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Siete lecciones sobre periodismo de las elecciones en Reino Unido, un país traumatizado por la desinformación

Jim Waterson

¿Son los medios de comunicación los grandes perdedores de las elecciones en el Reino Unido? Durante la campaña, hemos visto un nivel sin precedentes de críticas al periodismo británico, un primer ministro ha demostrado que es posible escaparse de las entrevistas incisivas y que eso no tenga consecuencias en las urnas, y se ha desarrollado una campaña digital que desafió los límites de lo que antes considerábamos aceptable en la política británica.

Tras el resultado de las elecciones, Jeremy Corbyn ha culpado en parte a los poderosos periódicos The Sun y Daily Mail por su derrota, a pesar de que las tiradas de los periódicos nacionales no paran de caer en picado. Al mismo tiempo, los conservadores han apuntado contra los medios de comunicación y amenazan con despenalizar la falta de pagos presupuestarios a medios públicos, potencialmente para debilitar a la BBC. También están analizando otras maneras de cambiar la forma en que operan los medios en el Reino Unido.

Estas son las lecciones que nos dejan las elecciones:

El público británico genera cada vez más su propia desinformación

Antes de las elecciones, surgieron interrogantes sobre la posibilidad de que el proceso electoral fuera manipulado desde el extranjero. Aunque algunas cuestiones eran reales -el primer ministro impidió que se publicara antes de las elecciones un informe sobre dinero ruso, y Reddit sugirió que una cuenta relacionada con Rusia podría haber ayudado a filtrar información comercial sobre EEUU y el Reino Unido-, los ciudadanos comunes del Reino Unido han demostrado que son más que capaces de generar sus propias noticias falsas.

Cuando la campaña conservadora se descarriló por un momento al difundirse la fotografía de un niño en el suelo del Hospital General de Leeds, entre los votantes conservadores se viralizó un mensaje que aseguraba que la fotografía era un montaje del laborismo. Promovido por un cocktail tóxico de desconfianza hacia los medios de comunicación tradicionales y la actitud no-intervencionista de Facebook frente a la moderación de contenido, el mensaje falso llegó a millones de personas, ayudado por los medios de comunicación hegemónicos e influencers como el exjugador de cricket Kevin Pietersen.

El comportamiento de algunas de estas personas que compartieron el mensaje -a menudo de mayor edad, con menos conocimiento tecnológico a la hora de utilizar Facebook- resultó tan extraño que se las confundió con una “granja de clicks”. En realidad, parece que copiaban y pegaban el mismo mensaje por puro entusiasmo y por su deseo de creer que la foto era un montaje con fines políticos.

Estamos convirtiéndonos en consumidores pasivos desde los móviles

No es ninguna novedad que un líder político pueda ganar unas elecciones gracias a repetir una consigna hasta quedarse sin aire. Pero la experiencia de consumir noticias desde los móviles -en los que los titulares aparecen ante nuestros ojos gracias a notificaciones de aplicaciones de noticias, en Facebook o a través de enlaces que nos comparten nuestros amigos- implica que a veces es nuestra única forma de informarnos. Queda poco sitio para plataformas políticas con más matices u ofertas más complicadas para el electorado, si la gente no se concentra. Es más fácil adoptar una actitud de “gritar sin parar” y bombardear al público con el mismo mensaje -como por ejemplo “get Brexit done”- a través de la mayor cantidad posible de canales.

Si bien puede ser nostálgico pensar que antes la gente prestaba atención a cada noticia que veía en televisión o leía en el periódico, la información digital nos permite comprobar cuánto se ha propagado este tipo de comportamiento. Cuando The Guardian realizó el experimento de registrar las pantallas de los móviles de unos voluntarios, se concluyó que algunas personas sólo leen los titulares, mientras que pocos entraban a leer el artículo completo, y aquellos que leían una noticia de principio a fin eran una rareza.

La edad define qué medios consumen los votantes

La edad define qué medios consumen los votantesMientras que la audiencia de alrededor de 20 años ha abandonado los programas de noticias televisivas, los espacios informativos de la BBC siguen siendo importantes para llegar a audiencias de mayor edad que suelen apoyar a los conservadores. Y si bien las ventas de periódicos impresos se han desplomado, los periódicos de derechas que apoyan enérgicamente a los conservadores todavía venden millones de copias cada día y a menudo ayudan indirectamente a marcar la agenda de televisión, radio e internet. Aunque pasarán meses hasta que conozcamos estudios académicos sobre los resultados de las elecciones, existe una división demográfica muy simple que marca cómo se informan las diferentes audiencias del espectro político.

“Una de las diferencias más claras es que mayoría de la gente de izquierdas prefiere informarse de forma digital, y la mayoría de la gente de derechas se informa fuera de Internet”, afirmó el Dr. Richard Fletcher del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford. “En las próximas semanas, seguramente surgirán preguntas sobre la influencia de los medios digitales en el resultado de las elecciones, y deberíamos tomarnos esas preguntas muy en serio. Pero para comprender correctamente el impacto de los medios digitales en el resultado de las elecciones, debemos recordar constantemente que las personas que seguramente votaron a los conservadores en 2019 son las que menos probabilidades tienen de haberse informado en internet durante la campaña”.

