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Estas son las claves del Brexit que quiere Theresa May para Reino Unido

Jon Henley

Este era el discurso que tenía que poner en claro, de una vez, qué significa realmente la frase de Theresa May “Brexit es Brexit”. ¿Qué hemos aprendido del discurso más importante hasta ahora de May como primera ministra sobre el tipo de acuerdo que busca?

El mercado común

La primera ministra no quiere que el Reino Unido permanezca en el mercado común. Esto no sorprende: May ha repetido desde la conferencia del Partido Conservador de octubre que sus dos prioridades respecto al Brexit son: controlar la inmigración europea y retirarse de la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE. 

Esos dos objetivos con incompatibles con ser miembro del mercado común y sus palabras de este martes confirman que la primera ministra lo sabe muy bien. 

“Recuperaremos el control de nuestras leyes y pondremos fin a la jurisdicción del Tribunal Europeo en el Reino Unido”, dijo May en su discurso. “Quiero que quede claro que lo que estoy proponiendo no puede suponer la permanencia en el mercado común”.

Dicha permanencia, afirmó, significaría aceptar las cuatro libertades de la UE —libertad de movimiento de bienes, servicios, capital y personas— y “ajustarnos a las normas y reglamentos que regulan esas libertades”.  

En la práctica, May aseguró que eso implicaría “no abandonar la UE en absoluto”. En lugar de permanecer en el mercado común, el Reino Unido buscará “el mayor acceso posible al mercado común a través de un acuerdo de libre mercado nuevo, ambicioso y amplio”.

El nuevo acuerdo de mercado podría, según May, incluir “elementos del mercado común actual en algunas áreas”, como la libertad para que Londres ofrezca servicios financieros a otros países, ya que “no tiene sentido empezar de cero.”

La unión aduanera 

La unión aduanera es la base del mercado común europeo: los bienes provenientes de fuera del área del mercado común deben pagar un arancel externo común para ingresar, mientras que los bienes de dentro del mercado común pueden circular libremente a través de las fronteras europeas.  

Un país que es parte de la unión aduanera no puede negociar acuerdos por su cuenta. Esta es la razón por la que muchos pensaban que el Reino Unido acabaría abandonando la UE: poder negociar acuerdos propios es muy importante para las personas que apoyan el Brexit. 

En este punto, la primera ministra fue menos clara. “Pertenecer a la unión aduanera nos impide hacer nuestros propios acuerdos fuera de la Unión Europea”, admitió May, así que no quiere que el Reino Unido esté atado por la política comercial común y el arancel externo común.  

Pero también dijo que quería poder comerciar con Europa sin aranceles y con “la menor cantidad posible de fricciones”, así que sí quiere tener un acuerdo aduanero con la Unión Europea. 

Eso podría significar un acuerdo aduanero completamente nuevo, o que el Reino Unido sea un miembro socio de la unión aduanera de alguna manera, o que se mantengan algunas partes del acuerdo: “Tengo la mente abierta respecto a cómo lo haremos,” señaló May.  

Esto parece confirmar que el Gobierno buscará acuerdos sector por sector para algunos negocios clave. Por ejemplo, las piezas de coches cruzan decenas de fronteras europeas antes de estar completas y para la industria automotriz sería desastroso pasar por controles aduaneros una y otra vez. 

Participación del Parlamento y artículo 50 

Aparentemente, May sigue con la idea de dar a fines de marzo el puntapié inicial a las negociaciones sobre el divorcio entre la UE y el Reino Unido, que llevarán dos años, aunque no habló de esto en su discurso del martes.  

Esta fecha puede ser problemática si, como se espera, el Tribunal Supremo decide a finales de este mes que el Parlamento debe votar respecto de una notificación formal a la Unión Europea, según el artículo 50. Las elecciones en Irlanda del Norte también podrían traer complicaciones a esta fecha. 

