Con las portadas de muchos periódicos especulando con que los días de Boris Johnson en el Gobierno pueden estar contados, los parlamentarios conservadores –sobre todo los que están dentro del Ejecutivo británico– están ocupados en dilucidar cómo puede terminar todo tras la revelación de los detalles de una nueva fiesta, esta vez celebrada en los jardines de Downing Street en mayo de 2020, cuando el resto del país se atenía a duras restricciones por la pandemia y por la que el líder tory ha pedido disculpas tras admitir que estuvo en ella.
El primer ministro británico se enfrenta a crecientes presiones, también desde dentro de las filas de su propio partido. El líder de los conservadores escoceses, Douglas Ross, ha pedido este miércoles su dimisión. También ha hecho lo mismo otro miembro veterano de su partido en el Parlamento, William Wragg.
Estas son las distintas formas en las que Johnson podría quedarse sin trabajo.
Moción de sus diputados para destituirlo
Según las normas del Partido Conservador, el procedimiento para una moción interna para destituir al primer ministro se pone en marcha cuando un 15% de los diputados conservadores lo solicita formalmente por carta a Graham Brady, presidente del comité 1922, que agrupa a los legisladores tories en el Parlamento y que se llama así porque tiene sus orígenes en las elecciones de 1922.
El número total de diputados del partido conservador se ha reducido a 360 después de que se expulsara a Anne Marie Morris del grupo parlamentario por haber votado en contra del Gobierno. Eso hace que el número clave para firmar esa carta sea de 54 diputados. Algunos diputados ya han asegurado a la prensa que están escribiendo sus cartas.
Si se alcanzan las necesarias, el Comité 1922 organizará la votación secreta de los diputados. El primer ministro necesita el apoyo de al menos la mitad de la representación parlamentaria de su partido. En el caso de Johnson, serían necesarios 180 diputados para seguir en el cargo y evitar nuevas mociones durante un plazo mínimo de 12 meses.
Una visita de “los hombres de gris”
La forma tradicional de comunicar a los líderes tories que había llegado el momento de nombrar a un sucesor y de que se marcharan solía ser una reunión a puerta cerrada con los dirigentes del partido. Aunque ya no es así, los primeros ministros tories pueden ser destituidos mediante presiones informales.
En diciembre de 2018, Theresa May sobrevivió a una moción interna y quedó oficialmente a salvo de ser destituida durante un plazo de 12 meses. Pero en la primavera de 2019, los diputados rebeldes tories intentaron cambiar las reglas para permitir un nuevo desafío a su autoridad. Tras ser humillada en repetidas ocasiones durante las votaciones parlamentarias del Brexit, May anunció el 24 de mayo de 2019 que dejaría el cargo en un plazo de dos semanas.
Lo que provocó la decisión fue una reunión con Brady, quien advirtió a May de que se enfrentaría a otra moción si no se marchaba.
Dimisión
May era conocida por ser muy “diligente”, según el adjetivo ligeramente condescendiente que empleaban algunos opositores tories, y podía ser muy luchadora en el Parlamento cuando era necesario, pero se especula con que Johnson no tiene el aguante que hace falta para plantar cara a una moción contra él.
Si se hace evidente la pérdida de apoyo de muchos diputados tories, y sobre todo si Graham Brady se encarga de transmitir ese mensaje, Johnson podría optar por dimitir y volver a una vida más sencilla en la que sea libre de ganar sumas considerables ya sea como un diputado más o desde fuera del Parlamento.
Una dimisión pondría en marcha una carrera por el liderazgo del partido. Aunque teóricamente Johnson podría ceder su puesto a otro tory que se haga cargo de forma interina, lo esperable sería que el primer ministro permaneciera en el puesto mientras esa carrera se resuelve.
Mantenerse en el cargo
Por supuesto, resistir la polémica y mantenerse en el cargo es una opción posible, y Johnson sigue siendo un hombre que va en contra de las reglas normalmente aceptadas en política. Aunque ahora mismo las cosas parezcan complicadas para él, esto es algo que podría suceder.
No está claro cómo podría darle la vuelta a la situación, pero una posibilidad es la que ha puesto en práctica este miércoles en el Parlamento, con su disculpa parcial durante la sesión de control parlamentaria. El primer ministro admite que “se cometieron errores” y pide que no se haga ningún juicio hasta conocer los resultados de la investigación que está llevando a cabo la alta funcionaria Sue Gray sobre una serie de eventos sociales y festejos del Gobierno durante el confinamiento.
Ahora, Johnson puede intentar concentrarse en la gestión de la ola de ómicron y el aumento del coste de la vida, y recurrir a la última esperanza de todo político acorralado: una vaga confianza en que en algún momento surgirá algo nuevo que lo salve.
Traducido por Francisco de Zárate.