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La extrema derecha italiana retoca su imagen con la candidatura de Giorgia Meloni

Angela Giuffrida

Roma —

En las elecciones del 4 de marzo, el partido de extrema derecha Hermanos de Italia es el socio menor de la coalición tripartita encabezada por Silvio Berlusconi, pero su líder, Giorgia Meloni, apunta más alto. Con 41 años, está suavizando su imagen para aumentar el atractivo del partido y llegar a ser la primera mujer de Italia en ser primera ministra.

Según las encuestas, las posibilidades de que cumpla su ambición son remotas: Hermanos de Italia, descendiente del postfascista Movimiento Social Italiano (MSI), cosecha entre un 5% y un 6% de la intención de voto. 

Pero la campaña electoral ha sido buena para Meloni. En especial, en el centro de Italia y en las zonas más pobres del sur, donde a Matteo Salvini, líder de la Liga Norte (su socio de extrema derecha en la coalición), le ha costado conseguir apoyo. 

Su retórica “primero, los italianos”, las ideas contra la UE y las promesas de preservar la familia tradicional y mejorar las vidas de los italianos de a pie, en vez de complacer a las grandes empresas, le han ganado el apoyo de los desilusionados con la izquierda. 

Aunque con un lenguaje un poco menos explícito que el de Salvini, las opiniones de Meloni sobre los extranjeros son igual de radicales. Está en contra de conceder la ciudadanía a los nacidos en Italia de padres extranjeros. Cuando Italia quedó fuera del Mundial de fútbol, dijo que era porque había “demasiados” extranjeros en la Liga italiana.

“La inmigración incontrolada debe ser regulada”, fue su reacción ante la noticia de que en Macerata un simpatizante de extrema derecha había disparado y herido a migrantes a comienzos de febrero. 

Según Vera Capperucci, profesora de Ciencia Política en la Universidad Luiss, de Roma, Meloni “está presente en gran medida aumentando el miedo, reflejando principios que tradicionalmente corresponden a la ultraderecha”. “Pero si uno mira los datos reales, los problemas no son tan preocupantes como parecen en su propaganda”.

¿Quién se quedará con el cargo de primer ministro si la alianza alcanza el 40% necesario para gobernar? Una condena por fraude fiscal impide a Berlusconi ocupar el cargo hasta 2019. El octogenario habla de Salvini como su próximo ministro de Interior, pese a que el lema de campaña del líder de la Liga Norte, “Salvini como primer ministro”, es bastante claro sobre sus intenciones.

Todavía no se ha dicho qué función ocuparía Meloni, que fue ministra de Juventud en el último gobierno de Berlusconi. Pero en esta carrera electoral tan impredecible, la idea de convertirse en la próxima líder de Italia podría no ser tan extravagante como parece. “Por eso está compitiendo”, dice Giovanna Ianniello, portavoz de Hermanos de Italia y amiga íntima de Meloni. 

Ianniello y Meloni se conocieron a finales de los años noventa, cuando Meloni lideraba la delegación de Azione Studentesca en Roma. Era el movimiento estudiantil de la Alianza Nacional, un partido que había surgido del MSI cuando trató de dejar atrás su violento pasado, y que después se convirtió en los Hermanos de Italia.

“Ella es la única [en primera línea de la campaña] y son los italianos los que decidirán el 4 de marzo, no las encuestas. Su personalidad es fuerte, ella es más grande que el partido”, dice Ianniello.

En una encuesta de enero, la popularidad de Meloni estaba en un 25%, menos que la de sus aliados en la coalición, pero más que la del centroizquierdista Matteo Renzi.

Nacida y criada en Garbatella, una zona obrera de Roma, Meloni se involucró en política por primera vez a los 15 años, cuando se registró en el Fronte della Gioventù, la sección juvenil del MSI. Era 1992 y su interés por la política se despertó con el derrumbe del orden político italiano vigente desde la posguerra, también llamado la Primera República, en medio de una serie de escándalos que dejaron al descubierto la corrupción generalizada y la influencia de la mafia. 

Según Andrea De Priamo, una asesora de Hermanos de Italia que en ese momento era la secretaria del grupo juvenil en Garbetella, Meloni “era valiente y sabía mantener el tipo durante las reuniones”. “Se lanzó al movimiento y rápidamente demostró habilidades innatas para liderar”.

Apadrinada por Berlusconi

Su ascenso en política se vio facilitado con la aparición de Berlusconi, que llegó al poder por primera vez en 1994 en una coalición con la Alianza Nacional y la Liga Norte. El Gobierno sólo sobrevivió un año, pero la alianza volvió en su segundo mandato de 2001. En 2006 Meloni se convirtió en la vicepresidenta más joven de la Cámara de Diputados. Dos años después, Berlusconi regresó para su tercer período como primer ministro y la nombró ministra de Juventud. La Alianza Nacional se disolvió en 2009. En 2012, Meloni fundó Hermanos de Italia.

Tiene una buena relación con Berlusconi y se ha mantenido lejos de la pelea entre machos que están librando él y Salvini, y ha denunciado a los dos por “portarse como niños”.

Pero la relación se tensó en 2016 cuando Meloni, embarazada de varios meses, presentó su candidatura a la alcaldía de Roma y Berlusconi dijo que el cargo no era compatible con la maternidad. Meloni quedó tercera en esa carrera, pero ahora insiste en que la coalición debe dar prioridad a medidas que ayuden a las madres trabajadoras y promuevan que la gente tenga hijos.

Sus críticos dicen que Meloni está jugando la “carta de la mujer y madre” ante las elecciones. La semana pasada, durante una entrevista en televisión, se le saltaron las lágrimas al decir que una mayor carga de trabajo significaría más tiempo lejos de la hija que tuvo con su pareja. Pero Meloni, que se opone al matrimonio homosexual y a que los homosexuales adopten a los hijos de sus parejas, fue inmediatamente contestada por una madre lesbiana que la acusaba de no preocuparse por los derechos de los niños en ambientes familiares homosexuales. 

Según Ianniello y De Priamo, su forma de conectar con los votantes es lo que demuestra su fuerza. Dicho esto, una foto de ella en los carteles de la campaña ha provocado la broma entre los romanos de que los partidarios de Meloni puedan creer que están votando por Meg Ryan. 

“Claramente, así es como ella quiere ser vista”, dijo Francesco Galietti, fundador de Policy Sonar, una consultora en Roma. “Yo no diría 'tierna', pero casi”.