Las concentraciones en conmemoración del aniversario de la revolución iraní de 1979 se han convertido en una muestra de enfado contra Donald Trump. Miles de personas afines al régimen salieron este viernes a las calles de Teherán y otras ciudades para participar en las celebraciones por el día de la victoria de la revolución islámica, promovidas por el régimen.
Algunos llevaban pancartas de “Muerte a América” y caricaturas de Trump. Otros quemaron banderas de Estados Unidos y de Israel. Las concentraciones y su sentimiento antiestadounidense son comunes en Irán en este momento del año. Sin embargo, su intensidad ha aumentado después de que el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, agradeciese al presidente estadounidense: “Por facilitarnos la vida” y mostrar “la verdadera cara de Estados Unidos”. Jamenei instó a la gente a que saliese de forma masiva el viernes a las calles para “responder a las palabras de Trump”.
A finales del mes pasado, Trump impuso restricciones de entrada a nacionales de siete países de mayoría musulmana, incluido Irán, y declaró que había puesto a Irán “sobre aviso” por una reciente prueba con misiles.
El viernes, el presidente iraní, Hassan Rouhani, una figura relativamente moderada que firmó un acuerdo nuclear con Occidente en 2015, se dirigió a las masas desde la Plaza de la Libertad, en Teherán. La elección del orador sugiere que los líderes religiosos del país han querido proyectar una imagen menos hostil que en años anteriores, cuando figuras más extremistas se subieron al escenario.
Rouhaní señaló que la masiva participación era una respuesta a “las falsas afirmaciones de los nuevos gobernantes de la Casa Blanca”. “Algunos políticos novatos en la región y en Estados Unidos están amenazando a Irán”, indicó en referencia a Trump y a sus aliados árabes en la zona. “Deberían saber que el lenguaje de las amenazas nunca ha funcionado con Irán”.
“Nuestra nación permanece alerta y haremos que aquellos que nos amenazan se arrepientan. Deberían aprender a respetar a Irán y a los iraníes. Nos enfrentaremos firmemente a cualquier política belicista”, advirtió el presidente iraní. Qassem Suleimani, director de las fuerzas especiales de la Guardia Revolucionaria, Fuerza Quds, estaba entre los asistentes.
Algunos manifestantes intentaron diferenciar entre el liderazgo político de Estados Unidos y el pueblo estadounidense. “El pueblo estadounidense es bienvenido y está invitado a visitar Irán”, rezaba una pancarta. “Abajo el régimen estadounidense, viva el pueblo estadounidense”, se leía en otra.
Los iraníes utilizaron el hashtag #LoveBeyondFlags (#AmorMásAlládeBanderas) en Twitter para expresar su gratitud a los estadounidenses que se han opuesto al veto migratorio.
El 1 de febrero de 1979, al ayatolá Jomeini, impulsor de la revolución islámica, regresó a Teherán de su exilio en París dos semanas después de que el sha Mohammad Reza Pahlavi hubiese huido de Irán. El ejército persa, bajo influencia estadounidense, se rindió rápidamente y a los pocos meses, Jomeini fue declarado líder supremo de una nueva república islámica.
Las relaciones con Estados Unidos fueron tensas desde el principio, dado que Estados Unidos era muy cercano al régimen del sha. En noviembre de 1979 se rompen por completo los lazos con Washington después de que un grupo de estudiantes atacase la embajada estadounidense en el país y tomase como rehenes a 52 diplomáticos.
La administración Obama mantuvo conversaciones directas con Irán, pero las relaciones se volvieron a enfriar desde que Trump tomó la presidencia.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti