Son venezolanos, refugiados cubanos, estadounidenses con padres salvadoreños. Son texanos y peruanos. Dividen sus vidas entre Argentina y Norteamérica. Son hombres y mujeres, negros y blancos, religiosos y ateos. Hablan inglés o español, o ninguno o ambos. Son ciudadanos estadounidenses o indocumentados.
Son latinos e hispanos que quieren hablar por sí mismos. Y aunque ninguno puede poner voz a los 56,6 millones que suman en Estados Unidos, hacen un intento mientras Donald Trump pone en marcha un programa que divide y enfurece a la población hispana. Francisco Navas entrevistó a varios de ellos de todo el país.
“Debes aceptar el país al que llegas”
Ray Pascual tiene 52 años, nació en Cuba pero ahora vive en Miami. Ha votado a Trump y trabaja en el tribunal del condado de Miami.
Sobre inmigración: “Cuando un país se inunda de personas de otros países, si no se integran, terminan formando sus propios guetos. Se aíslan, no quieren ser americanos. Llega un momento en el que tienes que frenar todo esto para que los que ya están aquí se conviertan en americanos”.
Sobre el Obamacare: “Nos afectó enormemente. Antes del Obamacare estábamos pagando 6.000 dólares (unos 5.500 euros) por los seguros, y ahora son 10.000 (unos 9.300 euros)”. Cuando eres de la clase media, lo notas.
“Viví los cambios sociales de finales de los 60 y fueron buenos para mí”
María DeGiovanni tiene 73 años, es de San Francisco (California) y de Rosario (Argentina). Es una profesora retirada y no quiere decir a quién votó.
Sobre la misoginia de Trump: “Sé cómo son los hombres. Me he sentado a cenar con hombres argentinos y muchas veces he escuchado comentarios nada buenos sobre el papel de las mujeres en la sociedad. Incluso por parte de hombres bien educados y respetables.
Trump no está entrenado para ser un político, por lo que no puedo juzgarle. Creo que los medios de comunicación han utilizado sus comentarios para difamarlo“.
Sobre la jubilación y los costes sanitarios: “Hoy en día, si no tienes ahorros y estás jubilado, no puedes vivir y da igual que partido esté en el poder. No puedes comprar nada. En Chile, la jubilación y sus prestaciones son muy grandes. Aquí en San Francisco con 1.000 o 2.000 dólares al mes (900 o 1.800 euros) no se puede vivir. Los seguros sanitarios son extremadamente caros. El médico me cobra por cada visita 356 dólares (330 euros), ¡por 15 minutos! Y pago un buen seguro. Imagina a alguien que vaya con el mismo problema que yo y no tenga seguro... ¿qué pasa con ellos? Esto no puede ser”.
“Hacen que parezca que las mujeres conservadoras nos odiamos”
Jess P. tiene 22 años, vive en Miami, estudia Derecho penal y votó a Donald Trump.
¿Por qué votó a Trump?: “Estas elecciones fueron muy raras. Si Hillary no hubiera sido la candidata, probablemente no habría votado. Pero es una política tan corrupta que no podía dejarlo pasar. Tuve que votar.
Para ellos la cuestión es que Trump es un racista y un sexista. Puedes jugar esta carta y es justo donde los medios están apuntando. Pero lo del racismo no tiene sentido. No después de que Hillary se refiriera a los jóvenes negros como 'superdepredadores'. Ella es un poco intolerante y los medios lo ocultan“.
Sobre si es una feminista: “Esa cuestión me fastidia. Porque soy una mujer, ¿crees que no quiero que progresemos? Hacen que parezca que las mujeres conservadoras nos odiamos. Y después dicen: 'Gracias a Dios, eres guapa'. ¿Esa es mi única gracia salvadora?”
“La lucha de la inmigración es la base de este país. Es lo que hace a EEUU grande”
Juan Guerreo tiene 22 años y vive en Queens, Nueva York. Con ascendencia colombiana, no quiso votar. Ahora trabaja en desarrollo empresarial.
El efecto Trump en EEUU: “Trump idolatra a Putin y no me parece bien. El tipo es un intolerante. Que Trump sea presidente mancha nuestra reputación y deja en evidencia a EEUU. Cuando apoyas a alguien, apoyas también todas sus creencias”.
Sobre el miedo: “Los próximos cuatro años de mi vida van a ser tensos. Estaré más preocupado, porque nunca sabes lo que puede pasar. La gente tiene miedo. Y la situación nunca estuvo tan dividida. Si Hillary Clinton hubiera ganado, no tendríamos que preocuparnos de todo esto. No nos preocuparía que hubiera grupos marginales”.
“La gente viene aquí para lograr sueños, para escapar de un callejón sin salida. Y hay un tipo como Trump denunciándolos. Mi abuela vino aquí ilegalmente de Colombia a través del Río Grande. Ver lo que logró, ver lo que es posible en mi vida por ella ... te hace apreciar ese viaje”.
“Mi madre ya lo dijo: Dime con quién andas y te diré quién eres”
Lourdes Montiel tiene 52 años, nació en la Cuba de Fidel Castro y es hija de un revolucionario. Ahora es profesora de instituto.
Sobre sus miedos: “Cuando eliges a Steve Bannon como tu jefe de estrategia, ya empiezo a ver quién eres... Me da miedo cómo amenaza a la prensa porque una de las funciones del periodismo es informar de lo que está sucediendo en el Gobierno. Si no tenemos acceso a eso, es un problema. Temo por las libertades civiles. Estamos muy preocupados por los terroristas, vamos a terminar destruyéndonos los unos a los otros a este paso”.
Sobre la identidad estadounidense: “Fuimos refugiados. A estas alturas, me considero estadounidense –cubana-estadounidense– pero EEUU es el país al que debo mi lealtad. Cada estadounidense tiene una historia y no hay nada de malo en ello. De hecho, es lo que hace que nuestro país sea tan único”.
Traducido por Cristina Armunia Berges