Principios de abril no es una fecha límite realista para empezar a enviar a los solicitantes de asilo de vuelta a Turquía, ha espetado la agencia de refugiados Acnur, en medio de la confusión que reina en Grecia sobre el funcionamiento del acuerdo entre Ankara y la Unión Europea.
Los portavoces de la UE en Bruselas dijeron que los migrantes económicos cuyas peticiones no sean aprobadas serán expulsados de inmediato, mientras que los solicitantes de asilo serán trasladados a partir del 4 de abril, a no ser que demuestren que corren peligro en Turquía.
Sin embargo, el presidente de Acnur en Europa, Vincent Cochetel, ha admitido que el plazo de vencimiento no parece factible. “No estoy seguro de que el 4 de abril sea una fecha coherente para la implementación del acuerdo”, declaró a The Guardian. “No creo que aquellos que esperan una respuesta la obtengan antes de ese plazo”. La principal dificultad, en su opinión, es conseguir trabajadores especializados que estudien cada solicitud de asilo de forma individualizada.
Los líderes europeos acordaron la semana pasada con el gobierno de Ankara que la mayoría de los refugiados que lleguen a las costas griegas después del sábado serán devueltos a Turquía. Pero esto requiere la construcción de un sistema efectivo en las islas helenas en apenas dos semanas.
Como parte del acuerdo, un pequeño ejército de 4.000 empleados, entre los que se incluyen policías, miembros de las oficinas de asilo, jueces e intérpretes, serán enviados a las islas griegas para tramitar las solicitudes. El primer equipo de personal tiene previsto llegar el próximo lunes, para que los primeros ferrys con refugiados puedan zarpar hacia Turquía una semana después.
A pesar de que los Estados miembro van a aportar más de la mitad del personal, una endeudada Atenas afronta la descomunal tarea de reunir a 1.500 empleados en un momento en el que la contratación en el sector público está paralizada.
“No seremos capaces de evacuar las islas”
En Grecia impera la confusión en torno a la ejecución del plan. Durante una charla con el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, cuestionó la eficacia del acuerdo si miles de refugiados continúan entrando al país desde Turquía. “Desafortunadamente, el domingo se registró un alto número de llegadas, cerca de 1.500”, alegó. “Si no se reduce el flujo de personas, no seremos capaces de evacuar las islas con éxito y el acuerdo no podrá implementarse por completo”.
Según las cifras de la administración griega, 50.411 refugiados y migrantes habrían cruzado el mar Egeo antes del lunes, el comienzo oficial de la primavera, y más de 13.000 estarían atrapados en el descuidado campamento de Idomeni, junto a la frontera sellada entre Grecia y Macedonia. Avramopoulos reconoció que, ante las dificultades iniciales, la afluencia de personas no se reducirá en “una noche”.
Pero, a su vez, el diplomático insistió en que la aplicación del pacto es clave para medir la capacidad de frenar el mayor movimiento de personas en el continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial. “Estamos en un momento decisivo”, declaró a los medios. “La gestión de la crisis de refugiados por parte de Europa depende en su conjunto del resultado y el éxito de este acuerdo”.
El gobierno griego enfatiza en la gran responsabilidad del bloque de 28 países y en su promesa de proporcionar lo que Tsipras describe como “recursos humanos” para ayudarles a afrontar la situación.
Marteen Verwey, el economista holandés que lideró el equipo de trabajo en Grecia durante las negociaciones del rescate financiero del país, ha sido asignado para coordinar las acciones sobre el terreno. Una clara muestra del que el gobierno heleno ha delegado la gestión del asilo y las políticas migratorias a las altas instituciones.
Turquía no es un destino seguro para todos
La prioridad de la Unión Europea es organizar el sistema de asilo e implantarlo en las islas griegas. Esto es fundamental para que los refugiados presenten su caso a una audiencia individual y tengan el derecho a recurrir, como requisito del acuerdo conforme a la legislación internacional.
