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Los sondeos en Estados Unidos se equivocaron: esta es la explicación

Los sondeos se equivocaron. Y como estamos obsesionados por predecir opiniones en vez de escucharlas, no lo vimos venir. Ayer, el mundo se despertó creyendo que el candidato republicano Donald Trump tenía un 15% de probabilidades de ganar, basándose en los sondeos electorales, más o menos las mismas probabilidades que tienes tú de sacar dos veces 6 con un dado. Pero contra todos los pronósticos, el próximo presidente de Estados Unidos será Donald Trump.

Tengo algunas ideas sobre qué salió mal. Durante los cuatro años que llevo como periodista de datos, me he preocupado por cuánta fe deposita el público en los sondeos. Así como tú miras el pronóstico del tiempo antes de vestirte, muchas personas miran los sondeos antes de ir a votar. Es entendible. La política puede ser tan impredecible como el tiempo, ¿y quién no quisiera eliminar cualquier incertidumbre? El mundo es un lugar confuso y escalofriante en este momento.

Pero estamos hablando de dos tipos de pronóstico muy diferentes. Uno está basado en una ciencia natural, el otro en ciencias sociales. Las personas son distintas a los planetas: pueden cambiar de parecer, pueden decidir no compartir sus opiniones o pueden mentir. Y eso es antes de que algunas cuestiones estadísticas hagan que los sondeos sean imprecisos.

Esa información no es nueva. Los analistas de sondeos como yo sabíamos que los números no eran correctos antes de que ocurriese el Brexit. A pesar de ello, los sondeos insistieron con las mismas predicciones. ¿Por qué?

Trabajé durante casi dos años para el sitio web FiveThirtyEight, de Nate Silver, donde esperaba aprender los secretos de los sondeos políticos. Me marché totalmente desilusionada. A veces me parecía que la interpretación que tenían de la matemática estaba muy cargada de subjetividad. También había cierta arrogancia por sentirse parte de una élite que “entiende de números”, y existe una jerarquía arraigada que lleva a que las predicciones no se escudriñen adecuadamente.

Pero tanto a analistas como Silver, a un hombre con un oráculo, a un adivino y a un erudito les interesa seguir compartiendo predicciones. ¿Dónde acabaría la carrera de estos hombres si contestaran simplemente “no lo sé” cuando se les preguntase a quién votarán los estadounidenses? Así no funcionaría FiveThirtyEight. El New York Times también se equivocó, junto con Reuters, NBC news y muchos más. Todo el mundo se equivocó, porque no pudieron resistir la tentación de intentar adivinar el comportamiento humano.

Yo también soy culpable. Escribí un artículo titulado “sondeos escépticos”, con explicaciones y vídeos para advertir sobre el uso de los sondeos, pero a nadie le importó. Seguí indicando quién era el candidato favorito porque los lectores así me lo pedían.

Y tú también, lector, eres cómplice de este error fatal. Seguramente no querías oír que “es complicado”. Probablemente no querías tener una conversación complicada con tu tía, que sabías que iba a votar por Trump. Probablemente no querías pensar mucho en el hecho de que Estados Unidos es un país profundamente dividido por cuestiones económicas y raciales. En su lugar, querías abrir el pequeño sitio web que te dice cómo va a votar la gente. Pues qué pena que los números también estaban equivocados.

Traducido por Lucía Balducci