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The Guardian en español

¿Cómo se reorganizará Hamás tras el asesinato de destacados miembros de su cúpula política y militar?

Grupos palestinos escenifican una marcha fúnebre por el difunto líder de Hamás Ismail Haniyeh el 2 de agosto en Beirut.

Bethan McKernan

Jerusalén —

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El asesinato del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, este miércoles en un lugar seguro en el que se alojaba durante su visita a la capital iraní, Teherán, representa un duro golpe para el movimiento islamista palestino, que mantiene intensos combates con las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza desde que sus combatientes atacaron Israel el pasado 7 de octubre.

Haniyeh no es, ni mucho menos, la primera figura destacada de Hamás que se convierte en blanco de un ataque de los servicios secretos israelíes en los últimos años. El fundador y líder espiritual del movimiento, Ahmed Yasín; el cofundador Abdel Aziz al Rantisi y el comandante militar Salah Shehadeh fueron asesinados en bombardeos de precisión dentro de Gaza en la década de 2000. Ahmed Yabari, que encabezó la toma de Gaza por Hamás en 2007 –después de que su brazo político ganara las elecciones legislativas palestinas de 2006–, fue asesinado en un ataque con dron en la Ciudad de Gaza en 2012.

Aunque Hamás siempre ha sido capaz de reagruparse y sobrevivir, esta guerra lo ha dejado en una especie de vacío de liderazgo. Lo cierto es que Israel ha sido capaz de cumplir la promesa de que los dirigentes de Hamás, incluidos los que se encuentran fuera de la Franja de Gaza, están “marcados” para morir. Saleh al Arouri, considerado la mano derecha de Haniyeh, murió en un ataque en Líbano el pasado enero, y Marwan Issa, subjefe militar de Hamás, habría muerto en el campo de Nuseirat (centro de Gaza) en el mes de marzo.

Apenas un día después de la muerte de Ismail Haniyeh, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron que Mohamed Deif, líder del brazo armado de Hamás, había muerto en un bombardeo israelí efectuado a mediados de julio en Jan Yunis (sur de la Franja). Deif encabezaba la lista de los más buscados por Israel desde 1995 y había sobrevivido a al menos siete atentados anteriores.

En mayo, el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional anunció que había solicitado a los jueces emitir órdenes de detención contra Deif y Haniyeh por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad –también contra el jefe de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar–. Hamás no se ha pronunciado desde este jueves, pero Sinwar, aislado del mundo en su búnker en la Franja, debe sentirse muy solo.

Desde su base en Qatar, Haniyeh tenía escaso control o influencia sobre los acontecimientos en el enclave palestino, donde Sinwar es una figura destacada: no está claro hasta qué punto el difunto líder de 62 años estaba informado de los ataques transfronterizos del 7 de octubre, cuya planificación y ejecución Israel atribuye a Deif y a las Brigadas de Al Qasam. Pero, a diferencia de Sinwar, Haniyeh podía viajar y era la figura más reconocible de Hamás, gestionando las relaciones del grupo con Irán y los movimientos aliados de Oriente Próximo, como el partido-milicia chií libanés Hizbulá.

Era considerado relativamente moderado y dirigía la delegación de Hamás en las negociaciones con Israel –mediadas por Egipto, Qatar y Estados Unidos– para lograr un alto el fuego en Gaza y un acuerdo de intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos, algo que ahora parece más lejano que nunca.

El posible reemplazo de Haniyeh

En ocasiones anteriores, cuando Hamás se ha visto obligado a elegir a un nuevo líder, ha recurrido al voto secreto en Gaza, Cisjordania, las cárceles israelíes y la diáspora. Sin embargo, esto parece imposible en las circunstancias actuales, con una guerra en Gaza y una violencia cada vez más extendida en la Cisjordania ocupada. En su lugar, es probable que Jaled Meshal, representante de Hamás en el exterior y predecesor de Haniyeh al frente de la oficina política, vuelva a asumir el papel de líder en funciones del politburó.

El hombre de 68 años, figura central de Hamás desde la década de los noventa, nació en Cisjordania, pero creció en Kuwait y ha pasado la mayor parte de su vida fuera de los territorios palestinos, trabajando para el grupo desde el extranjero. En 1997, un intento del servicio de inteligencia exterior israelí de envenenar a Meshal en Jordania enfureció tanto al entonces rey Hussein que el monarca amenazó con matar a los agentes israelíes y romper el tratado de paz con Israel si no se le entregaba un antídoto. El Mosad tuvo que entregar el antídoto y reconocer que lo habían intentado envenenar, en uno de los fiascos más estrepitosos de este servicio desde su creación.

Al igual que Haniyeh, se le considera más pragmático respecto a la solución de los dos Estados y en 2017 autorizó que se actualizaran los estatutos fundacionales de Hamás para incorporar la aceptación implícita de la existencia de Israel. Ese mismo año, se vio obligado a dimitir de su cargo de jefe político, tras recibir críticas por abogar por la reconciliación con el movimiento nacionalista Al Fatah, con base en Cisjordania después de que Hamás lo expulsara de Gaza en 2007. Sus relaciones con Irán y Siria también han sido tensas desde 2011, cuando apoyó la revuelta liderada por los suníes contra el régimen del presidente Bachar Al Asad.

Mientras, Jalil al Hayya, un diputado de Hamás y miembro del politburó que reside en Qatar, y que también ha integrado el equipo de negociación para lograr un alto el fuego, es de Gaza y, al parecer, goza de la simpatía de los funcionarios de Teherán, lo que le situaría en una buena posición para suceder a Haniyeh.

En el frente de batalla, es poco probable que la muerte de Haniyeh tenga mucha repercusión. Israel afirma que ha conseguido eliminar a la mitad de la cúpula del ala militar de Hamás, incluidos seis altos mandos de brigada y más de 20 comandantes de batallón, y ha matado o herido a 14.000 combatientes.

Aunque su capacidad para lanzar cohetes y misiles ha quedado muy reducida, y la estructura de mando y control de Hamás se ha resentido, el grupo armado ha conseguido pasar a la lucha de guerrillas y reclutar a civiles que desean combatir en sus filas. Algunas unidades bien organizadas han sido capaces de utilizar la extensa red de túneles subterráneos de Gaza para obligar a las tropas israelíes a volver a entrar en áreas supuestamente despejadas anteriormente y de transformar artefactos explosivos sin detonar en bombas y armas.

Israel cortó en mayo la principal ruta de suministro de Hamás, tomando el control de la localidad de Rafah (fronteriza con Egipto), lo que en algún momento afectará inevitablemente a la capacidad de lucha del grupo. Pero, por ahora, está lejos de ser derrotado.

Texto traducido por Emma Reverter y actualizado por elDiario.es

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