La tercera ola de COVID-19 se expande en África ante la escasez de vacunas en el continente
Los países africanos acuden a sus últimos recursos en la batalla contra la tercera ola de coronavirus. Las autoridades sanitarias advierten que el suministro de vacunas en el continente está “detenido”.
“La amenaza de una tercera ola en África es real y va en aumento. Nuestra prioridad es clara: es crucial que llevemos rápidamente vacunas a los brazos de los africanos con riesgo de caer gravemente enfermos y morir de COVID-19”, dice la doctora Matshidiso Moeti, directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África.
La OMS advierte que la pandemia presenta una tendencia ascendente en 14 países. Solo en la última semana ocho países registraron un abrupto incremento en los casos de más del 30%. Sin embargo, los cargamentos con vacunas para los países africanos se han detenido casi por completo.
“Mientras que muchos países ya han inmunizado a los grupos prioritarios e incluso estudian vacunar a niños, los países africanos no pueden siquiera administrar una segunda dosis para los grupos de alto riesgo”, dice.
África recibió solo 50 millones de dosis, de las cuales 31 millones fueron distribuidas entre 50 países que suman una población total de más de mil millones.
Las autoridades sanitarias temen que el continente atraviese un colapso similar o peor al acontecido en India, cuyo sistema de salud es más robusto que el de muchos países africanos.
Las cifras oficiales en África registran casi cinco millones de casos positivos de COVID-19 y más de 130.000 muertes, que representan el 2,9% de casos y un 3,7% de muertes a nivel mundial respectivamente. Sin embargo, muchos expertos creen que este registro está muy por debajo de los números reales, y que probablemente la mortalidad sea mayor.
Los países de África esperaban que el mecanismo de reparto equitativo COVAX, apoyado por la ONU, les asegurara el acceso a las vacunas, pero no fue así. Apenas obtuvieron una pequeña fracción de las dosis necesarias. Mientras tanto, los países ricos acopian todos los suministros disponibles y las plantas de producción de la vacuna AstraZeneca en India solo abastecen la demanda local.
Burkina Faso, con una población de más de 20 millones, recibió apenas 115.000 dosis esta semana de parte de COVAX, mientras que Ruanda y Todo recibieron alrededor de 100.000 vacunas de Pfizer cada uno. En Zimbabue los centros de vacunación niegan la entrada a cientos de personas ante la escasez de la vacuna china Sinovac.
Los contagios van en aumento también en Angola, Namibia y la República Democrática del Congo. En este último país murieron 32 miembros del Parlamento y otros tantos asesores del presidente, Félix Tshisekedi.
El profesor Jean-Marie Kayembe, miembro del equipo congoleño de prevención de la COVID, dijo a Radio Okapi que el aumento de casos y la “saturación” de los centros de salud dejan en claro que el país está atravesando su tercera ola.
Retrasos de producción
En Sudáfrica el Gobierno reportó un aumento sostenido de casos y muertes. Allí la vacunación se demora debido a problemas en las plantas estadounidenses que producen la vacuna de Johnson & Johnson. Menos del 40% de la población de la nación más desarrollada de África subsahariana recibió una dosis. Distintos informes sugieren que la mortalidad es dos o tres veces mayor a la que informan los registros oficiales.
Uganda, que recibió solo un tercio de los 3 millones de vacunas otorgadas al país por el mecanismo COVAX, registró un aumento del 131% en los casos respecto a la última semana. Con las escuelas como focos de infección y el incremento de contagios entre el personal sanitario, las UCI se siguen llenando.
El presidente ugandés Yoweri Museveni ordenó el cierre de escuelas durante seis semanas y prohibió las reuniones sociales para aplanar la curva de contagios. El país registra oficialmente 52.935 casos de coronavirus, y 383 muertes. Se cree que estos valores no son exactos por el número reducido de tests realizados.
“En esta ola, la intensidad de la enfermedad en pacientes críticos y la tasa de mortalidad son mayores a las experimentadas en la primera etapa de la pandemia”, dijo Musevini en un anuncio televisado.
“A menos de que tomemos medidas urgentes para la salud pública, no habrá camas disponibles ni un suministro suficiente de oxígeno en los hospitales”.
Escasez de recursos
Esta escasez es casi universal. En un sondeo realizado el mes pasado, la OMS advirtió que en muchos países africanos las instalaciones y el personal destinados al tratamiento de pacientes críticos de COVID resultan insuficientes. De los 23 países analizados, la mayoría tiene menos de una cama de UCI por cada 100.000 habitantes y solo un tercio contaba con respiradores.
Por su parte, países ricos como Alemania y Estados Unidos cuentan con más de 25 camas de UCI cada 100.000 habitantes. “El tratamiento es la última línea de defensa contra el virus y no podemos permitir que falle”, dice Moeti, la directora regional de la OMS.
Un estudio reciente siguió la evolución de 3.000 pacientes de UCI en 10 países africanos entre mayo y diciembre del año pasado. Casi la mitad de ellos murieron dentro de los 30 días posteriores a su ingreso en la UCI.
Tanzania, Burundi, Chad y Eritrea aún no han comenzado sus campañas de vacunación.
Hubo un rebrote de infecciones en Seychelles a pesar de ser el país más vacunado de África, debido a las nuevas variantes y a la eficacia relativamente baja de la vacuna china Sinopharm.
Se estima que millones de personas en África caerán en la pobreza por culpa de los efectos prolongados de la pandemia. Aunque los analistas predicen una recuperación económica sostenida en el continente a lo largo de 2021, el estallido ha logrado acabar con años de crecimiento.
Análisis llevados a cabo por el Pew Research Center hallaron que la recesión provocada por la COVID a nivel global ha empujado a 131 millones de personas a la pobreza. África subsahariana y el sur de Asia son las áreas más afectadas, tras años de progreso económico.
Antes de la pandemia, en África subsahariana 494 millones de personas, sobre una población total de 1,14 mil millones, vivían en la pobreza. La crisis sanitaria causó un aumento de unos 40 millones, según estimaciones del análisis del Pew Research Center.
Traducción de Julián Cnochaert
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