Naciones Unidas ha expresado su preocupación a Estados Unidos por las informaciones según las cuales Washington escuchó conversaciones privadas del secretario general de la ONU, António Guterres, y de otros altos cargos.
“Hemos dejado claro que tales acciones son incompatibles con las obligaciones de Estados Unidos enumeradas en la Carta de Naciones Unidas y en la Convención sobre los Privilegios e Inmunidades de Naciones Unidas”, dijo este martes Stéphane Dujarric, portavoz de la ONU.
Las declaraciones se produjeron tras varias informaciones sobre los documentos filtrados del Pentágono que parecen demostrar que Washington ha vigilado de cerca las conversaciones entre el secretario general y sus asistentes.
El Washington Post ha informado de que los documentos incluyen acusaciones embarazosas de que Guterres expresó su frustración con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y su “indignación” cuando se rechazaron sus planes de visitar una región de Etiopía devastada por la guerra.
Antes, la semana pasada, la BBC informó de que Estados Unidos consideró que Guterres fue demasiado favorable a los intereses rusos cuando ayudó a negociar el acuerdo sobre los cereales del mar Negro, en medio de los temores por una crisis alimentaria mundial. Según la cadena, un archivo clasificado del Pentágono indica que Guterres prefería preservar el acuerdo aunque ello supusiera plegarse a los intereses rusos.
La reprimenda implícita de la ONU llega mientras Washington se afana por contener las consecuencias de las peores filtraciones de información de inteligencia estadounidense en al menos una década.
Los archivos clasificados formaban parte de un conjunto de cientos de documentos secretos de seguridad nacional, publicados en la plataforma Discord, dedicada sobre todo a juegos online, y revelaban secretos sobre despliegues militares estadounidenses, aliados y ucranianos, la penetración estadounidense en las redes militares y de inteligencia rusas y las escuchas de los servicios de inteligencia estadounidenses a aliados clave, como Corea del Sur e Israel.
Jack Teixeira, miembro de la Guardia Nacional Aérea de 21 años, fue detenido la semana pasada como sospechoso de filtrar cientos de documentos secretos de defensa y acusado en virtud de la Ley de Espionaje. En respuesta a las filtraciones, el Pentágono se ha movilizado para restringir el acceso a la información clasificada mientras el Departamento de Defensa revisa sus procedimientos de seguridad.
Guterres, “realmente cabreado” tras una visita a Kiev
Según la BBC, una evaluación del Pentágono en la que se describen conversaciones privadas entre el jefe de la ONU y su adjunto, concluye: “Guterres hizo hincapié en sus esfuerzos por mejorar la capacidad de exportación de Rusia” y en que lo haría “incluso si ello implica a entidades o individuos rusos sancionados”. Según uno de los documentos, el planteamiento de Guterres estaba “socavando los esfuerzos generales para que Moscú rindiera cuentas por sus acciones en Ucrania”.
Los archivos consultados por el Post sugieren que Guterres estaba “realmente cabreado” tras una comparecencia con Zelenski el pasado marzo. Al parecer, durante la visita, Guterres se sorprendió cuando las autoridades ucranianas le fotografiaron en una entrega pública de medallas a soldados uniformados y más tarde compartieron las imágenes de forma que sugerían que Guterres había felicitado al personal militar ucraniano.
El secretario general, que ha condenado en repetidas ocasiones la invasión rusa de Ucrania como una violación de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional, “hizo hincapié en que se esforzó por no sonreír en todo momento”, según la evaluación filtrada de Estados Unidos.
La semana pasada, Dujarric dijo que Guterres “no estaba sorprendido” de haber sido, supuestamente, espiado por Estados Unidos. “Desgraciadamente, por diversas razones, permite que esas conversaciones privadas se distorsionen y se hagan públicas”.
EEUU tiene un largo historial de espionaje a líderes aliados, incluidos miembros de Naciones Unidas. La Agencia de Seguridad Nacional vigiló las conversaciones telefónicas de decenas de líderes mundiales, incluida la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y diplomáticos de la ONU, según revelaciones hechas públicas por el denunciante Edward Snowden. Y en 2003, un memorando secreto detalló una “agresiva operación de vigilancia” contra las delegaciones del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York como parte de una campaña para conseguir apoyo para ir a la guerra contra Irak.