En 2013, el parlamento ruso aprobó por unanimidad una ley que prohibía la difusión de “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales”. La ley convertía en ilegal la distribución, por Internet o cualquier otro medio, de materiales relacionados con relaciones homosexuales o con los derechos de la comunidad LGTB. También prohibía las marchas o manifestaciones de orgullo gay.
La medida tuvo como consecuencia inmediata un aumento de los delitos homófobos. Entre los atacados estaba la tienda sueca de muebles Ikea (por el delito de incluir a parejas gay en sus catálogos), los eventos deportivos realizados por organizaciones afines al movimiento LGTB y, tal vez el caso más famoso, los JJOO de Sochi.
Esta semana, los legisladores rusos apuntaron contra un blanco insólito: el FIFA 17 de EA Sports, la última entrega de una serie de videojuegos de fútbol que suele vender más de 20 millones de copias al año.
¿Qué tiene de gay el FIFA? En la narración del videojuego no hay mención a nada que pueda asociarse ni remotamente al movimiento LGTB. El problema es el apoyo de los desarrolladores de EA Sports a Rainbow Laces, una campaña de la organización Stonewall que lucha contra la homofobia en el mundo del fútbol haciendo visibles los casos de lenguaje homófobo y apoyando a los aficionados y jugadores LGTB.
Hace unas semanas, y por un tiempo limitado, los jugadores del FIFA 17 podían descargar un uniforme con los colores del arco iris para usar en el modo Ultimate Team, donde se permite crear equipos de fantasía (a menos que quieran amargarse, yo no leería las respuestas al tuit de EA Sports anunciando la medida).
La demanda contra el FIFA tal vez tenga que ver con la actitud general de Rusia hacia la actividad deportiva. En este país, los deportes tienen muy marcados el rol tradicional de género: por ejemplo, tanto el fútbol como el hockey sobre hielo son muy poco comunes entre las mujeres. Aunque el tema no llegó a trascender, hace un par de años, uno de los principales grupos de hinchas del país, los del Zenit de San Petersburgo, publicó un manifiesto en el que se juraba que nunca apoyarían a un jugador de fútbol gay en el club.
Los legisladores rusos han pedido a EA que borre del código fuente del juego la temática “ofensiva” y homosexual. Si no lo hace, podrían aumentar la edad mínima para jugar o restringir la distribución del juego en territorio ruso. La amenaza podría tener consecuencias financieras para EA. Aunque no sea el mercado principal para el FIFA, los videojuegos en Rusia han crecido de forma espectacular en los últimos años, hasta representar más de mil millones de dólares.
Esta es la primera vez que la ley de 2013 se invoca contra un videojuego, pero no la primera que esta industria tiene problemas con los diputados rusos. Antes ya hubo solicitudes para prohibir el Pokémon Go (temían que la CIA utilizara el juego para obtener imágenes de vídeo de instalaciones gubernamentales rusas), el Call of Duty: Modern Warfare 2 (por la tristemente célebre misión “No Russian” en la que un grupo de terroristas rusos mata civiles a mansalva en un aeropuerto de Moscú), el Company of Heroes 2 (por la poco heroica representación del Ejército ruso) y todo tipo de juegos de disparos que alimentan el temor de que los jugadores salgan a disparar a personas en la vida real.
Hasta ahora, ninguno de esos juegos ha sido prohibido, pero la empresa Activision quitó de forma voluntaria la parte de “No Russian” en las copias de Modern Warfare 2 vendidas en Rusia, Japón y Alemania.
EA Sports aún no ha respondido al pedido, pero la empresa tiene un largo y admirable historial de apoyo a los empleados y jugadores de la comunidad LGTB (durante varios años consecutivos, la empresa fue declarada entre las mejores para trabajar con igualdad para el colectivo LGTB).
Aunque generalmente los editores de videojuegos cumplen con las normas regionales especiales de países como Alemania o Australia, donde la violencia en los juegos se regula más estrictamente, es poco probable que EA ceda ante la presión de los parlamentarios rusos. No es la primera vez que alguien pide censurar la presencia de personas LGTB en un videojuego. La única diferencia es que ahora es el gobierno quien lo exige.
Los temas y personajes del colectivo LGTB aparecen en los videojuegos desde los años 80 pero, hasta hace poco, tanto los desarrolladores como los editores los incluían con cuidado. En los videojuegos japoneses, muchos personajes no se ajustan a la definición clásica de los géneros, lo que provocó una censura generalizada en Estados Unidos durante los ochenta y noventa. Afectó a juegos tan variados como el Super Mario Bros 2, el Streets of Rage 3 y el Dragon Warrior II. Incluso en el año 2008, cuando se lanzó el videojuego japonés Persona 4, la adaptación local de los juegos japoneses se hacía restando importancia a la sexualidad de los personajes homosexuales o haciéndola deliberadamente ambigua.
Pero últimamente los desarrolladores dudan menos a la hora de incluir personajes y temas LGTB: aparecen en las pequeñas iniciativas independientes y también en los videojuegos más populares. Muchos juegos de rol permiten tener una relación amorosa con casi cualquier personaje que a uno le guste, sin importar el género.
El juego Los Sims siempre ha incluido relaciones gay y, de hecho, incluyó el matrimonio gay antes que la mayoría de las sociedades del mundo real. Uno de los personajes principales del videojuego Last of Us (2013), Ellie, es lesbiana. En 2014, se criticó a Nintendo por no incluir la posibilidad de tener relaciones gay en Tomodachi Life, su videojuego de simulación de vida caricaturesco. Aunque todavía estamos lejos del tipo de diversidad que de forma creciente exigen los jugadores, los avances se están dando rápidamente.
Esto ha provocado algunas reacciones negativas, en su mayoría de la misma gente que incomprensiblemente cree que los guerreros de la justicia social están arruinando la cultura popular por sugerir que se incluya en ella a las mujeres, a las personas de color y al colectivo LGTB. Se quejan, por ejemplo, de representaciones “forzadas” de personas LGTB en el videojuego Tom Clancy’s The Division, donde un personaje femenino menciona a su esposa una sola vez, o de que personajes del mismo género a veces coqueteen entre ellos en el videojuego Dragon Age.
Es extraño que esta gente quiera que los videojuegos tengan gráficos y tecnología cada vez más realistas, cuando su representación de las personas que forman la sociedad se mantiene obstinadamente encasillada en un pasado mítico sin gays y donde las mujeres solo aparecían de fondo.
Pero la verdad es que ni los “consumidores” que se quejan ni los legisladores rusos podrán retroceder en el tiempo. Las personas del colectivo LGTB están presentes en el mundo real y en el fútbol real, así que lo normal es que aparezcan en la representación del fútbol que hace el FIFA 17. Las solicitudes de censura, por parte de gobiernos socialmente conservadores o de los reaccionarios que parecen sentirse inexplicablemente amenazados por la presencia de cualquier persona no heterosexual dentro de la cultura popular, no lo van a cambiar.
Traducido por Francisco de Zárate