Sudáfrica está sufriendo en busca de una nueva estrategia para luchar contra la COVID-19 tras suspender la campaña de vacunación a solo una semana de haber recibido el primer millón de dosis de la vacuna Oxford/AstraZeneca.
Según los datos de un pequeño estudio preliminar, la eficacia de la vacuna para evitar los contagios leves o moderados de la nueva variante que ahora predomina en el país es de solo el 10%. De acuerdo con las cifras oficiales, Sudáfrica ha sufrido hasta ahora más de 46.000 muertes por COVID-19. Según los datos del exceso de mortalidad, muchas más.
El profesor Salim Abdool Karim, copresidente del comité consultivo ministerial sobre la COVID-19, declaró durante una sesión informativa de la Organización Mundial de la Salud que ahora Sudáfrica tenía previsto administrar la vacuna de Oxford/AstraZeneca a 100.000 personas para comprobar en qué medida protege contra los casos graves, las hospitalizaciones y las muertes que está causando la variante.
Karim dijo que si una vez aplicada la vacuna Oxford/AstraZeneca el número de hospitalizaciones con COVID-19 grave era más alto de lo esperado, tendrían que “que buscar alternativas”: “No queremos acabar con una situación en la que vacunemos a uno o dos millones de personas con una vacuna que puede no servir para evitar las hospitalizaciones y las enfermedades graves”.
Karim también dijo que el calendario del programa de inmunización sudafricano no se vería afectado, ya que, mientras tanto, el plan era desplegar en su lugar la vacuna de Janssen, fabricada por Johnson & Johnson. Recientemente se informó que la eficacia de esa vacuna contra la variante que predomina en Sudáfrica era del 57%. Pero todavía no ha recibido la aprobación de las agencias reguladoras.
“Falta de previsión imperdonable” por parte del gobierno
Los partidos de la oposición acusan de incompetencia al partido gobernante Congreso Nacional Africano (CNA). Desde el partido populista de izquierdas Luchadores por la Libertad Económica se dijo que el CNA había demostrado una “falta de previsión imperdonable” y que debería avergonzarse de “haber avergonzado peligrosamente a Sudáfrica”. “Casi todo lo que ha dicho el presidente sobre los intentos de su gobierno para conseguir vacunas ha sido una distorsión de la verdad”, dijeron desde el partido de derechas Alianza Democrática. Las críticas aumentaron cuando se difundió que las autoridades no sabían que el lote de vacunas procedente de la India caducaba en solo dos meses.
Pero muchos ciudadanos de a pie han recibido las noticias con resignación. “Los sudafricanos están insensibilizados; nadie piensa que quejarse sirva de nada; la gente se ha quedado sin sustento, los empleos han desaparecido, están embargando las casas, la gente se está muriendo. Simplemente, la gente está destrozada”, dice Ralph Mathekga, autor y analista político.
Antes de conocer la debilidad de la vacuna de Oxford/AstraZeneca contra la nueva variante, el CNA había lanzado una campaña publicitaria para informar a los sudafricanos de las tres fases de su programa de inmunización, que para finales de 2021 tendría vacunados a aproximadamente dos tercios de los 60 millones de habitantes del país.
Tras semanas de descontento creciente por los aparentes retrasos en la obtención de las vacunas, el gobierno está tratando de recuperar parte de la confianza perdida. Las cadenas de televisión estatales retransmitieron en directo la llegada del primer lote con las dosis de Oxford/AstraZeneca procedentes de la India. El presidente, Cyril Ramaphosa, y sus ministros recibieron el primer lote en el aeropuerto de Johannesburgo con la ceremonia de bienvenida.
“La gente está diciendo 'qué chapuza más tonta, si algo puede salir mal, va a salir mal”, dice Mathekga.
Las primeras vacunas estaban destinadas a los trabajadores sanitarios, entre los que las muertes se cuentan por cientos. Desde marzo del año pasado, Sudáfrica ha registrado casi 1,5 millones de casos de COVID-19.