Si el Tribunal Supremo efectivamente decide que el Parlamento debe votar, no queda claro exactamente sobre qué tiene que votar, ni hasta qué punto los parlamentarios podrán intervenir en los términos de la notificación del Gobierno a la UE. 

Sin embargo, May sí confirmó por primera vez que el Parlamento —tanto los Lores como los Comunes— tendrán cierta autoridad sobre el acuerdo final: “Hoy puedo confirmar que el Gobierno someterá el acuerdo final que surja de las negociaciones entre el Reino Unido y la UE a votación en ambas cámaras del Parlamento, antes de que entre en vigor”. 

Control de la inmigración europea 

May ha dicho en repetidas ocasiones que el control de las fronteras es una prioridad del Brexit y lo ha vuelto a reiterar este martes: aunque quiere seguir atrayendo “a los mejores y a los más listos a estudiar y trabajar en el Reino Unido”, May aseguró: “Controlaremos el número de personas que ingresan al Reino Unido desde la UE”.

Recordándole al público que antes fue ministra del Interior, May añadió: “No se puede controlar la inmigración en general si existe una frontera libre con Europa. El Brexit debe significar controlar el número de personas que entran al Reino Unido desde Europa”.

Sin embargo, la primera ministra todavía no ha dicho qué tipo de sistema migratorio quiere para los ciudadanos europeos. Anteriormente ha rechazado la idea de utilizar el sistema basado en puntuación y algunos ministros han sugerido la posibilidad de implementar visas de trabajo, pero aún no se ha anunciado formalmente cuál será el nuevo sistema. 

Un acuerdo de transición 

Los empresarios británicos han insistido en que sería esencial tener algún tipo de acuerdo de transición con la UE para evitar el potencial desastre económico de la “incertidumbre”: el Reino Unido deja la UE después de dos años de negociaciones sobre el artículo 50, sin que quede definida la relación futura. 

En otras ocasiones, May ha hablado de un “período de implementación”, un período prestablecido para introducir gradualmente las normas de la nueva relación acordada. El martes, May repitió este término, indicando que “a nadie le interesa tener una situación de incertidumbre”, y por eso quiere que el proceso se implemente gradualmente. 

Pero May se opone al tipo de acuerdo interino que quieren algunos, en el que el período de transición sea muy largo (o incluso que tenga un final abierto) y las normas de la UE se sigan aplicando mientras se establecen los detalles de la futura relación entre la UE y el Reino Unido.  

Un período interino indefinido, según May, sería un “purgatorio político permanente”, y ella no quiere nada “que nos deje mitad dentro y mitad fuera”. En su lugar, buscará llegar a un acuerdo sobre la relación futura en el marco de los dos años de negociaciones que establece el artículo 50. 

A los dos años de negociaciones les seguiría un “proceso de introducción gradual” cuya duración podría variar dependiendo del tema específico —control inmigratorio, acuerdos aduaneros, servicios financieros— y de la complejidad de los nuevos acuerdos que sean necesarios.  

Ciudadanos europeos en Reino Unido y viceversa

La primera ministra podría haber aprovechado la oportunidad para garantizarles unilateralmente a los tres millones de ciudadanos europeos que viven en Reino Unido que no perderán sus derechos tras el Brexit, como piden los activistas. 

Pero por el momento, parece que estos ciudadanos siguen siendo, en palabras del ministro de Interior, “capital de negociación”. El martes, May dijo que el Gobierno quiere garantizarles sus derechos, así como a los británicos que residen en el continente, “tan pronto como se pueda”.  

May afirmó que le dijo a otros líderes de la UE que “se podría darle a la gente la seguridad que quieren de inmediato y llegar a un acuerdo ahora mismo”, pero que si bien muchos estaban a favor, muchos también estuvieron en contra (El grupo UE-27 se ha negado a hablar de ningún tema por su norma de no negociar hasta que no se notifique formalmente la salida de Reino Unido).

