El director regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Oriente Medio ha señalado que la cifra de niños sirios que son reclutados y mueren en el campo de batalla va en aumento. En un encuentro con la prensa previo a una conferencia sobre la crisis humanitaria en Siria celebrada en Londres a principios de febrero, Peter Salama explicó que el año pasado varios centenares de menores fueron reclutados como niños soldados y que unos 400 han muerto, algunos en el campo de batalla.
También indicó que Unicef ha contabilizado 47 ataques contra escuelas en el mismo período y más de 4.000 asaltos contra los bienes de los centros escolares desde que estalló el conflicto sirio hace cerca de cinco años. “Estamos viendo cómo las partes en el conflicto matan y mutilan a niños en las escuelas y en los parques infantiles”, ha explicado. Y añadió que esta preocupante tendencia probablemente solo es la punta del iceberg.
“En el pasado, los menores de más de 16 años desempeñaban un papel no militar en el ejército, pero el patrón que vemos ahora es muy distinto”, ha indicado Salama: “De hecho, se trata de una de las tendencias más perniciosas del conflicto sirio”.
“Ahora, la mayoría de estos niños tiene menos de 15 años. La mayoría lucha en el frente y muchos fueron reclutaron por la fuerza, a veces incluso fueron raptados. También los utilizan como personal armado y no uniformado en los puestos de control y a veces hacen trabajos forzosos”, asegura.
El agua como arma de guerra
Salama también ha explicado que el agua se ha convertido en un arma de guerra. Afirma que el suministro de agua de los más de 2 millones de personas que todavía viven en la ciudad de Alepo sufrió 40 cortes el verano pasado, la mayoría de ellos deliberados, y añadió que ahora los cortes de suministro vuelven a repetirse.
Asimismo, ha lamentado que “unos 2,8 millones de niños ya no van a la escuela en Siria y en los países vecinos. Muchos no han pisado una escuela en los últimos cinco años, lo que significa que los más pequeños ni siquiera saben cómo es un aula”.
“Antes de la guerra, el 90% de los niños sirios asistían a clase. Ahora, uno de cada cinco niños tiene que cruzar el frente si quieren llegar hasta la escuela y hacer un examen. Cerca de 50.000 profesores han desaparecido, y una cuarta parte de las escuelas, más de 6.000, no están abiertas, bien porque han sido destruidas o han sufrido daños irreparables o bien porque las utiliza el ejército o se han convertido en refugios para desplazados internos”, ha manifestado.
Salama lamenta que el conflicto esté afectando a una generación entera y recuerda que uno de cada tres refugiados sirios que llega a Europa es menor de edad.
Un equipo de Unicef integrado por 700 profesionales sigue de cerca la situación de los niños en el conflicto sirio y 200 lo hacen en el terreno. Unicef ha instado a la Conferencia de Londres a levantar todas las formas de sitio y a impulsar medidas para que tres millones de niños puedan regresar a la escuela. Unicef ha pedido 1.065 millones de euros para financiar la ayuda humanitaria en Siria y los países vecinos. Uno de cada cinco sirios ha huido del país y cerca de 4,5 millones de menores se encuentran en zonas de difícil acceso o sitiadas, como las ciudades de Madaya, Al Fua o Kefraya.
Traducción de Emma Reverter