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The Guardian en español

El huracán Milton arrasa Florida: por qué no todo el mundo sigue las órdenes de evacuación

Un evacuado del huracán Milton entra en un centro de la Cruz Roja Americana en Georgia.

Adria R Walker

10 de octubre de 2024 14:44 h

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Al huracán Milton le quedaban pocos días para tocar tierra en Tampa cuando la alcaldesa de esta ciudad de Florida, Jane Castor, pronunció una sombría advertencia. “Si eligen quedarse, van a morir”, dijo el 7 de octubre a los residentes en zonas de evacuación. Unos 5,5 millones de personas están sujetas a la orden de marcharse en Florida.

Pero no todo el mundo puede salir de casa para evitar el huracán. Según Cara Cuite, profesora adjunta en el departamento de Ecología Humana de la Universidad de Rutgers, dos razones suelen explicar por qué la gente no huye de su casa ante crisis meteorológicas y pese a las advertencias de las autoridades. 

Por un lado están las personas que consideran los riesgos exagerados o se sienten fuera de peligro. Por otro, las que no pueden hacerlo debido a su situación o a condiciones estructurales. En el caso del huracán Milton, que llegó a la bahía de Tampa en la noche el miércoles, el primer grupo es probablemente bastante reducido, explica Cuite haciendo referencia a los inequívocos mensajes de Castor y otras autoridades sobre las nefastas consecuencias de quedarse. Para entender al segundo grupo, estas son algunas de las razones posibles:

1. El coste de los desplazamientos

La Reserva Federal de EEUU estimó en 2023 que casi un 40% de los estadounidenses no podía sufragar gastos de emergencia de 400 dólares en efectivo. Según un estudio de 2021, las personas que evacuaron la zona costera de Texas durante el huracán Harvey gastaron durante la emergencia una media de 1.200 dólares, una cantidad que fue aún mayor para los que debieron pernoctar en hoteles.

Los residentes que usan su coche en la evacuación, suponiendo que el vehículo esté en condiciones de funcionamiento, necesitan pagar la gasolina, el hotel, la comida y cualquier otra necesidad acuciante. Si la evacuación es en avión, a los gastos antes mencionados habrá que sumar el coste del billete, suponiendo que puedan llegar hasta el aeropuerto. Tras las acusaciones contra aerolíneas por abusar con los precios justo cuando la gente trataba huir de Florida, algunas compañías han salido a decir que han puesto un tope a sus precios.

“Cualquier desigualdad socioeconómica que exista en el día a día se acentuará durante una catástrofe”, dice Cierra Chenier, historiadora y escritora de Nueva Orleans. “Las comunidades más vulnerables siempre son las que más sufren”.

Preparándose para la llegada del huracán Milton, las autoridades sanitarias de Florida desplegaron casi 600 vehículos de emergencia con los que asisitir en la evacuación. La División de Gestión de Emergencias de Florida también está ofreciendo autobuses gratuitos de evacuación a los refugios. 

La Agencia Federal de Gestión de Emergencias [Fema, por sus siglas en inglés] está asistiendo con dinero a las víctimas del huracán Helene, de categoría 4, que el 27 de septiembre se cobró la vida de más de 225 personas en los estados de Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur. Pero es posible que la ayuda no llegue a tiempo para todos los que la necesitan. O que no llegue nunca.

2. Sin lugar adonde ir

Muchos de los refugios, hoteles y posibles lugares en alquiler para la gente de Florida que huye del huracán Milton ya están repletos debido al huracán Helene.

Como explica Stacy Willet, profesora de Gestión de Emergencias y Seguridad Nacional en la Universidad de Akron, la falta de una previsión de lugares a los que ir puede hacer que la gente no se marche. “La evacuación por invitación es una de las mejores formas de lograr que la gente se vaya”, dice. “Si tienen un lugar adonde ir, si saben que tienen una casa en una zona segura, a veces basta con saber que existe ese lugar y que se le ofrezca a la persona en zona de desastre para que la gente se mude antes”.

Pero también hay personas obligadas a buscar alojamiento que carecen de esa red de amigos o familiares. Si los refugios a distancias razonables están abarrotados, y los hoteles no tienen habitaciones libres, estas personas tienen que recorrer distancias exageradas o quedarse y tratar de capear el temporal.

3. Discapacidad

Durante una evacuación, las necesidades específicas de personas con una enfermedad o una discapacidad pueden no ser evidentes para las personas sin discapacidades. Pero lo cierto es que la discapacidad y la enfermedad pueden ser motivos para que la gente no salga de casa. Más difícil aún si lo que necesitan es viajar.

“Es muy difícil si tienes una discapacidad y no tienes un lugar accesible al que evacuar, o no tienes vehículo”, dice Cuite. “Tienes que encontrar una ayuda para el traslado en la que quepa, por ejemplo, una silla de ruedas o lo que necesites por tu discapacidad; estas cosas pueden complicarse especialmente cuando formas parte de múltiples categorías”.

4. Mascotas

Algunos refugios no admiten mascotas y los que sí lo hacen pueden poner un número máximo o permitir solo ciertos tipos de animales. De ahí que muchas personas elijan quedarse y no proceder a la evacuación para cuidar de ellas.

“La gente a veces se queda para proteger su casa o para proteger a los animales que no pueden llevar con ellos”, dice Cuite. “En zonas más rurales, tal vez no sean mascotas sino animales de granja; las personas sienten la responsabilidad de quedarse para cuidar de las cosas y de los animales a su cargo.”

5. El miedo a no poder regresar

Se calcula que la evacuación de Luisiana antes del huracán Katrina involucró a 1,5 millones de personas. Muchas de ellas no pudieron volver. Para algunos, y especialmente para los que se han visto desplazados con anterioridad debido a desastres naturales, el temor a marcharse y no poder volver, o de volver a la nada, es razón suficiente para tratar de sobrevivir al huracán sin moverse del lugar.

“Está muy bien que haya autobuses llenos para sacar rápidamente a la gente, pero quién sabe cómo se las arreglarán esas personas al separarlas de sus familias, algo que sabemos que ocurre, ¿cuánto tiempo van a estar fuera?”, dice Chenier. “No sabemos cuál será el efecto de estas tormentas, ¿cuáles son las medidas para garantizar que las personas mantengan el derecho a su hogar y a regresar?”.

Traducción de Francisco de Zárate.

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