Sin embargo, May aseguró que quiere “que todos sepan que para Reino Unido, así como para otros países miembros, sigue siendo una prioridad importante resolver este tema cuanto antes”.

El presupuesto europeo 

Algunos ministros, incluido el secretario del Brexit David Davis, y funcionarios han afirmado que dentro del acuerdo del Gobierno con la UE podría entrar algún tipo de pago al presupuesto europeo.  

May no se refirió mucho a esta cuestión, pero afirmó: “Como ya no seremos parte del mercado común, los días de Reino Unido haciendo grandes contribuciones cada año a la Unión Europea han terminado”.

Sin embargo, puede que haya “algunos programas europeos específicos en los que queramos participar. En ese caso, y eso lo decidiremos nosotros, sería razonable que hagamos una contribución apropiada”.

La opción del Espacio Económico Europeo

El Espacio Económico Europeo (EEE) es una extensión del mercado común de la UE, conformado por los 28 estados miembros y miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), que incluye a Noruega.   

Después de dejar la UE, el Reino Unido podría convertirse en miembro de la AELC y entraría en el EEE, obteniendo, igual que Noruega, acceso al mercado común a cambio de una contribución económica y de aceptar las normas internas del mercado común europeo, que incluyen el libre tránsito de personas.  

Esto siempre ha parecido improbable por la importancia que el Gobierno le da al control migratorio. El martes, May confirmó: “No buscamos adoptar un modelo que ya exista para otros países”. Reino Unido no quiere “una membresía parcial de la UE, ni ser miembro socio”, insistió.

Irlanda y la unión 

La primera ministra reiteró que está comprometida a mantener el acuerdo de libre tránsito entre Gran Bretaña e Irlanda, tal cual existía antes de ingresar a la UE. Además, prometió que el Gobierno buscará evitar una “frontera dura” entre Irlanda del Norte y la República.  

También prometió preservar el Reino Unido, describiendo la unión entre Inglaterra, Escocia y Gales como valiosa: “Sólo estando juntos, como una gran unión de naciones y pueblos, podremos aprovechar al máximo las oportunidades futuras,” señaló.  

El tono

El tono antinmigratorio de la conferencia del Partido Conservador conmocionó a muchos europeos, así como la insistencia de varios ministros en que la UE acabará por ofrecerle al Reino Unido un acuerdo especial que desafíe todos los principios del mercado común.  

May se ha llenado la boca diciendo que, en caso de ganar, las negociaciones con la UE se harían sin animosidad: “Quiero que seamos... los mejores amigos y vecinos de nuestros socios europeos”, aseguró.  

Usando en repetidas ocasiones la frase “nuestros amigos y aliados de la UE”, la primera ministra añadió que no tiene intenciones de que se desarme el bloque: “Sigue estando poderosa y convincentemente en los intereses nacionales de Reino Unido que a la UE le vaya bien”.

Sin embargo, advirtió que si la UE-27 le presta atención a esas “voces que piden un acuerdo punitivo para castigar al Reino Unido”, sería “un acto de autolesión catastrófica para los países europeos. Y no sería el accionar de un amigo”. 

También subrayó que “para el Reino Unido, es mejor no tener acuerdo que tener un acuerdo malo”, y repitió la amenaza velada del canciller Philip Hammond de que, en caso de no llegar al acuerdo que quiere, el Reino Unido se podría convertir en un oponente con bajos impuestos, diciendo que el Gobierno tiene la “libertad para modificar las bases del modelo económico del Reino Unido”. 

Conclusión

Conocemos mejor los objetivos del Brexit de May, pero siguen siendo sólo objetivos. Todavía hay que negociarlo todo, y no queda claro cuánto está dispuesto a ceder la UE-27. Sabemos más sobre lo que no significa “Brexit es Brexit”, pero todavía sabemos muy poco de lo qué significará de verdad.

Traducido por Lucía Balducci