La portada de mañana
Acceder
La revelación de secretos de Miguel Ángel Rodríguez: correos a medios
Almodóvar: "Decir que los artistas no se posicionen es una barbaridad"
Opinión - Insultos a falta de argumentos. Por Esther Palomera

El poder de la pinta se tambalea en Reino Unido: ¿tiene los días contados una de las medidas de cerveza más grandes del mundo?

Rachel Dixon

0

“¡Los científicos woke [algo así como progre] quieren encoger tu PINTA!”, rezaba uno de los titulares más exagerados sobre un estudio que consistió en sustituir los vasos de pinta –568 ml– en unos pocos bares en Inglaterra por vasos más pequeños, de aproximadamente dos tercios –378 ml– del tamaño de una pinta (con la correspondiente disminución de precios).

El estudio reveló que, al no haber vasos de pinta disponibles, los clientes consumieron casi un 10% menos de cerveza. Los investigadores concluyeron que, de adoptarse en todo el país, la estrategia podría reducir el consumo de alcohol y contribuir a combatir la obesidad.

La Campaign for Real Ale (CAMRA, por sus siglas en inglés) de inmediato salió a la defensiva. “La dificultad para siquiera hallar bares dispuestos a participar de este estudio demuestra que la pinta sigue siendo una medida muy demandada por los consumidores”, dijo Ash Corbett-Collins, presidente de CAMRA. “Menos del 1% de los locales invitados a participar del estudio aceptó adoptar una medida más pequeña, y ninguno de los 12 bares participantes decidió mantener el cambio, por lo que el veredicto de los dueños de estos establecimientos es claro”.

La CAMRA está en lo cierto: los investigadores pidieron a más de 1.700 establecimientos que participaran en el estudio y solo consiguieron convencer a 13 (uno fue excluido de los resultados porque continuó vendiendo pintas, además de la medida de dos tercios). ¿Les sorprendió a los investigadores que tan pocos quisieran participar? “Me sorprendió que pudiéramos llevar el estudio a cabo”, dice Eleni Mantzari, investigadora asociada de la Unidad de Investigación sobre Comportamiento y Salud de la Universidad de Cambridge. “Cuando hablamos con pubs y bares, antes de la pandemia de la COVID-19, ninguno quiso participar. ¡Nadie quiere meterse con la pinta!”.

Desde luego que no. Pete Brown, autor de varios libros sobre cerveza y pubs, afirma sobre el estudio: “Me puse a temblar de rabia cuando me enteré. Los bares están en crisis. Cada día cierran dos bares. Como si no tuviéramos ya suficientes problemas, ahora vienen a por nuestras pintas”, dice.

Mantzari, ella misma bebedora de pintas, niega que sea así y explica que no hay muchos datos sobre las consecuencias del tamaño de las raciones de alcohol, pero sí sobre las de los alimentos. “Las raciones más grandes están relacionadas con la obesidad. Cuando las raciones son más pequeñas, el consumo es menor”, sostiene. En cuanto a la cerveza, “solo queríamos obtener información. Queda a los responsables decidir qué hacen con ella”.

Una vez terminado el estudio, Mantzari habló con los gerentes y propietarios de los bares participantes para averiguar cuáles habían sido las reacciones de los clientes. “La gente no solía pedir dos medias pintas a la vez”, dice. “Algunos locales recibieron quejas, en especial de parte de hombres mayores en los establecimientos fuera de Londres. Las quejas disminuyeron con el tiempo, ya fuera porque la gente se acostumbró a los dos tercios o porque sabían que las pintas iban a volver”.

La primavera de 2023, el periodo en que se llevó a cabo el estudio, fue una de las pocas épocas en las que no hubo pintas disponibles en los pubs británicos (el confinamiento fue otra: la década de 2020 viene siendo dura para la pinta). “Los británicos han consumido cerveza en medidas llamadas pinta durante siglos, pero puede que no siempre correspondieron a la cantidad de líquido que hoy conocemos como ‘pinta imperial”, explica Jane Peyton, fundadora de la School of Booze. “La cláusula 35 de la Carta Magna [promulgada en 1215] se ocupa de los pesos y medidas de la cerveza, el vino y el maíz”.

La pinta fue introducida legalmente por la Ley de Medidas de la Cerveza de 1698 antes de ser estandarizada hace 200 años en 568 ml (20 onzas) por la Ley de Pesos y Medidas de 1824. Actualmente, los bares están obligados por ley a servir pintas y medias pintas. Los tercios y los dos tercios también pueden ofrecerse, pero no hay obligación de ofrecerlos.

