La vida y la salud de los hombres homosexuales importan. Eso ha determinado un fallo judicial este martes. El año pasado, el Sistema Nacional de Salud de Inglaterra (NHS, por sus siglas en inglés) decidió no distribuir un tratamiento llamado de “profilaxis de pre-exposición” que previene la transmisión del VIH. El bienestar de muchos hombres homosexuales quedó postergado ante otras prioridades. Teniendo en cuenta que cuesta mucho más dinero tratar el VIH que prevenirlo, la decisión no tenía sentido incluso económicamente.
NHS de Inglaterra fue derrotada en los tribunales y obligada a financiar el tratamiento , porque tiene “una responsabilidad en la prevención y poder para adoptar funciones de salud preventivas”. Ahora se debe presionar al NHS para que comience a distribuir los medicamentos inmediatamente. Como señaló el British Medical Journal, “los retrasos del NHS de Inglaterra cuestan vidas”.
Si se quiere detener el contagio de VIH, el tratamiento profiláctico de pre-exposición es una de las muchas soluciones. Funciona. Como lo han demostrado estudios en Estados Unidos, si se toma la medicación todos los días, el riesgo de contagiarse el VIH para individuos de alto riesgo se reduce hasta en un 92%. Las objeciones contra el tratamiento son en realidad de índole moral. El argumento es que si no se quiere estar en riesgo, se puede utilizar preservativo. Esto implica una condena moral sobre aquellos que tienen el virus, ya que se los culpa de haberse contagiado.
Por supuesto que siempre se debe enfatizar la importancia de utilizar condón para tener relaciones sexuales de forma segura; después de todo, los preservativos protegen de muchas enfermedades de trasmisión sexual. Pero en el mundo real, no en el mundo de fantasía de los moralistas, las cosas son más complicadas. Las personas se dejan llevar, se emborrachan (sí, en el mundo real las personas imperfectas a veces beben más de lo recomendable), los condones se rompen. La misma moralina se usa en contra del derecho de las mujeres de tener control sobre sus propios cuerpos, ya sea para ejercer el derecho a abortar o para tomar la píldora del día después. Los estándares impuestos por los “moralmente puros” hacen daño o incluso matan.
Hemos llegado muy lejos en el tratamiento del VIH, que fue una enfermedad que llegó a arrasar el mundo homosexual. Pero según el Terence Higgins Trust, hay 45.000 hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres que tienen el virus. Y miles de ellos ni siquiera saben que están infectados. La tasa anual de 2014 de nuevos hombres infectados fue más alta que la de la década anterior. Si de verdad se quiere reducir el contagio de VIH, el tratamiento profiláctico de pre-exposición no es la única solución, pero es una de las buenas.
Las personas homosexuales, su salud y sus vidas importan. Esa fue la conclusión judicial. El NHS de Inglaterra debe ahora aceptar su derrota y empezar a hacer su trabajo: proteger la salud de las personas y salvar vidas.
Traducido por Lucía Balducci