Este miércoles, Donald Trump ha despedido al fiscal general Jeff Sessions y ha hecho sonar las alarmas de que su verdadero objetivo sea el fiscal especial Robert Mueller y su investigación sobre los vínculos de Rusia con la campaña presidencial, algo sobre lo que Trump se quejó a viva voz en una rueda de prensa tan solo unas horas antes.
El despido “configura un claro patrón de intromisión” de Trump en la investigación de Mueller, afirmó en un comunicado el congresista Jerry Nadler, presidente entrante del Comité Judicial. “No hay duda sobre qué significa esto y qué está en riesgo: éste es un momento constitucionalmente peligroso para nuestro país y para el presidente”.
Adam Schiff, presidente entrante del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, tuiteó que Trump “quiere un fiscal general que sirva a sus intereses, no a los del pueblo”. “Debemos proteger la investigación de Mueller y la independencia del Departamento de Justicia”, añadió Schiff.
Poco después de que Trump tuiteara que se reemplazaría a Sessions, lo cual sucedió unas 12 horas después de que los demócratas obtuvieran el control de la Cámara de Representantes en las elecciones de mitad de mandato, el fiscal general difundió una carta sin fecha en la que informaba a Trump de lo siguiente: “A petición suya, presento mi dimisión”.
Rápidamente, una sensación de alarma sobre el despido de Sessions y qué podría significar para la investigación de Mueller se expandió por el mundillo de la seguridad nacional. La oficina del consejero especial se encuentra dentro del organigrama del Departamento de Justicia, que está presidido por el fiscal general.
“No es un simulacro”, tuiteó Susan Hennessey, editora del blog Lawfare y miembro del think tank Brookings Institution. “Esto es una embestida contra la investigación de Mueller. Trump ve una posibilidad de escape y se lanza.”
La noticia del despido de Sessions no deja en claro el plan específico de Trump para Mueller. Sessions se une a la lista de despidos y dimisiones de alto perfil del gobierno de Trump. Si bien Trump se quejó abiertamente sobre la decisión de Sessions de recusarse de la investigación de la trama rusa, lo cierto es que Trump también ha manifestado descontento hacia Sessions por muchas otras razones.
Hace poco, Trump culpó a Sessions luego de que dos candidatos republicanos al Congreso fueran imputados durante sus campañas en las elecciones de mitad de mandato. (Ambos candidatos han ganado).
Pero la mayoría de los analistas han visto el despido de Sessions como una clara maniobra de la Casa Blanca contra Mueller. Matthew Whitaker, el fiscal general interino que reemplazará a Sessions hasta que se realice una nominación formal para el cargo, publicó en 2017 un artículo de opinión advirtiendo de que la investigación de Mueller estaba pasándose de la raya.
Una portavoz del Departamento de Justicia señaló el miércoles que Whitaker supervisará directamente la investigación de Mueller, reemplazando al Fiscal General Adjunto Rod Rosenstein, que se hizo cargo de la investigación tras la recusación de Sessions.
“El Fiscal General interino estará a cargo de todas las cuestiones dentro del ámbito del Departamento de Justicia”, aseguró en un correo electrónico la portavoz Sarah Isgur Flores.
Sin embargo, los legisladores electos pueden intentar frenar ese traspaso de poder, argumentando que Whitaker primero debería ser confirmado por el Senado antes de asumir un cargo de supervisión. La incertidumbre sobre esta cuestión ha puesto de manifiesto lo inusual de la situación y la turbulencia interna en juego.
Asfixiar la investigación económicamente
En 2017, Whitaker sugirió en la CNN una estrategia interna para desbaratar los planes de Mueller. “Me resulta posible imaginar un escenario en el que se reemplace a Jeff Sessions”, dijo. “Se nombraría a un fiscal general interino que no despida a Bob Mueller, sino que le reduzca el presupuesto al punto de obligarlo a suspender la investigación”.
Como supervisor de Mueller, Whitaker podría tener aún más capacidad para frustrar la investigación sobre la trama rusa al cooperar con los comités del Congreso que atacan la investigación con órdenes de comparecencias por documentos o testimonios delicados. Hasta ahora, Rosenstein había protegido a Mueller de estos ataques.
Horas antes de despedir a Sessions, Trump vociferó en una rueda de prensa que la investigación de Mueller era “una vergüenza” y dijo: “En este momento, yo podría despedir a quien quiera”.
Pero luego, Trump pareció decir que no iba a hacer nada para desbaratar la investigación de Mueller. “No quiero detener la investigación”, dijo Trump, “porque políticamente no me sirve detenerla”. La popularidad de Trump cayó tras despedir al exdirector del FBI James Comey, en mayo de 2017, lo cual provocó el nombramiento de Mueller.
Los demócratas han expresado preocupación y alerta por la elección del momento para despedir a Sessions y por quién lo reemplazará. El líder de la minoría del Senado, Charles Schumer, pidió que Whitaker se recuse.
“Nadie está por encima de la ley y cualquier intento de interferir en la investigación del fiscal especial sería un grosero abuso de poder del presidente”, afirmó en un comunicado Mark Warner, el demócrata más importante en el Comité de Inteligencia del Senado. “Si bien el presidente tiene la autoridad para reemplazar al fiscal general, éste no debe transformarse en el primer paso para obstaculizar, obstruir o poner freno a la investigación de Mueller”.
“Cualquiera que intente interferir u obstruir la investigación de Mueller deberá hacerse responsable de ello”, tuiteó el exfiscal general Eric Holder. “Ésta es una línea roja. Somos una nación con leyes y normativas que no se someten a los intereses particulares de un hombre”.
Whitaker ha dejado un largo historial en la prensa de opiniones sobre su escepticismo respecto de la investigación de Mueller y sobre su antipatía hacia los demócratas. En junio de 2017, defendiendo una reunión entre figuras de la campaña de Trump y funcionarios rusos, Whitaker se hizo eco de las palabras de Trump, señalando que “siempre hay que aceptar una reunión”. En julio de 2016 escribió que él hubiera imputado a Hillary Clinton por su manejo de información reservada en su correo electrónico.
Puede que partes de la investigación de Mueller queden fuera del alcance de Trump. “Mueller tiene todo bien montado precisamente para protegerse de este tipo de maniobras estilo Mickey Mouse del presidente”, tuiteó la exagente especial del FBI Asha Rangappa. Otros manifestaron su confianza en que Mueller tenga un plan de emergencia.
“Mueller sabe desde el primer día que le pueden despedir”, tuiteó la exfuncionaria del Departamento de Justicia Julie Zebrak. “Han estado repartiendo trabajo a las oficinas de otros fiscales, a las divisiones de pleitos y tienen planes de contingencia. Los profesionales seguirán investigando y el show continuará”.
Traducido por Francisco de Zárate