Tras su nombramiento por Donald Trump, Susie Wiles va a convertirse en la primera mujer jefa de gabinete de la historia de EEUU, un cargo de gran influencia que hace de guardián y puerta de acceso al presidente.
El puesto de jefe de gabinete suele ser el primer nombramiento de los presidentes electos y entre sus responsabilidades puede figurar la transición de poder entre el Gobierno saliente y el entrante. Una vez que Trump haya jurado el cargo, Wiles también se encargará de la política interna de la Casa Blanca, gestionará el día a día y será la asesora y confidente del presidente.
Con 67 años, Wiles es una veterana del mundo de la política en Florida. Comenzó su carrera en los setenta trabajando para el congresista por Nueva York Jack Kemp en su oficina de Washington. Después trabajó con Ronald Reagan, durante la campaña electoral y como coordinadora en la Casa Blanca cuando el republicano ganó la presidencia.
Después Wiles se mudó a Florida, donde asesoró a dos alcaldes de Jacksonville y trabajó para la congresista Tillie Fowler. Luego trabajó en campañas a nivel estatal en la agresiva política de Florida. Se le atribuye el mérito de contribuir a la llegada del empresario Rick Scott al Gobierno de Florida.
Tras gestionar brevemente la campaña a la presidencia de Jon Huntsman, gobernador de Utah, durante las primarias de 2012; Wiles pasó en 2016 a dirigir la campaña de Trump en las primarias de Florida, una victoria que ayudó al magnate a hacerse con la Casa Blanca.
Dos años después Wiles ayudó a la elección de Ron DeSantis como gobernador de Florida. Pero ella y DeSantis comenzaron a distanciarse, y en 2020 el gobernador pidió al equipo de campaña de Trump que cortara los lazos con Wiles, que había vuelto a dirigir la campaña en Florida del entonces presidente.
Wiles terminó dirigiendo la campaña de Trump en las primarias contra DeSantis en las que el magnate inmobiliario venció al gobernador de Florida. Los ayudantes de campaña de Trump y otros aliados que no formaban parte de su equipo se pasaron la campaña burlándose alegremente de DeSantis. Se mofaban de su risa y de su forma de comer. Decían que llevaba alzas en las botas y usaban información privilegiada que, según una sospecha compartida, procedía de Wiles y de otros miembros del equipo de Trump que habían tenido malas experiencias tras trabajar con DeSantis.
Wiles se unió al equipo de Trump en su tercera campaña, desempeñándose como la “jefa de personal de facto” en los últimos tres años de su exitosa candidatura a la reelección; y ayudándole a trabajar con los abogados en los diversos casos penales y civiles contra él.
“Susie Wiles acaba de ayudarme a lograr una de las mayores victorias políticas en la historia de Estados Unidos y ha sido una parte fundamental de mis exitosas campañas en 2016 y 2020”, dijo Trump en un comunicado. “Susie es dura, inteligente, innovadora, y todos la admiran y respetan”.
Trump volvió a mencionarla durante el discurso de victoria que pronunció en Palm Beach (Florida). “A Susie le gusta quedarse más o menos en la retaguardia, déjenme decirles; la dama de hielo, la llamamos la dama de hielo”, dijo.
Una “fuerza más percibida que vista”, escribieron sobre Wiles en Politico, donde le atribuían el mérito de hacer la última campaña del ex presidente “más profesional que los indisciplinados y espontáneos antecedentes”.
Tanto aliados como detractores de Trump le reconocen haber introducido la disciplina y el enfoque necesarios para el triunfo político de Trump. Wiles, que se considera a sí misma una moderada, mantiene buenas relaciones con los periodistas y sabe mucho de todos los aspectos relativos a la gestión de una campaña.
También hay quien la define como una persona que está contribuyendo a la ambición dictatorial de Trump. “Susie Wiles es un ser humano demasiado inteligente, y una operadora política demasiado sofisticada, como para no entenderlo”, dijo a PoliticoFernand Amandi, encuestador del Partido Demócrata en Miami y analista de MSNBC.
Wiles ha sabido controlar los peores impulsos de Trump. En vez de reprenderlo o sermonearlo, lo logra ganándose su respeto y demostrándole que le va mejor cuando sigue sus consejos que cuando los desdeña. En Pensilvania, cuando Trump pronunció un muy criticado discurso de campaña en el que se salió de sus temas para sugerir que no le importaría que le disparasen a los medios, Wiles se quedó mirándolo en silencio.
Trump solía mencionar a Wiles durante la campaña, alabándola públicamente por su liderazgo en la que era su “campaña mejor dirigida”, según lo que muchos le decían. “Ella es increíble, increíble”, dijo a principios de noviembre durante un mitin en Milwaukee.
En su primer mandato, Trump tuvo varios jefes de gabinete: Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano; John Kelly, general retirado de los marines; Mick Mulvaney, ex diputado por Carolina del Sur; y Mark Meadows, ex diputado por Carolina del Norte.
El presidente solía estar en desacuerdo o cansarse de los jefes de gabinete que nombraba. Unas semanas antes de las elecciones, el general retirado Kelly dijo que Trump encajaba “en la definición general de fascista”.
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