- Desde un fallo judicial en 2013 se han cerrado 868 centros de votación en el sur de Estados Unidos, dificultando la participación de los ciudadanos
Una línea telefónica de asistencia al votante ha recibido miles de llamadas esta mañana de ciudadanos que están intentando votar en lo que los activistas llaman una “tormenta perfecta” de intentos de privar del derecho al voto a los ciudadanos pertenecientes a las minorías.
Una coalición de grupos activistas por el derecho al voto ha notificado que les están llegando innumerables quejas, que van desde ciudadanos que son intimidados en los centros de votación, a urnas electrónicas rotas, centros de votación que abren tarde, y confusión generalizada sobre dónde tiene que ir a votar cada ciudadano.
Los informes más inquietantes llegan de la línea telefónica de asistencia en Florida, tradicionalmente uno de los estados más disputados del país. En Jacksonville, una persona no autorizada se metió en un centro de votación y se negaba a salir, de forma que los votantes se sentían amenazados. La coalición no quiso revelar la afiliación partidaria del individuo.
También llegaron informes de comportamiento amenazante por parte de un grupo de personas con actitud agresiva fuera de un centro de votación en una biblioteca del Condado de Broward. Este grupo de personas se acercaba a los coches de forma violenta, para evitar que aparcasen y la gente pudiera votar.
El Advancement Project afirmó que en Florida se habían visto a personas conduciendo en furgonetas, ondeando de forma amenazante la bandera de los Estados Confederados de América, un símbolo asociado al racismo en los estados sureños.
A las 9.30 de la mañana, la línea telefónica ya había recibido 5.500 llamados de todo el país. Muchos eran de Carolina del Norte, otro estado muy disputado, donde las urnas electrónicas dejaron de funcionar en condados enteros.
La coalición de protección electoral tiene hoy 4.500 voluntarios recibiendo llamados en sus 23 centros a lo largo y ancho del país. Esta coalición entiende que su papel es ayudar a llenar el vacío que dejó el fallo de la Corte Suprema en 2013 cuando invalidó parte de la ley que protegía el derecho al voto de las minorías y provocó la ausencia de observadores nacionales en muchas regiones.
Desde este fallo judicial, se han cerrado 868 centros de votación en estados del sur de Estados Unidos, según la Leadership Conference for Civil and Human Rights, una coalición de grupos activistas por los derechos civiles. El dato ayuda a explicar las dificultades que se han encontrado hoy muchos ciudadanos a la hora de votar.
“Se están registrando muchos actos de perturbación del orden en los centros de votación”, aseguró Wade Henderson, de la Leadership Conference. “Para los ciudadanos de color, estas deben de ser las elecciones más caóticas de los últimos 50 años. Es una tormenta perfecta de intentos de privar a la gente de su derecho a votar”.
Traducción de Lucía Balducci