Las autoridades comunicaron el lunes que los trabajadores sanitarios serían vacunados de acuerdo con el calendario, pero con la alternativa de Johnson & Johnson, que ha mostrado mayor nivel de eficacia contra la nueva variante.
Poca confianza en las autoridades y en las vacunas
La vacuna de AstraZeneca se probó en 2020 en Sudáfrica con 2.000 participantes de entre 18 y 65 años y unos resultados iniciales muy positivos. Pero aquel ensayo terminó antes de la expansión de la nueva variante, en noviembre y diciembre, que provocó una segunda ola de contagios gigantesca.
Esta segunda ola estuvo a punto de desbordar el sistema sanitario local y mató a decenas de miles de personas, según los datos del exceso de mortalidad. Los científicos dicen que es probable una tercera ola con la llegada del invierno al hemisferio sur en mayo y que urge vacunar al mayor número de personas posible antes de esa fecha.
La confianza en las autoridades está tocada debido a la falta de transparencia en la toma de decisiones, polémicas medidas para restringir la propagación del virus y acusaciones de corrupción sistemática. Un organismo de control está investigando por presunta corrupción gastos públicos de unos 13.300 millones de rands (unos 740 millones de euros) en contratos de COVID-19 destinados a EPIs, centros de cuarentena, equipos de desinfección y otros bienes y servicios.
Se teme que las noticias sobre la vacuna de Oxford/AstraZeneca alimenten las dudas generalizadas sobre las vacunas. Según una encuesta de Ipsos en enero, apenas el 51% de los sudafricanos estaría dispuesto a vacunarse contra el coronavirus, lo que supone un descenso de 17 puntos porcentuales con relación a octubre. Pero en otra encuesta, llevada a cabo por la Universidad de Johannesburgo, un 67% de los encuestados decía estar dispuesto a hacerlo.
Cada vez hay más pruebas de que los 3,7 millones de casos y las 95.000 muertes por COVID-19 en el continente africano pueden ser una gran infravaloración, lo que aumenta los temores por la muerte en los próximos meses de decenas de miles de personas si no llegan suficientes vacunas.
Identificada por primera vez en Sudáfrica, la variante 501Y.V2 también se ha encontrado en Botsuana, Ghana, Kenia, Comoras, Zambia y 24 países no africanos, según la Organización Mundial de la Salud. “Se ha extendido rápidamente más allá de África, por eso lo que me quita el sueño ahora mismo es la alta probabilidad de que esté circulando en varios países africanos”, dijo el médico director regional de la OMS para África, Matshidiso Moeti. Solo seis países africanos han recibido vacunas y en cantidades relativamente pequeñas.
Salim Abdool Karim, respetado epidemiólogo y asesor del gobierno sudafricano, dice que las vacunas desarrolladas por Pfizer y Moderna parecían funcionar “razonablemente bien” contra la variante 501Y.V2, así como la vacuna china Sinopharm, que solo muestra una pequeña reducción de su eficacia.
En declaraciones a la agencia de noticias AFP, AstraZeneca aseguró que creía que su vacuna seguiría protegiendo contra la enfermedad grave. La farmacéutica también dice que sus investigadores ya están trabajando en la actualización de la vacuna, con “una versión con la secuencia de la variante detectada en Sudáfrica en preparación”, y que les “gustaría mucho” tenerla lista para el otoño.
Los desarrolladores de la vacuna en Reino Unido sostienen que los resultados del estudio preliminar dan ciertas esperanzas de que la vacuna puede evitar las muertes por la variante. “Tal vez no reduzcamos el número total de casos, pero la vacuna sigue dando protección contra las muertes, las hospitalizaciones y las enfermedades graves”, dijo Sarah Gilbert, que dirigió el desarrollo de la vacuna con el Oxford Vaccine Group.
Traducido por Francisco de Zárate