Ahora es normal atacar a los medios - pero los errores se descubren más rápido

Tras las elecciones, la BBC se está enfrentando a una gran pérdida de reconocimiento, ya que está recibiendo duras críticas tanto del gobierno conservador -que acusa a la cadena de hacer campaña anti-Brexit- como de los laboristas que sienten que la cadena cometió una serie de errores que favorecieron a los conservadores.

Los periodistas de la BBC están preocupados por el daño causado por ciertos incidentes, como cuando citaron fuentes del partido conservador que afirmaban que activistas laboristas habían atacado a un funcionario conservador en un hospital de Leeds cuando eso no había sucedido jamás. Las redes sociales ayudaron a revelar la verdad: una hora después ya estaba en internet el vídeo del supuesto ataque, dejando en claro que la versión de los conservadores era falsa y anulando la difusión de la noticia.

No sabemos qué se ha leído en Internet ni qué ha causado impacto

Antes, cuando las noticias políticas se concentraban en algunos boletines informativos y periódicos impresos, era posible hacerse una idea de qué noticias estaba leyendo, mirando y consumiendo la gente. Si un político cometía un error en un programa de televisión con una audiencia de 10 millones de personas, eso claramente era trascendente. Si un periódico impreso vendía 4 millones de copias al día -como lo hacía The Sun en los años 1990s-, entonces era considerado un medio de comunicación indudablemente importante. Sin embargo, las audiencias digitales están tan fragmentadas que a millones de personas le puede llegar información que no ha sido revisada por ningún periodista ni por los equipos de campaña.

Un parlamentario laborista que casi pierde su escaño desde el cual apoya el Brexit le dijo a The Guardian que cuando hablaba con la gente de a pie le mencionaban el supuesto vínculo de Corbyn con el IRA tras haber visto memes e imágenes en Facebook: “Los conservadores nunca utilizaron esto en su campaña, pero había una campaña alternativa llevándose a cabo en Facebook”.

El parlamentario sugirió que los electores se sienten cada vez más abrumados por la información y no saben qué es real y qué es falso. A la vez, suponen que toda la información en Facebook ha sido editada de alguna forma. “La gente tiene la sensación de que parte de la información que les llega por Internet de alguna forma está mal, pero no tienen brújula para determinarlo. Dicen: ‘Pero está en Facebook. ¿Cómo pueden difundir algo falso?’ Se creen guardianes de la verdad, pero no lo son”.

La publicidad en Internet ha cambiado

El referéndum de 2016 sobre la permanencia del Reino Unido en la UE y el triunfo de Donald Trump en las elecciones generales estadounidenses le hicieron creer a la gente que existen “anuncios oscuros” que no son detectados y manipulan a pequeños grupos de personas que votan de cierta forma. Pero las herramientas de transparencia que han introducido Facebook y Google, si bien no son perfectas, han hecho que estas estrategias sean más fáciles de rastrear.

Estas herramientas han sugerido que los anuncios políticos en el Reino Unido se están pareciendo al modelo estadounidense, con la compra de paquetes de anuncios en sitios como YouTube. Estos anuncios son similares a los anuncios televisivos diseñados para bombardear a los votantes con mensajes simples, en lugar de emprender la elaborada tarea de manipular pequeños grupos con anuncios ocultos.

Los conservadores se han aprovechado de la negativa de Facebook de revisar la veracidad de la publicidad política. Sin embargo, un estudio realizado por First Draft News concluyó que el 88% de los anuncios del partido conservador presentaba afirmaciones cuestionables. Y ha aumentado considerablemente el número de grupos de campaña tercerizados y recientemente formados con estructuras de financiación turbia que gastan enormes sumas de cinco cifras para promover anuncios a favor de los conservadores que luego miran millones de personas.

Los medios marcan la agenda pero su poder ha disminuido

En estas elecciones, los políticos se han dado cuenta de que podían atacar a los medios de comunicación sin mayores consecuencias. La decisión de Boris Johnson de no asistir a una entrevista televisiva que le iba a hacer Andrew Neil en horario central hizo enfurecer a los laboristas, especialmente cuando ellos habían aceptado exponer a Corbyn a la mirada escudriñadora pública. Pero los estrategas del partido conservador decidieron -aparentemente con razón- que una entrevista incisiva con Neil podía dañar más la imagen de Johnson que el hecho de negarse a participar del programa. La preocupación real, según miembros de la campaña conservadora, era que se viralizaran extractos de la entrevista.

Antes, las cadenas de televisión ponían las condiciones porque eran uno de los pocos medios que tenían los políticos para llegar a audiencias masivas. La polémica por la entrevista de Neil, combinada con la unión de laboristas y conservadores para excluir a los Liberal Demócratas y al Partido Nacional Escocés de los debates en televisión, demostraron el poder que ahora tienen los propios políticos, con todo lo que ello implica para las próximas elecciones. Eso si los medios de comunicación sobreviven de la forma en que existen actualmente, ahora que el gobierno conservador amenaza a la BBC y a Channel 4.

Traducido por Lucía Balducci