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The Guardian en español

La oposición de Venezuela confía sin ninguna base en que el Ejército destituya a Maduro

Desfile militar en Caracas en homenaje a Hugo Chávez en 2015

John Otis

Caracas —

En un contexto en el que las protestas contra el gobierno han sido dominadas y el presidente Nicolás Maduro ha consolidado su poder a través de dudosas maniobras electorales y de la represión de las libertades, algunos líderes de la oposición y expertos internacionales plantean la posibilidad de un golpe de Estado como la única forma realista de lograr un cambio de régimen.

El opositor Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional Venezolana, ha hecho un llamamiento a los militares para que “rompan su silencio”, indicando que “la inmensa mayoría de los oficiales está en contra del caos que se ha apoderado de Venezuela”.

En un análisis publicado por el Washington Post, el profesor de Derecho Ozan Varol ha indicado que “el Ejército venezolano es el dique que protege al régimen de Maduro y frena el movimiento democrático. El río de la democracia solo podrá seguir su cauce si el Ejército da el paso”.

Sin embargo, muchos analistas políticos señalan que es poco probable que se produzca un golpe de Estado, ya que la relación entre el Gobierno de Maduro y el Ejército es beneficiosa para ambas partes. El país atraviesa la peor crisis económica de su historia moderna. Los sondeos evidencian que una gran mayoría de venezolanos no quiere que Maduro permanezca en el poder y cree que las Fuerzas Armadas han contribuido a que Maduro se consolide a cambio de una lista cada vez más larga de beneficios económicos.

Una unión cívico-militar

Ricardo Sucre, experto militar y exoficial de la Marina, indica que desde que Hugo Chávez impulsó la revolución socialista en el país en 1999, el Gobierno ha auspiciado una unión “cívico-militar” en la que los soldados y los oficiales participan en todos los aspectos del desarrollo nacional.

Chávez, que había sido oficial de paracaidistas del Ejército, siguió implicado en cuestiones militares durante los 14 años que fue presidente, opinando sobre temas tan diferentes como ascensos o el color de los uniformes.

Maduro, exconductor de autobuses y líder sindical, no tenía vínculos con las Fuerzas Armadas, pero la alianza cívico militar se ha reforzado desde que asumiera el poder tras la muerte de Chávez por cáncer en 2013.

Por un lado, el partido socialista giraba en torno a la figura de Chávez. Rafael Uzcategui, que dirige el grupo de derechos humanos Provea, con sede en Caracas, señala que bajo Maduro, el partido ha carecido de estructura y liderazgo y las Fuerzas Armadas han llenado el vacío de poder.

Phil Gunson, que trabaja en Caracas para el think tank International Crisis Group explica que en un contexto de disturbios cada vez más intensos, Maduro confía en que las Fuerzas Armadas lo protejan y terminen con las protestas callejeras.

Una relación de simbiosis

Sin embargo, Gunson puntualiza que “los militares también necesitan a Maduro porque no quieren gobernar. No quieren que un general uniformado lidere el país porque les da mala imagen y parece de otra época. Así que Maduro les parece una buena opción. Les facilita la vida. Si eres general y cumples con lo que se te pide, puedes ganar mucho dinero”.

En estos momentos la mitad del Gabinete de Maduro está formado por militares en activo o retirados. También ocupan otros puestos clave en la Administración. Se encargan de todo, desde la adquisición de armas hasta la producción de acero y la distribución de alimentos. Las Fuerzas Armadas incluso tienen una planta que produce agua embotellada.

El hecho de que los militares hayan ido ganando peso en el Gobierno de Maduro quedó patente a finales del año pasado, tras la reorganización de la compañía petrolera estatal, conocida como PDVSA y de vital importancia para el país. El petróleo representa cerca del 95% de los ingresos de exportación de Venezuela.

Maduro no eligió a un veterano del sector para dirigir la compañía y optó por confiar el cargo a Manuel Quevedo, un general de la Guardia Nacional en activo. Quevedo no tiene experiencia en el sector pero se ganó la confianza de Maduro cuando en 2014 le ayudó a sofocar las protestas contra el gobierno.

Para Maduro, la “lealtad política es mucho más importante que los conocimientos técnicos”, indica Uzcategui: “La competencia queda en un segundo lugar y este es uno de los motivos por los que estamos inmersos en una crisis económica”.

María Corina Machado, líder del partido de derechas en la oposición Vente Venezuela, insiste en el hecho de que a los funcionarios de rango medio y a los soldados rasos también les afecta una crisis que ha provocado hiperinflación, el colapso de la moneda y la escasez crónica de alimentos y medicamentos. Indica que los funcionarios a menudo acuden a ella y le dicen que no apoyan lo que está pasando y que “se debe poner fin a este desastre”.

Según Sucre, las Fuerzas Armadas no confían ni respetan a la oposición política, donde no hay unanimidad en torno a cuestiones vinculadas con el líder que deberían tener y la estrategia a seguir. Y es por este motivo, afirma, “un golpe de Estado está prácticamente descartado”.

Traducido por Emma Reverter

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