¿Podría ir Trump a la cárcel? Qué pasará después de que el expresidente de EEUU haya sido declarado culpable
Un jurado de Manhattan ha declarado este jueves culpable a Donald Trump de falsificar el registro los pagos que le hizo a la actriz Stormy Daniels a cambio de su silencio. El magnate es culpable de 34 delitos, con el agravante de haber violado las leyes de financiación electoral. La siguiente pregunta es: ¿qué castigo puede recibir el expresidente de EEUU?
Esta decisión le corresponde exclusivamente al juez del caso, Juan Merchan, y no se conocerá hasta el 11 de julio cuando se dicte la sentencia. Los delitos de los que Trump ha sido declarado culpable, la falsificación de registros comerciales en primer grado, son delitos de clase E en el estado de Nueva York y se castigan con hasta cuatro años de prisión. Que sean de clase E quiere decir que son de la categoría menos grave.
Según los expertos, es poco probable que Trump sea condenado a penas de prisión. Es la primera vez que el magnate es condenado y el delito del que ha sido declarado culpable es un delito no violento.
“El juez probablemente no lo encarcelará solo por esto”, explica Cheryl Bader, profesora de derecho de la Universidad de Fordham (Nueva York). Bader ve “improbable” cualquier sentencia que suponga el encarcelamiento de Trump: “Al ser un expresidente y presunto candidato republicano [a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre], una pena de prisión sería logísticamente muy difícil y tendría implicaciones políticas que el juez Merchan querrá evitar”.
Es más probable que el castigo se produzca en forma de multas, libertad condicional, servicios a la comunidad o una combinación de ellas. “Me gustaría ver servicios comunitarios, como recoger la basura en el metro”, ha asegurado Karen Friedman Agnifilo, ex fiscal jefe de la oficina del fiscal del distrito de Manhattan.
La decisión sobre el castigo que recibirá Trump dependerá de cómo interprete el juez Merchan su comportamiento, incluida la ausencia total de remordimiento.
“No creo que veamos a un Trump arrepentido y pidiendo disculpas si llega el momento de la sentencia”, explica Bader. “Los jueces también consideran el daño causado. Por un lado, el juez Merchan podría ver esto como una violación técnica de grabación para encubrir una conducta chabacana, causando sólo un daño mínimo. Por otro lado, podría considerar que la conducta de Trump infligió un profundo daño a todo el país al privar al público votante de su derecho a emitir un voto informado en las elecciones nacionales de mayor rango”.
El jurado no tuvo la opción de condenar a Trump por un delito menor –de falsificación de registros comerciales– pero no al servicio de otro delito subyacente. Los abogados de Trump podrían haber pedido a Merchan que diera esa opción al jurado, pero no lo hicieron.
Los fiscales del caso y los abogados de Trump presentarán ahora sus recomendaciones para la sentencia. Lo mismo tendrá que hacer la oficina de libertad condicional, que elaborará un informe confidencial para el juez.
Lo que parece casi seguro es que Trump recurrirá rápidamente el veredicto de culpabilidad. A consecuencia de ello, cualquier castigo que se le imponga quedará suspendida mientras se tramita la apelación. Un proceso que podría tardar meses o años y que, necesariamente, retrasaría la entrada en vigor de la sentencia.
Trump tiene ahora 30 días para presentar una notificación de apelación y seis meses para presentar una apelación completa. De confirmarse la condena, probablemente lo hará ante el tribunal de apelaciones de Nueva York, el más alto tribunal de apelaciones del estado. Ese tribunal tiene poder discrecional para decidir si atiende o no el caso.
Lo más probable es que en la apelación se planteen cuestiones jurídicas complejas. Por ejemplo, si el juez dio las instrucciones adecuadas al jurado y permitió que se incluyeran o excluyeran las pruebas correctas. Los hechos y la credibilidad de los testigos no serían objeto de apelación.
Si la condena es confirmada por el tribunal de apelaciones de Nueva York, es probable que Trump recurra ante el Tribunal Supremo de EEUU, que también podría decidir si acepta o no el caso. Dado que el caso se rige por la legislación del estado de Nueva York, para llegar al Tribunal Supremo de EEUU sería necesario que Trump convenciera a los jueces de que hay alguna cuestión federal o constitucional en juego.
La condena no afectará a la capacidad legal de Trump para presentarse a las elecciones presidenciales. La Constitución no prohíbe a los delincuentes presentarse a las elecciones. No se ha probado si podría ejercer como presidente desde la cárcel. No podría indultarse a sí mismo de ninguna condena, ya que se trata de un delito estatal.
Es probable que la condena no afecte a la capacidad de Trump para votar en las elecciones de este otoño. Florida, donde está registrado, permite votar a las personas con una condena de otro estado si el estado en el que fueron condenadas lo permite. En Nueva York, alguien con una condena por delito grave puede votar siempre que no esté encarcelado.
Merchan ya ha castigado a Trump dos veces durante el caso por violar una orden de silencio en vigor, y la forma en que el juez manejó ambos episodios podría ofrecer una idea de cómo enfocará cualquier posible castigo para Trump. Merchan es muy consciente de la dificultad logística de encarcelar a Trump y de las implicaciones políticas más amplias de hacerlo.
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