El Gobierno británico ha sido acusado de promover una ofensiva confidencial con la intención de neutralizar en las críticas en la ONU a Bahréin por su historial de derechos humanos, incluido el uso de la tortura por sus fuerzas de seguridad. Documentos a los que ha tenido acceso The Observr demuestran que las críticas de la ONU al Estado del Golfo quedaron sustancialmente rebajadas por las presiones del Reino Unido y Arabia Saudí, un importante comprador de armas británicas y tecnología militar.
El resultado fue una victoria para Bahréin y Arabia Saudí, que envió tropas a Bahréin para acabar con las protestas durante la Primavera Árabe.
El papel británico ha causado preocupación en los grupos de derechos humanos. Según la ONG Reprieve, dos presos políticos en Bahréin podrían ser ejecutados muy pronto y varios más están siendo juzgados, fundamentalmente a causa de confesiones obtenidas bajo tortura.
La situación del reino fue puesta bajo vigilancia en septiembre, cuando el consejo de derechos humanos de la ONU se reunió para hacer pública una declaración que mostrara su preocupación ante esos posibles abusos. Antes de la reunión, el Reino Unido tuvo reuniones con representantes de un alto número de Estados miembro de la ONU, así como diplomáticos de Oriente Medio, representantes del departamento del comisionados de la ONU para los derechos humanos y grupos internacionales de activistas.
Según una fuente que conoce estas gestiones, Londres buscaba convencer a otros estados de que “la situación estaba mejorando” en Bahréin y les disuadió de la intención de difundir un comunicado de condena que pudiera perjudicar la reputación internacional del reino. Habitualmente, los comunicados de la ONU son redactados por Suiza y luego firmados por otros Estados miembro, que en esta ocasión quedaron convencidos por la información facilitada por británicos y saudíes.
El borrador original fue rebajado, según fuentes que conocían su contenido. “El primer borrador contenía muchas más partes condenatorias que el resultado final”, dijo una fuente. “Londres se ocupó de rebajar el contenido del texto”.
La comparación del segundo y del tercer y último borrador del texto hecho público el 14 de septiembre, y al que ha tenido acceso The Observer, muestra cambios significativos hechos para eliminar referencias críticas a Bahréin y sus fuerzas de seguridad. “Estamos preocupados por las informaciones sobre el uso excesivo de la fuerza por la policía antidisturbios”, decía el segundo borrador. Eso se cambió con este resultado: “Estamos preocupados por que no se haya rendido cuentas sobre las violaciones de derechos humanos”.
En otra parte clave del segundo borrador se decía: “Estamos preocupados por las denuncias de torturas y malos tratos a detenidos, incluidas represalias contra las víctimas que denuncian abusos”. Tras el cambio, se leía: “”Estamos preocupados por las informaciones sobre represalias contra las víctimas que denuncian abusos“.
“Es muy poco habitual que los estados inicien una ofensiva propagandística para apoyar a sus aliados en el consejo de derechos humanos”, dice Nicolas Agostini, representante de la Federación Internacional de Derechos Humanos ante la ONU. Lo que vimos en septiembre fue un intento británico de proteger a Bahréin de cualquier tipo de vigilancia internacional. Al mismo tiempo que Londres hacía campaña en favor del Gobierno de Bahréin, Arabia Saudí movilizaba a sus diplomáticos para presionar con el fin de que no apoyaran la declaración sobre Bahréin, que es muy sensible a la presión internacional y se preocupa por su imagen exterior. En ese sentido, conseguir una declaración conjunta sobre Bahréin era muy importante, a pesar de los esfuerzos británicos y saudíes para que no ocurriera“.
Maya Foa, directora del equipo de pena de muerte de Reprieve, dice que son muy preocupantes las denuncias sobre el intento británico de rebajar las críticas a Bahréin en la ONU: “Es correcto que el Gobierno británico trabaje para mejorar el historial de derechos humanos de otros países. Pero su trabajo con Bahréin parece haber superado lo aceptable”. “Esta conducta es especialmente preocupante a la luz de la posible reanudación de las ejecuciones en Bahréin y la importancia de las confesiones obtenidas bajo tortura en las sentencias a la pena de muerte en los tribunales del país”.
“Como en todas las negociaciones”, dijo un portavoz del Foreign Office, “debe conseguirse un equilibrio entre el contenido de una declaración y asegurarse de que reciba el mayor apoyo en la comunidad internacional. No nos contenemos a la hora de presentar nuestra preocupación sobre asuntos importantes, incluidos los derechos humanos, ante las autoridades de Bahréin”.