Una de las ciudades más pobladas del mundo se prepara para ser gobernada desde el interior de una celda después de que el nuevo alcalde de Karachi se hiciera con el poder frente a la férrea oposición de los militares. El exdiputado Waseem Akhtar lleva recluido más de un mes en la prisión central de Karachi y es poco probable que sea liberado a corto plazo.
Akhtar está acusado de varios delitos, incluido el de instigar los grandes disturbios en la ciudad en mayo de 2007 y también por ocuparse de que terroristas buscados reciban tratamiento médico.
Su detención es parte de una intensa batalla entre las fuerzas de seguridad y el Muttahida Qaumi Movement (MQM), el partido político que ha dominado la política en Karachi durante décadas, a pesar de que su líder, Altaf Hussain, vive en el exilio en el norte de Londres.
Este lunes, un grupo de manifestantes saquearon los estudios de ARY News como parte de una protesta violenta por no dar cobertura en sus noticias a una huelga de hambre. Una persona fue asesinada y ocho resultaron heridas cuando trabajadores del MQM acudieron a la sede del canal después de escuchar un discurso de Hussain emitido desde Londres.
Farooq Sattar, el parlamentario más importante del MQM, fue arrestado también el lunes cuando llegó al Club de Prensa de Karachi para dar una rueda de prensa.
El MQM presentó a Waseem Akhtar como su candidato a la alcaldía en diciembre, un puesto que tiene garantizado debido al abrumador control por su partido en el consejo de la Corporación Metropolitana de Karachi (donde viven unos 24 millones de personas), que elegirá alcalde de entre sus miembros este miércoles.
Despacho en la prisión
Nasreen Jalil, una senadora del MQM, dijo que Akhtar intentará resolver los numerosos problemas de la enorme ciudad desde prisión. “Es probable que esto continúe durante muchos meses, por lo que pediremos al gobierno que le permita tener un despacho en prisión”, añadió. “Obviamente él debería estar sobre el terreno para hacer su trabajo pero simplemente tenemos que aceptar esta situación”.
El MQM asegura haber sido blanco de los rangers, una fuerza paramilitar encargada en 2013 de imponer el orden en la que es la capital comercial de Pakistán, tomada por radicales islamistas, la violencia política y bandas criminales. Aunque formalmente es un organismo civil de las fuerzas de seguridad, los rangers están dirigidos por generales del todopoderoso Ejército, una institución que durante mucho tiempo ha competido con los partidos políticos por la supremacía.
El MQM ha dominado el poder político de Karachi gracias al apoyo de los mohajirs, ciudadanos en gran medida acomodados, musulmanes de lengua urdu y procedentes de India que se asentaron en 1947. El idioma es objeto de acaloradas disputas. El Ejército prefiere utilizar el inglés.
Los rangers, después de centrarse al principio en los bastiones talibanes de Pakistán, y de participar en una ola de supuestos asesinatos extrajudiciales conocidos de forma eufemística como “encuentros”, viraron su atención hacia el MQM, que cuenta desde hace tiempo con un brazo militar además de la formación política.
En marzo de 2015, las relaciones entre los dos bandos se hundieron después de que el grupo paramilitar hiciera una redada en la sede del partido, en un barrio con fuertes medidas de seguridad conocido como Nueve Cero.
Más tarde, los discursos de Altaf Hussain fueron prohibidos después de que lanzase una arenga de violencia contra el Ejército. Hussain, que está siendo investigado por la policía de Londres por asesinato y blanqueo de dinero, suele dirigirse regularmente a grandes multitudes de trabajadores del MQM que se reúnen para oírle hablar a través del teléfono desde su casa en Edgware.
El MQM también denuncia que 130 de sus activistas han sido detenidos ilegalmente y 62 han sido asesinados, según los datos proporcionados por Jalil.
El miércoles, un gran número de dirigentes del MQM y funcionarios del partido comenzaron una protesta en forma de huelga de hambre a las puertas del Club de Prensa de Karachi. “Durante el año pasado las operaciones contra los seguidores del MQM y los urduparlantes se han intensificado”, asegura Jalil. “Los rangers han hecho todo lo que ha estado en su mano para criminalizarnos”.
Los múltiples problemas a los que se enfrenta el MQM, entre los que se incluye la creación de un partido fruto de una escisión a principios de año, no ha frenado su popularidad. El MQM cosechó una victoria aplastante en las elecciones locales de diciembre de 2015, a pesar de las informaciones que apuntaban que los rangers intentaron intimidar a los votantes en algunas sedes electorales.
Traducido por Cristina Armunia Berges
El inglés y el urdu ni siquiera son las lenguas más comunes en Pakistán, a pesar de su adopción oficial:
- El 48% habla punyabí, principalmente en la provincia de Punjab.
- El 12% habla sindhi, sobre todo en la provincia de Sindh.
- El 10% habla saraiki, una variante del punyabí.
- El 8% habla pastún, en la zona del oeste y del noroeste del país.
- El 3% habla baluchi, principalmente en Baluchistán.
- El inglés es la lengua más popular entre los ministros del Gobierno.
- Finalmente, hay numerosos dialectos hablados por minorías que incluyen el brahui, el burushaski y el hindko.