Reunión de Putin y Xi: Rusia busca el apoyo de China en plena crisis con Occidente

5 de febrero de 2022 22:17 h

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Los líderes de China y Rusia se han reunido este viernes en Pekín poco antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno. Esta cuasi-alianza del siglo XXI está remodelando el orden mundial de posguerra.

Hace medio siglo, el 21 de febrero de 1972, el histórico apretón de manos entre Richard Nixon y Mao Zedong cambió la geometría de la Guerra Fría. Los historiadores apodaron esta visita “la semana que cambió el mundo”. También sentó las bases para que Estados Unidos iniciara un proceso de acercamiento con Moscú. Sin embargo, cincuenta años después, cuando la relación entre Estados Unidos y China se describe como una nueva guerra fría, Moscú y Pekín están acercando posiciones.

La semana pasada, en plena crisis de Ucrania, Pekín secundó públicamente las “preocupaciones de seguridad” de Moscú respecto a la OTAN. El jueves, emitió un comunicado en el que afirmaba que el ministro de Asuntos Exteriores de China y su homólogo ruso estaban coordinados en cuestiones regionales de interés común, como Ucrania, Afganistán y la península de Corea.

En referencia al encuentro de Vladimir Putin y Xi Jinping, David Shullman, director del Global China Hub en el Atlantic Council, ha indicado que “este es su 38 [encuentro] desde 2013, [y] es particularmente significativo debido a los desafíos de política exterior a los que ambos líderes se enfrentan”.

“Putin valora los gestos públicos de China en apoyo a la posición de Rusia sobre Ucrania que demuestran que el Kremlin no está aislado internacionalmente”, ha señalado. “Para China, la visita de Putin es una importante muestra de apoyo en un momento en que Estados Unidos, Reino Unido y otros países están llevando a cabo un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno”, dice.

El encuentro de esta semana será la primera interacción en persona de Xi con un líder extranjero en casi dos años. La maquinaria propagandística china se puso en marcha hace días. En los medios de comunicación estatales, el nombre del presidente ruso encabeza la lista oficial de dignatarios extranjeros.

A principios de esta semana, la agencia estatal de noticias Xinhua ensalzó en un largo artículo la amistad entre ambos países. “La 'cita olímpica de invierno' de los líderes chino-rusos abre un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales”, indicaba el titular. Desde su publicación, otras destacadas páginas web de titularidad estatal se han hecho eco de esta noticia.

La fortaleza de China

Estados Unidos y otros países de Occidente seguirán de cerca el encuentro entre Xi y Putin. Inevitablemente, según los analistas, la cuestión de Ucrania ocupará un lugar destacado en la agenda. En 2014, en una muestra de desafío ante las contundentes críticas de Occidente por la anexión de Crimea, Putin se acercó a Xi en busca de un aliado. Pekín le mostró su apoyo con la firma de un acuerdo de gas de 400.000 millones de dólares a 30 años.

A medida que escala la tensión en Ucrania, Rusia se enfrenta de nuevo a la presión internacional y busca aliados extranjeros en su enfrentamiento con Occidente. Durante una mesa redonda celebrada el pasado miércoles, Alexander Gabuev, presidente del Programa de Rusia en Asia-Pacífico del Centro Carnegie de Moscú, afirmó que, en la situación actual, Rusia “necesita a China mucho más que a la inversa”.

Refiriéndose al estado de ánimo en Moscú, Gabuev indicó que “China es muy pragmática y tiene mucha influencia... La posición negociadora de China se refuerza día a día, así que mejor firmar un acuerdo con China hoy que mañana”. Putin llega a la reunión con Xi con la intención de cerrar acuerdos. El Kremlin se embarca en esta inusual visita al extranjero con una agenda de 15 contratos y acuerdos que quiere firmar con los dirigentes chinos, incluida una declaración conjunta que “reflejará los puntos de vista comunes de Rusia y China sobre cuestiones globales clave, incluidas las de seguridad”.

Todo parece indicar que el Kremlin buscará el apoyo formal de China en su conflicto con los países que integran la OTAN. “Pekín apoya las exigencias de Rusia en materia de garantías de seguridad, China comparte la postura de que la seguridad de un país no puede garantizarse mediante el daño a la seguridad de otro”, ha afirmado el asesor del Kremlin Yuri Ushakov. Asimismo ha subrayado que solicitan “mecanismos eficaces para garantizar la seguridad en Europa mediante negociaciones”.

