Israel ha entregado a la ONU una propuesta para desmantelar la UNRWA, su organización de ayuda a los refugiados palestinos, y transferir su personal a otra agencia que la sustituya y que entregará alimentos a gran escala en Gaza, según han indicado fuentes de Naciones Unidas a The Guardian.
La propuesta fue presentada a finales de la semana pasada por el jefe del Estado Mayor israelí, el teniente general Herzi Halevi, a representantes de la ONU en Israel, que la remitieron el sábado al secretario general, António Guterres, según fuentes conocedoras de las conversaciones.
La UNRWA no ha participado en las conversaciones, dado que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) se niegan a tratar con ella desde el pasado lunes, basándose en afirmaciones, hasta ahora no probadas, de supuestos vínculos de parte del personal de la agencia con los grupos armados palestinos Hamás o la Yihad Islámica.
Israel insiste en que está dispuesto a permitir la entrada de grandes cantidades de ayuda en Gaza y que el factor que lo limita es la capacidad de la ONU para distribuirla. Su decisión de no cooperar con la UNRWA afecta gravemente a esa capacidad.
Los detalles
Según las condiciones presentadas la semana pasada, entre 300 y 400 empleados de la UNRWA serían transferidos inicialmente a otra agencia de la ONU, como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), o a una nueva organización creada expresamente para distribuir alimentos en Gaza. En fases posteriores podrían transferirse más empleados de la UNRWA, así como los activos de la agencia. No se especifica quién dirigiría la nueva agencia en el marco del plan, ni quién se encargaría de la seguridad de sus entregas.
La UNRWA, que lleva apoyando a los territorios palestinos desde 1950, ha sido excluida de las conversaciones sobre su existencia en el futuro a pesar de ser el mayor actor humanitario en la Franja. “La UNRWA no ha estado, sistemáticamente, al tanto de las conversaciones relacionadas con la coordinación de la ayuda humanitaria en Gaza”, dice la directora de relaciones exteriores de la organización, Tamara Alrifai.
Algunos responsables de la ONU consideran que el plan israelí es un intento de hacer creer que Naciones Unidas no está dispuesta a cooperar si se produce una hambruna en Gaza, de cuya inminencia han advertido las organizaciones humanitarias. El pasado jueves, la Corte Internacional de Justicia, que examina las acusaciones de genocidio contra Israel, ordenó al Gobierno israelí que adoptara “todas las medidas necesarias y eficaces” para garantizar el suministro de ayuda a gran escala a Gaza “en plena cooperación con Naciones Unidas”.
Dentro de la ONU hay quienes también ven la propuesta israelí como la culminación de una larga campaña israelí para destruir la UNRWA, una visión en la que coinciden otras agencias de ayuda y organizaciones de derechos humanos. “Si lo permitimos, estaremos en el terreno resbaladizo de ser gestionados directamente por los israelíes y la ONU será cómplice directa del debilitamiento de la UNRWA, que no solo es el mayor proveedor de ayuda, sino también el mayor bastión de la lucha contra el extremismo en Gaza”, dice un representante de la ONU. “Estaríamos haciendo el juego a muchas agendas políticas si permitiéramos que esto ocurriera”.
La oficina de Guterres y las FDI no han respondido a una solicitud de The Guardian para conocer su visión.
Alrifai afirma que el pequeño tamaño de la nueva entidad de distribución de asistencia propuesta mermaría su capacidad para entregar ayuda de forma efectiva en Gaza en un momento en que la necesidad es mayor. “Esto no es una crítica al PMA, pero lógicamente, si comenzaran a distribuir alimentos en Gaza mañana, utilizarían camiones de la UNRWA y llevarían los alimentos a los almacenes de la UNRWA, y luego los distribuirían en los refugios de la UNRWA o en sus alrededores”, dice. “Así que van a necesitar como mínimo la misma infraestructura que tenemos nosotros, incluidos los recursos humanos”.
