¿Cómo pueden influir las protestas propalestinas en los campus de EEUU en la reelección del presidente Biden?
Las políticas del Partido Demócrata y de Joe Biden respecto a Israel, que han desencadenado protestas en las universidades de todo el país, pueden perjudicar las posibilidades que tiene de ser reelegido el presidente, según los expertos, que alertan de los efectos de las movilizaciones en unos comicios que ya se prevén muy reñidos. Miles de estudiantes universitarios en todo Estados Unidos que se han unido a las manifestaciones y también a las acampadas en apoyo a Palestina, mientras la ofensiva israelí en Gaza ha causado la muerte de más de 34.000 personas en los pasados meses.
Algunas de las protestas comenzaron pidiendo a las universidades que retiren sus inversiones de empresas que suministran armamento y equipamiento militar al Ejército israelí. Pero el presidente Biden ha terminado siendo el centro de las críticas de los jóvenes debido a la decisión de su Administración de seguir apoyando en gran medida a Israel. De acuerdo con las encuestas, el apoyo de los jóvenes estadounidenses a Biden es menor que en el año 2020.
Este es un grupo de votantes que el presidente no puede permitirse perder ahora que, en varios de los estados indecisos, los sondeos lo sitúan ligeramente por detrás de Donald Trump. En opinión de Jonathan Zimmerman, profesor de Historia de la Educación en la Universidad de Pensilvania, “la verdadera amenaza para Biden es que los votantes más jóvenes y, especialmente, los votantes con educación universitaria, no se vuelquen con él en las elecciones” presidenciales de noviembre. “No creo que los que protestan hoy en los campus vayan a votar por Trump, casi ninguno lo hará; ese no es el riesgo. El riesgo es mucho más simple: que sencillamente no vayan a votar”.
La clave es el voto de los jóvenes
La participación puede ser la clave para que Biden salga victorioso de las urnas en noviembre, pero ya hay indicios de que la forma en que el mandatario ha gestionado el conflicto en Gaza le está costando apoyos.
En las primarias que los Demócratas celebraron este mes de abril en Wisconsin —donde en las presidenciales de 2020 Biden ganó por sólo 21.000 votos—, más de 47.000 personas rechazaron los candidatos propuestos por el partido y marcaron la casilla “sin compromiso” como una forma de protesta por el apoyo del Gobierno estadounidense a Israel. Lo mismo que habían marcado en febrero más de 100.000 votantes en las primarias demócratas en Michigan, un estado que en el que Biden ganó por tan sólo 154.000 votos hace cuatro años.
En el estado de Pensilvania, donde la ventaja de Biden también fue muy reducida en 2020, el promedio de los sondeos pone ahora mismo al presidente por detrás de Trump, aunque con una diferencia inferior a dos puntos porcentuales. Es muy posible que su equipo de campaña esté mirando con preocupación las protestas en los campus de la Universidad de Pensilvania y de la Universidad de Pittsburgh.
Seǵun Zimmerman, “los márgenes van a ser tan reducidos en estados como Pensilvania, que es posible que las elecciones se decanten hacia un lado o hacia el otro si un par de miles de personas no acuden a las urnas, o si votan por un candidato de un tercer partido”.
En una encuesta del mes de abril de la Universidad de Harvard, Biden tenía una ventaja de ocho puntos porcentuales sobre Trump en el grupo de votantes jóvenes de entre 18 y 29 años, una ventaja que en el mismo mes de 2020 era de 23 puntos. En el sondeo de este año, un 51% de los jóvenes estadounidenses apoyaba un alto al fuego permanente en Gaza y un 10% lo rechazaba. Los sentimientos que reveló el sondeo de Harvard son igual de preocupantes de cara al voto. La opinión de casi un 60% de los jóvenes de entre 18 y 29 años es que el país “va por mal camino”, con sólo un 9% que opina que las cosas van “en general, en la dirección correcta”.
Esta semana, incluso llegaron críticas al Partido Demócrata desde el College Democrats of America, un grupo centrista de este partido y simpatizante de Biden. “Más y más jóvenes se sienten desilusionados con el partido cada día que los demócratas no se mantienen unidos para un alto el fuego permanente, una solución de los dos Estados y un reconocimiento del Estado palestino”, escribieron en un comunicado.
La Casa Blanca informó de que durante una llamada el pasado fin de semana con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Biden había “reiterado su clara” oposición a la invasión de la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, donde se han refugiado más de un millón de palestinos y que Israel tiene en el punto de mira. El presidente también había “reafirmado su férreo compromiso con la seguridad de Israel”, según el comunicado de la Casa Blanca, que llegó después de que Biden expresara su condena contra “las protestas antisemitas” en EEUU. “También desapruebo a los que no entienden lo que está ocurriendo con los palestinos”, agregó el mandatario. El jueves, Biden defendió el derecho de los ciudadanos a la “protesta pacífica”, pero advirtió de que “la protesta violenta no está protegida”.
Antecedentes históricos
Según Zimmerman, “el precedente más obvio” de cómo unas protestas estudiantiles influyeron en las presidenciales es del año 1968, cuando el entonces presidente Lyndon B. Johnson (Partido Demócrata) abandonó su campaña de reelección ante las protestas contra la guerra de Vietnam. Iniciadas en 1965, las movilizaciones no fueron la única razón de su retirada de las primarias, en opinión de Zimmerman, pero jugaron un papel importante.
La movilización contra la guerra de Vietnam creció hasta convertirse en algo mucho mayor que las manifestaciones de hoy, pero el movimiento por la situación en Gaza también está creciendo, con más de 2.000 personas detenidas hasta ahora, de acuerdo con un recuento de la agencia Associated Press. Según la ONG National Students for Justice in Palestine, hay más de 50 acampadas de protesta en universidades de todo el país. Para el profesor de Historia de la Universidad de Temple Ralph Young, responder con “mano dura a las protestas no va a acabar con ellas”. “Sólo va a aumentar y a reforzar las protestas, porque se convierte en una cuestión de libertad de expresión”, afirma el experto en movimientos de este tipo en EEUU.
Para Trump no es ningún problema que se prolonguen las protestas contra las acciones de Israel –y contra la capacidad o la voluntad de Biden de influir sobre esas acciones–. En una encuesta del pasado marzo de Gallup, un 71% de los republicanos dijo aprobar “la acción militar que Israel emprendió en Gaza” en octubre de 2023, frente a sólo un 36% de los demócratas.
En opinión de Young, “el principal efecto negativo es para los demócratas”. “Lo que Biden necesita para ganar es una gran participación de los demócratas, las posibilidades de una reelección de Biden son escasas si perdiera incluso el 10% del voto demócrata, aunque ese voto no vaya a Trump”, explica.
“Tal vez las cosas se calmen y haya más sangre fría si se produce un alto el fuego o si se estabiliza la situación; es posible que en ese caso las protestas no tengan tanta repercusión sobre las elecciones”, dice el profesor. “Pero cuanto más se prolonguen, mayor será su impacto”.
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