En un artículo publicado en la agencia estatal de noticias china Xinhua, Putin también ha señalado los esfuerzos conjuntos para ampliar los pagos en divisas nacionales y crear “mecanismos para compensar el impacto negativo de las sanciones unilaterales”. Los legisladores estadounidenses han amenazado con imponer la “madre de todas las sanciones” si Rusia lanza una nueva invasión contra Ucrania.

La energía, punto clave

En el encuentro, Putin ha estado acompañado por varios diplomáticos de alto nivel, funcionarios de alto nivel, el ministro de asuntos exteriores, el de Energía y el director general de Rosneft (compañía de petróleo propiedad del gobierno ruso), Igor Sechin. Todo ello indica que la cooperación económica y energética es uno de los puntos centrales.

Por otra parte, Ushakov avanzó que las dos partes también hablarían de los planes para construir el gasoducto Power of Siberia 2, que permitiría a Rusia desviar el gas de Europa a través de su controvertido gasoducto Nord Stream 2 y venderlo en su lugar en el mercado chino. Sin embargo, aunque las dos partes lleguen a un acuerdo, el gasoducto tardaría años en construirse.

El viaje de Putin al extranjero será el tercero desde el inicio de la pandemia de COVID a finales de 2019. En enero, Pekín anunció que el comercio bilateral entre China y Rusia alcanzó casi 147.000 millones de dólares el año pasado, más del doble de la cifra de 68.000 millones de dólares de 2015 tras las sanciones occidentales. La semana pasada, altos diplomáticos de ambos países acordaron intensificar la coordinación en los asuntos asiáticos. El acuerdo es la última medida que pone de manifiesto el estrechamiento de los lazos de ambas potencias en un contexto de presiones por parte de Occidente.

“En ningún otro momento de la historia los dos países han tenido una relación tan estrecha como ahora y siguen reforzando los lazos estratégicos y económicos, con el subtexto de que ningún esfuerzo liderado por Estados Unidos para desbaratar su liderazgo o sus intereses estratégicos tendrá éxito”, ha explicado Shullman.

La profesora Sharyl Cross, directora del Centro Kozmetsky de la Universidad de St Edward en Austin, Texas, coincide con esta afirmación. “Los dos líderes harán hincapié en su cada vez más estrecha relación en materia de seguridad y economía, así como en sus perspectivas comunes sobre una serie de cuestiones de seguridad global que suponen un reto para la influencia global estadounidense y el orden internacional liberal”.

Cross ha puntualizado que tanto Moscú como Pekín se beneficiarían de la división entre las naciones democráticas y la alianza de seguridad transatlántica para responder al conflicto de Ucrania: “Estados Unidos y sus aliados deberían pensar en cómo evitar el acercamiento de estas dos grandes potencias y en las formas de gestionar los desafíos simultáneos de Rusia y China en diferentes regiones (Europa y Asia)”.

Pero Shi Yinhong, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Renmin de Pekín, ha restado importancia a la próxima reunión y no cree que del encuentro salga nada nuevo.

“China se ha pronunciado sobre los últimos acontecimientos. Las declaraciones de Pekín pueden considerarse muy favorables a Rusia, pero con algunas reservas importantes”, señala: “Por ejemplo, China nunca se ha comprometido a ninguna participación militar en caso de conflicto. Y del mismo modo, a pesar del apoyo previo de Putin a la posición de Pekín sobre Taiwán, tampoco se ha comprometido nunca a implicarse militarmente en caso de un conflicto importante [entre China y Estados Unidos].”

Para Shi, el tipo de dignatarios extranjeros que viajan a Pekín esta semana es, en cambio, más revelador del estado actual de las cosas en vísperas del 50 aniversario de la visita de Nixon a Pekín. Estos líderes van desde Putin hasta el presidente de Egipto, Abdel Fatah al-Sisi, pasando por el presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev.

“Si nos fijamos en los que boicotearon diplomáticamente los Juegos de Invierno y los que vinieron a Pekín, podemos ver algunos indicios de que el mundo se dirige efectivamente hacia la bipolarización”.

Traducido por Emma Reverter