Pero la promesa de Europa de estudiar de forma individualizada la situación de cada solicitante de protección no tranquiliza a Acnur. Cochetel ha manifestado “la preocupación de la agencia respecto al traslado de los afganos a Turquía”, porque se enfrentan a un riesgo de ser rechazados y devueltos a una zona de conflicto. En su opinión, los afganos y otras personas que no sean de origen sirio tienen menos posibilidades de ser aceptados como refugiados que aquellos que huyan de la guerra de Bachar El Asad.
Turquía había aprobado una “buena ley de asilo” en mayo de 2014, en palabras de Cochetel, pero “en la práctica no funciona bien y es imposible confiar en que el gobierno solucione esas brechas en los próximos días”. El representante insta a la precaución a los jueces de asilo en Grecia y les pide que no asuman que Turquía es un destino seguro para todo el mundo.
Aunque la agencia opina que el acuerdo entre la UE y Turquía respeta la ley, los empleados se enfurecieron cuando la Comisión Europea dio a entender que Acnur colaboraba activamente en la devolución de los refugiados y migrantes a Turquía. “La Acnur será un actor fundamental en los procesos de readmisión [retorno] y reubicación”, expresó la comisión en una nota de prensa que difundió el sábado.
El comunicado es “un poco engañoso” y “no refleja exactamente nuestro papel”, defiende Cochetel, subrayando que Acnur no participará en la devolución de gente a Turquía. El Alto Comisionado para los Refugiados también ha detenido su servicio de autobuses para los migrantes en las islas de Lesbos y Chios, desde que sus centros de registro se convirtieron en puntos de detención, una decisión que Cochetel considera “problemática y fuera de nuestra vocación”. Aunque la agencia no propone que se paralicen las redadas, condena la política de detenciones masivas de los refugiados rechazados y los migrantes irregulares. Bajo la legislación de asilo europea, los migrantes cuyas peticiones hayan sido denegadas y otros pueden permanecer en centros de detención hasta su deportación.
Ketty Kehayioy, portavoz de la agencia de refugiados de la ONU en Atenas, transmitió su preocupación por que el acuerdo sea implantado sin las medidas de seguridad necesarias. “Grecia no cuenta con un sistema en condiciones para tramitar las solicitudes. Es todo muy confuso. Estamos intentando entender cómo va a ser implantado”.
Traducción de Mónica Zas Marcos
En torno a 4.000 empleados -miembros de las oficinas de asilo, jueces, intérpretes y guardas fronterizos- están siendo trasladados a las islas griegas para asegurarse de entrevistar a cada solicitante de protección europea y que tengan el derecho de apelación.
Más de la mitad serán policías y personal de seguridad encargados de gestionar el alto número de devoluciones a Turquía. Se espera que los primeros barcos que lleven a los refugiados sirios al país vecino zarpen el 4 de abril, pero aquellos que no solicitan asilo serán expulsados incluso antes.
Aproximadamente 2.500 de los trabajadores serán enviados de los otros países europeos, mientras que el resto serán griegos. Hasta ahora, 20 de los 27 estados miembro (excepto Grecia) se han comprometido a enviar personal, incluyendo Alemania y Francia, que proporcionarán 300 expertos en asilo y policías cada uno. Reino Unido no ha garantizado públicamente su participación por el momento.
Esto es lo que la Comisión Europea cree necesario:
- 600 asistentes sociales
- 400 intérpretes
- 10 comisiones de reclamaciones formadas por 30 jueces griegos, 30 jueces de otros estados miembro de la UE y 30 intérpretes
- 325 personas para gestionar las devoluciones: 25 trabajadores griegos, 50 expertos de la agencia fronteriza Frontex de la UE y 250 policías griegos
- 1.500 agentes de policía
- 1.000 militares y agentes de seguridad
- 8 embarcaciones con capacidad para 400 personas y 28 autobuses
- 20.000 plazas de alojamiento a corto plazo en las islas griegas (6.000 ya están operativas)