Pero no es solo la larga historia de la pinta lo que hace que sus partidarios la protejan tanto. “La pinta es la quintaesencia de lo británico y está ligada a otra institución británica: el pub”, dice Sophie Atherton, la primera mujer británica sumiller de cerveza. “Ambos son parte fundamental de nuestra cultura. Los visitantes extranjeros quieren tomarse una pinta de cerveza en un pub para sentir que están experimentando Reino Unido al máximo”.

Para Brown, la cuestión va aún más allá. “La pinta es simbólica. '¿Tienes ganas de una pinta?' no significa solamente ‘ven a beber alcohol’. Cuando elogiamos a alguien, decimos: ‘Es el tipo de persona con la que te puedes tomar una pinta’, o ‘me gustaría invitarle a una pinta’”. En efecto: “Me gustaría invitarte a un dos tercios” no suena tan bien...

Pero también es cierto que una pinta representa un gran volumen de líquido, al ser una de las mayores medidas de cerveza del mundo. “Los países más cálidos tienden a beber medidas más pequeñas”, explica Brown. “Si hace 35 °C, no quieres una pinta, porque se calienta demasiado rápido. En Australia, es habitual pedir una goleta [tres cuartos de pinta]. En España, el formato más común es la caña [unos 200 ml], pero existen muchas más medidas”.

Brown reconoce que incluso los países más fríos suelen tener medidas más pequeñas. “La medida estándar en República Checa y Polonia es de 500 ml, pero la cabeza del vaso es más grande. En Estados Unidos, es una pinta de 16 onzas (454 ml), frente a nuestras 20 onzas”. Peyton menciona Francia, donde el demi (250 ml) es una opción habitual para la cerveza tirada, y Bélgica, un país amante de la cerveza, donde las formas y tamaños de los vasos se adaptan a la variedad de cerveza y van de 200 ml a 500 ml. Alemania, con sus jarras de litro, es uno de los pocos países con un servicio estándar mayor que la pinta británica.

Los defensores de la pinta señalan que, tradicionalmente, la cerveza británica es una bebida más bien suave. “Solía haber un eslogan que describía la cerveza como ‘la mejor bebida larga del mundo’, y siempre he pensado que esa frase daba en el clavo”, dice Atherton. (Era el eslogan de la Asociación de Cerveceros en los años 50): “La cerveza es un trago largo que dura, no algo que se engulle en un santiamén. Incluso a los precios actuales, tiene una buena relación calidad-precio, porque lleva tiempo beberla”.

Brown no podría estar más de acuerdo. “La pinta británica tiene el tamaño justo para la graduación de la cerveza que bebemos, de entre 3,5% y 4,5%. Proporciona la cantidad justa de alcohol durante mucho tiempo. Las pintas permiten pasar mucho tiempo en el bar: una pinta puede durar un par de horas si uno quiere. Se puede disfrutarla de a poco, leyendo un libro, conversando con amigos… Si lo que buscas es emborracharte, mejor bebe chupitos. Es diferente a Estados Unidos, donde la cerveza es más fuerte y la pinta más pequeña”. Si bien Brown se refiere a la bitter británica, pero Prontz dice que en Reino Unido incluso la lager es más suave. “Las lagers continentales elaboradas bajo licencia aquí tienen menos alcohol que sus versiones belga y francesa”.

Es cierto que la proliferación de cervecerías artesanales en la última década ha dado lugar a algunas variedades más potentes: todos los amantes de la cerveza con los que he hablado ven en los vasos de dos tercios e incluso de un tercio un lugar para ellas. Según Peyton, “en los pubs de cerveza artesanal, donde hay una gran variedad de cervezas de mayor graduación alcohólica, los consumidores suelen querer probar unas cuantas, por lo que disponer de vasos de menor tamaño es una buena forma de ofrecer ese servicio”.

A mí me encanta la ocasional degustación de cervezas, normalmente compuesta de tres medidas de un tercio. La CAMRA misma está a favor de las catas. “CAMRA es partidaria de que el cliente disponga de una gama de medidas en los bares, clubes sociales y bares de barril”, afirma Corbett-Collins en la declaración de la asociación. “Así se refleja la variedad de la oferta del bar, que puede ir desde un tercio de pinta de una fuerte y contundente imperial stout hasta una pinta de una refrescante y ligera golden ale”.

