El coronavirus ha matado a más de 32.000 personas en Italia, ha hecho estragos en la economía y en el sistema sanitario del país y, como se empieza a hacer evidente a medida que sale del confinamiento, ha afectado a la salud mental de muchos ciudadanos.
En una reciente encuesta de la asociación nacional de psicólogos de Italia (CNOP), ocho de cada diez italianos respondieron que necesitaban ayuda psicológica para superar la pandemia, un porcentaje mucho mayor al de encuestas similares elaboradas en el pasado.
Los psicólogos también informan de un aumento en el número de personas que piden asistencia psicológica para sobrellevar el miedo constante al virus, el impacto emocional del distanciamiento físico y las preocupaciones económicas.
Sara Reginella, psicóloga de Ancona, en la región de Las Marcas, observó al principio del encierro un incremento de los cuadros de ansiedad y depresión que estaba relacionado con el aislamiento al quedarse en cas. Aunque se han eliminado muchas restricciones, dice, muchos eligen quedarse en casa porque allí es donde se sienten más seguros.
Con el país al borde de una profunda recesión, los psicólogos alertan de un cataclismo en la salud mental a medida que la población enfrente dificultades financieras. “Las necesidades básicas están amenazadas, están perdiendo sus trabajos y sus hogares, preocupándose por el futuro de sus hijos”, dice Reginella. “No estamos hablando de necesidades de autorrealización ni espirituales sino de una cuestión de supervivencia”.
Desde principios de marzo, 37 personas se han suicidado en Italia y otras 25 lo han intentado, de acuerdo con las cifras recogidas por BRF Onlus, una fundación especializada en salud mental.
La Federación Nacional de Sindicatos de Enfermeras ha confirmado que cuatro enfermeras en primera línea de la pandemia se han suicidado. La organización lo atribuye al abrumador estrés con el que tuvieron que lidiar. Se sabe que otras dos personas también se han suicidado por problemas derivados de las medidas de confinamiento. El 6 de mayo, dos días después de que Italia empezara a aliviar estas restricciones, encontraron muerto en su oficina al propietario de un pequeño negocio en las afueras de Nápoles. Otros cuatro propietarios de pequeñas empresas han intentado suicidarse en la primera semana de este mes.
“De acuerdo con nuestros datos, los suicidios son solo ligeramente superiores al promedio de los últimos dos meses”, dice Armando Piccinni, presidente de BRF Onlus. “No sabemos si estas personas ya estaban deprimidas o siendo tratadas, pero lo alarmante es que algunos de los casos están claramente relacionados con la pandemia”.
La última vez que se produjo un aumento marcado de los suicidios en Italia, especialmente entre propietarios de pequeñas empresas, fue tras la crisis financiera de 2007. En los años anteriores, la tasa de suicidios venía disminuyendo.
Maria Santa Lorenzini, una psicóloga de Roma, ha tratado recientemente a propietarios de empresas que intentaron suicidarse. “Se han creado enormes dificultades económicas”, explica. “Aquellos que tienen un ingreso fijo lo han sobrellevado mejor, pero aquellos cuyos ingresos se detuvieron cuando comenzó el confinamiento no han recibido suficiente ayuda. Muchos aún no han recibido la asistencia financiera que se les prometió”.
Aún está por ver si la pandemia y sus ramificaciones económicas provocan otro aumento en el número de suicidios, pero Armando Piccinni cree que estas muertes son solo la “punta del iceberg” del impacto psicológico: “Por cada suicidio o intento de suicidio hay cientos de personas que viven en un estado de terror o de depresión”.
Los psicólogos piden apoyo al Gobierno
La pandemia y la incertidumbre han exacerbado los cuadros de ansiedad y depresión de las personas que ya padecían esas enfermedades. Para otras, ha sido la puerta de entrada a los problemas de salud mental.
Consciente de esto, el Gobierno italiano ha creado un grupo de trabajo para guiar al país en la salida del confinamiento que incluye a la psicóloga Elisabetta Camussi. Debido a las restricciones para conceder entrevistas, la experta no pudo hablar con The Guardian para explicar los detalles del plan con el que piensan enfrentar los retos en salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió la semana pasada de que el coronavirus “tal vez no desaparezca nunca”. También predice una crisis mundial de salud mental debido a la pandemia si los Gobiernos no toman medidas, como aumentar la inversión en servicios especializados.
Los psicólogos en Italia han puesto de su parte con miles de consultas gratuitas. “Hemos hecho mucho de forma voluntaria, eso es algo que está bien pero tiene un límite”, dice Sara Reginella. “El Gobierno debería pagarnos para seguir ofreciendo servicios gratuitos, porque mucha gente no tiene dinero para la terapia, y la gente no va a mejorar a menos que se ponga en marcha un proyecto de este tipo”.
“Necesitamos frenar el malestar psicológico y establecer un sistema que permita a la gente acceder a la terapia de forma sencilla”, dice David Lazzari, presidente de CNOP. “El Gobierno puede ciertamente desplegar medidas con la ayuda de los médicos de cabecera, de las asociaciones sociales y de los sindicatos... Necesitamos una infraestructura nueva porque nos enfrentamos a problemas que antes no teníamos”.
Traducido por Francisco de Zárate