Mucho más allá de los alimentos
La UNRWA es, con diferencia, la mayor organización de ayuda en Gaza, con 13.000 empleados en el momento en que estalló la guerra, 3.000 de los cuales siguen desempeñando su labor, así como decenas de miles más en la Cisjordania ocupada y otros países de Oriente Medio. Además de distribuir alimentos, la agencia es uno de los principales empleadores en Gaza, ya que imparte enseñanza y presta servicios médicos esenciales mientras la atención sanitaria en el enclave se desmorona.
“No se trata solo de alimentos. Ahora tenemos siete centros sanitarios en funcionamiento en Gaza, pasamos 23.000 consultas diarias y hemos administrado 53.000 vacunas desde que empezó la guerra. Así que esto en sí mismo es todo un ámbito que ninguna otra agencia puede ofrecer ahora mismo”, dice Alrifai. “Está bien que nos centremos en los alimentos debido a la hambruna y damos la voz de alarma sobre la desnutrición, pero la UNRWA es mucho más que distribución de comida”.
Israel asegura que hasta el 11% de los empleados de la UNRWA están relacionados con Hamás o a la Yihad Islámica, y que hasta 30 participaron de algún modo en el ataque del 7 de octubre contra Israel, en el que murieron 1.200 personas. Tel Aviv aún no ha aportado pruebas de estas acusaciones, que provocaron la suspensión de 450 millones de dólares de financiación por parte de 16 grandes donantes, en un momento en que los 2,3 millones de habitantes de Gaza se deslizan hacia la hambruna.
A principios de este mes, el Congreso de Estados Unidos votó a favor de una ley de gastos que incluía una cláusula que bloquea la futura financiación estadounidense de la UNRWA, pero otros donantes nacionales han reanudado su financiación en las semanas transcurridas desde que la ONU puso en marcha dos investigaciones. Una es una investigación sobre las acusaciones específicas israelíes: hace un mes aún no habían recibido pruebas sobre ellas, pero se mostraban esperanzados sobre una futura cooperación. La segunda investigación, presidida por la exministra francesa de Asuntos Exteriores Catherine Colonna y apoyada por tres agencias de investigación nórdicas, es una revisión más amplia de la integridad de la agencia.
Un informe provisional de la investigación de Colonna del 20 de marzo señaló que la UNRWA cuenta con un “número significativo de mecanismos y procedimientos” para garantizar su neutralidad, pero que aún quedan aspectos críticos por abordar.
Las FDI interrumpieron su cooperación con la UNRWA cuando Australia, Canadá y Suecia, Finlandia y Japón dijeron que reanudarían la financiación de la agencia. En su lugar, el Ejército israelí ha intentado trabajar con otras agencias, como el PMA.
Entre bastidores en la ONU, EEUU ha apoyado el intento israelí de integrar las funciones de la UNRWA en otras agencias, pero diplomáticos en Nueva York dicen que ese esfuerzo se ha encontrado hasta ahora con la resistencia de otros donantes y de Guterres, que hasta ahora ha dado su pleno apoyo a la UNRWA. “Debemos esforzarnos para que los servicios únicos que presta la UNRWA sigan funcionando, porque eso mantiene la esperanza”, dijo el secretario general en una visita a un campo de refugiados en Jordania la semana pasada, y añadió que sería “cruel e incomprensible” interrumpir los servicios de la UNRWA a los palestinos.
La UNRWA tiene mandato de la Asamblea General de la ONU, que en teoría es la única que puede decidir el destino de la agencia.
Algunos responsables de ayuda humanitaria de la ONU sostienen que solo la UNRWA cuenta con los recursos y la confianza de los palestinos de a pie para suministrar ayuda alimentaria a Gaza, y que tratar de reinventar una organización de ayuda por motivos políticos en respuesta a las exigencias israelíes, en medio de los bombardeos y el comienzo de una hambruna, tendría consecuencias desastrosas.
“Es escandaloso que organismos de la ONU como el PMA y altos cargos de la ONU estén participando en debates sobre el desmantelamiento de la UNRWA”, dice Chris Gunness, antiguo portavoz de la UNRWA. “La Asamblea General da a la UNRWA su mandato y solo la Asamblea General puede cambiarlo, no el secretario general y desde luego no un solo Estado miembro”.