Han pasado 12 años desde que el supervisor del doctorado de Luo Qianqian se abalanzara sobre ella durante su época de estudiante en Pekín. “Por favor, no hagas esto”, recuerda que protestó. “Todavía soy virgen”.
Luo, ahora en la treintena, recuerda que rompió a llorar ante el acercamiento indeseado. Su profesor, que niega las acusaciones, se alejó pero más tarde le tocó la mano mientras que le pedía que por favor se tranquilizara y no hiciese ruido. “Estaba demasiado aterrorizada como para decir algo”, recuerda Luo.
Desde que las acusaciones contra el magnate de Hollywood Harvey Weinstein cargaran de fuerza el pasado octubre la campaña del hashtag #MeToo, se ha producido una avalancha de rabia sobre la misoginia y la violencia sufrida desde Hollywood hasta Hanoi y Hong Kong.
Control institucional en China
Pero mientras que el efecto Weinstein ha impactado las Américas, Europa y otras partes de Asia, China ha permanecido en un silencio casi absoluto.
“Algunas mujeres han hablado, [pero] lo que de verdad impacta es las pocas que han sido”, dice Leta Hong Fincher, experta en el movimiento feminista en China, que defiende que la censura del Partido Comunista es la culpable.
Hong Fincher cree que la cúpula del partido, masculina casi en su totalidad, se siente amenazada por la idea de que los miembros de una élite masculina supuestamente “intocable” pueda tambalearse por una campaña similar en el país.
Por ello, Hong Fincher sospecha que las autoridades han ordenado a los censurados medios de China evitar una cobertura agresiva y en profundidad del asunto. “El gobierno de China tiene un historial de estar preocupado de que revueltas más allá de sus fronteras afecten a su propia población y no hay duda alguna de que el movimiento #MeToo es visto por las autoridades como una amenaza en potencia”, explica Hong Fincher.
Activistas contra el acoso
Poco a poco, las mujeres están rompiendo el silencio en un país en el que un estudio sugiere que un 80% de las mujeres ha sufrido acoso sexual.
El 1 de enero, Luo publicó una elocuente denuncia sobre su experiencia. “Ya no hay que tener miedo… tenemos que ponernos en pie y decir ”¡no!“ con valentía”, escribió Luo animando a otros a alzar la voz usando el hashtag #æä¹æ¯ (#WoYeShi o #MeToo).
Huang Xueqin, una periodista de Guangzhou que fue agredida en 2012, está llevando a cabo un estudio de su industria para exponer el predominio de las conductas sexuales inapropiadas.
Huang dice que su activismo se debe en parte a un sentimiento de culpa por no haberse enfrentado antes a los responsables del acoso en el ámbito laboral: “No quería causar problemas, pero el silencio es igual a la complicidad”.
También inspirada por las Silence Breakers (“las que rompieron el silencio”) en Estados Unidos, Zheng Xi, una estudiante de Hangzhou, lanzó recientemente una campaña pública contra el acoso sexual. “Pensé que estas actrices eran muy valientes”, dice la estudiante.
Hong Fincher, que está escribiendo un libro titulado Traicionando al Gran Hermano: la resistencia feminista en China, espera que más voces salgan a la luz. Hasta ahora sólo se ha expuesto “la punta más pequeña, pequeñísima, del iceberg”: “Todos los activistas trabajando en estos ámbitos –violación, acoso sexual y violencia doméstica– te dirán lo mismo”.
A pesar de la inquietud de las autoridades, el desafío de Hong Fincher no apagará el debate, siempre que siga siendo un “problema manejable”.
“Aquí no pasa nada si una mujer individualmente da un paso adelante y habla sobre su experiencia, pero si cualquiera de estas mujeres hicieran algo destacado o empezara a tener mucha atención en las redes sociales, no dudo de que la policía o alguien iría a visitarla”.
Desafiar al partido es un asunto arriesgado. Desde que Xi Jinping se convirtió en líder en 2012, han tenido lugar medidas severas contra derechos humanos, haciendo que incluso activistas moderados acaben en prisión. En 2015, cinco feministas destacadas fueron detenidas después de planear distribuir pegatinas sobre acoso sexual en el transporte público.
Aún así, miembros del incipiente movimiento #MeToo en China dicen que seguirán protestando. “Si gente como yo no rompe el silencio, ¿cómo podemos esperar que lo hagan otros?”, dice Huang.
“Tengo que denunciar. Alguien tiene que hacer algo”.
Información adicional por parte de Wang Zhen y Wang Xueying.
Traducido por Marina Leiva