán? El mundo sería el responsable, doblemente responsable”.

Cengiz rara vez mide las palabras cuando critica a EEUU, al Reino Unido o a las Naciones Unidas por su reacción al asesinato. El mundo la ha conocido como una novia en duelo, pero según Agnès Callamard también es una persona con una “personalidad dominante”. Cuando se conocieron, Cengiz pasó 20 minutos interrogando a la investigadora francesa sobre sus antecedentes y sus intenciones. “Eran preguntas incisivas y sentí que debía pasar la prueba si quería entrevistarla; después tuvimos una larga y fructífera conversación que fue muy importante para mi investigación”, dijo Callamard. “Hatice Cengiz es mucho más que una víctima o que la prometida de Jamal Khashoggi. Es inteligente y valiente, ha desafiado las normas y sigue haciéndolo”.

La semana pasada The Guardian publicó que las autoridades estadounidenses habían pedido a las británicas que controlases a Cengiz en Londres el verano pasado porque Arabia Saudí tenía “la ambición y la intención” de vigilar a Cengiz en el Reino Unido. Según Cengiz, nadie la alertó de esa amenaza, pero los temores por su seguridad han sido una preocupación constante. “¿Que me hayan seguido no representa un ataque a mi vida privada? Estas cosas me impiden comportarme como un ser humano normal”.

Cengiz describe su conexión con Khashoggi como emocional y cuenta que el periodista no compartía con ella los detalles de su trabajo. Sin embargo, afirma que Khashoggi era consciente de las represalias por criticar al príncipe heredero saudí en The Washington Post y de la campaña que había contra él en Twitter.

Cengiz recuerda su sorpresa cuando Khashoggi le dijo sentirse “deprimido” por los troles saudíes que le atacaban en Internet. “Decía que de verdad sabían cómo afectar en tu forma de pensar y tus sentimientos”. Khashoggi trataba de no prestarles demasiada atención.

Khashoggi nunca le dijo si temía estar siendo vigilado o tener el teléfono hackeado, pero Cengiz recordó que usaba el WhatsApp para comunicarse con altos funcionarios saudíes, príncipes y otras autoridades.

Según una demanda presentada en los tribunales de Israel por Omar Abdulaziz, disidente saudí en Canadá y cercano a Khashoggi, Arabia Saudí utilizó el software de la empresa israelí NSO Group para piratear su teléfono en nombre de Arabia Saudí. El pirateo se produjo en una época en que él y Khashoggi intercambiaban “cientos” de mensajes por WhatsApp. NSO Group ha negado las acusaciones y manifestado enfáticamente que su tecnología nunca se utilizó para atacar personalmente a Khashoggi.

“Es evidente que existe la necesidad internacional de evitar que haya gente usando estos programas [de spyware]”, señala Cengiz. “Podemos ver que el Gobierno utilizó aparentemente la tecnología spyware para hacer algo malo. Algo dañino, ¿y esto no es un crimen internacional?”

En diciembre, los fiscales de Arabia Saudí anunciaron que cinco hombres habían sido condenados a muerte y otros tres se enfrentarían a penas de prisión por su participación en el asesinato de Khashoggi. La justicia “exoneró” a tres hombres de alto rango. Entre ellos, Saud al Qahtani, el cercano asistente del príncipe heredero al que EEUU sancionó por su supuesta responsabilidad en la planificación y ejecución del asesinato.

Los activistas de derechos humanos han dicho categóricamente que el juicio secreto fue una farsa. Cengiz rechaza completamente su resultado: “Si MBS es de verdad responsable, como dijo en la entrevista, ¿por qué no explica las razones por la que esas cinco personas fueron condenadas a muerte? ¿Quiénes son estas personas y qué pasa con los demás? ¿De verdad pensaron que lo aceptaríamos sin ninguna explicación? Por un lado, MBS dice que asume la responsabilidad, pero por otro lado, está huyendo de ella”.

Traducido por Francisco de Zárate