Una vez más, el pub es crucial. “Hay quienes parecen creer que  beber pintas es sinónimo de emborracharse y una relación malsana con el alcohol, pero eso no es lo que yo he visto en las muchas décadas que llevo yendo a pubs”, dice Atherton. “Esto es importante: las pintas y los pubs van de la mano. Un buen tabernero sabe cuándo alguien ha bebido demasiado, y deja de servirle”.

A pesar del gran volumen de su medida estándar, Reino Unido ocupa el puesto 28 en la clasificación mundial de los mayores bebedores de cerveza, con 66,8 litros consumidos per cápita al año, según World Population Review. República Checa está a la cabeza, con 140,1 litros, mientras que España, a pesar de sus “cañitas”, ocupa el octavo lugar (81,2 litros).

Tampoco tiene Reino Unido las peores tasas de alcoholismo. “En partes de Europa central y oriental, donde una botella de vodka puede venir incluida en una ronda de cervezas, es un problema mayor”, afirma Brown. Las estadísticas parecen corroborarlo: Hungría, Rusia, Bielorrusia, Letonia, Eslovenia, Polonia, Eslovaquia y Estonia figuran en la lista de los 10 países con mayores tasas de trastornos por consumo de alcohol y alcoholismo, elaborada por la Organización Mundial de la Salud. Reino Unido ocupa el puesto 19.

“Alrededor del 57% de los británicos bebe regularmente, aunque solo un porcentaje mínimo sufre daños relacionados con el alcohol”, dice Brown. “Cuanto más acomodada la persona, más probable es que beba. Pero cuanto más pobre, más probabilidades tiene de sufrir daños relacionados con el alcohol”.

Atherton afirma: “Estamos viviendo una especie de resurgimiento ‘new age’ del movimiento por la templanza, que sostiene que las pintas y los bares son la raíz de los problemas con el alcohol. Esto no tiene sentido, porque las pintas no son el problema. Es mucho más probable que la oferta de alcohol barato, especialmente en los supermercados, sea lo que fomenta niveles de consumo problemáticos y poco saludables. Una pinta en un pub suele tener un 4% de alcohol y cuesta 5 o 6 libras, pero en el supermercado se puede conseguir una botella de vino con un 11% de alcohol por menos de cinco libras. Beber una pinta de cerveza no emborracha a la mayoría de los adultos, pero una botella de vino probablemente sí”.

Ni Brown ni Atherton pretenden minimizar los daños que el alcohol puede causar. El año pasado, el hermano menor de Brown murió de enfermedades relacionadas con el alcoholismo. “Algunas personas con problemas de salud mental se automedican con alcohol”, dice. “Si no hubiera alcohol disponible, lo harían con otra cosa”. Por su parte, Atherton cree que deberíamos analizar las causas del consumo excesivo. “Rara vez oigo hablar de estudios que se pregunten por qué la gente se emborracha, por qué algunas personas se ven empujadas a beber a diario. ¿Qué hay en sus vidas que les lleva a hacerlo? ¿El estrés? ¿La desesperación? ¿El miedo? Quizá deberíamos averiguarlo”.

Volviendo a la pinta: ¿tiene los días contados? “Todos estamos diversificando lo que bebemos. Cada vez más gente bebe pintas, pero con menos frecuencia, porque también bebe vino, ginebra y cócteles”, explica Brown:.Un pequeño número de pubs le rehúye a la pinta tradicional. Por ejemplo, el French House del Soho, en el centro de Londres, solo sirve medias pintas desde hace más de un siglo (excepto el 1 de abril), mientras que el Nicholas Nickleby, en el centro de Londres, sirve una versión “a la checa”, con una proporción de espuma de entre el 20% y el 25%.

“Intento beber mitades y tercios cuando opto por una cerveza más fuerte, pero siempre vuelvo a la pinta”, dice Brown. Protz también la prefiere: “Me doy cuenta de que bebo menos y más despacio si tomo una pinta. Dudo que sea desplazada por otros tamaños. Es considerada parte del estilo de vida británico”. Peyton cree que hay gente que nunca renunciará a sus pintas. “Algunos hombres insisten en beber su cerveza en vasos de pinta y nunca algo más pequeño”, dice. “Equiparan el vaso de pinta con la masculinidad y la media pinta con no ser masculino... La pinta está aquí para quedarse”.

Ni siquiera Mantzari teme por el futuro de la pinta. “Tras la publicación del estudio, algunos diputados han salido a decir que el Gobierno no piensa tomar medidas al respecto: no quieren quedar como unos aguafiestas. Creo que la pinta está a salvo”.

Traducción de Julián Cnochaert.